Siempre es adecuado usar la mínima cantidad de agua posible para regar las plantas, porque el agua es un recurso cada vez más escaso, especialmente en verano y en nuestra latitud. Además, el agua tampoco es barata.
1. Busca alternativas al césped corto
El césped corto como una alfombra requiere de demasiada agua para mantenerse tupido, verde y bonito.
Si dejas que el césped sea más largo, mantendrá la humedad en el suelo durante más tiempo y, por lo tanto, necesitará que lo riegues menos. Si aceptas un césped más largo y alguna "mala hierba", no tienes que preocuparte tanto por los períodos calurosos y secos.
Incluso existen variedades de césped de menor consumo de agua, como Festuca arundinacea, Cynodon dactylon (bermuda o grama) y Zoysia japonica.
De todas maneras plantéate si de verdad es necesario el césped. Un prado con flores silvestres no necesita apenas riego ni atenciones. Otras alternativas son:
En lugar de césped, puedes combinar gravilla y rocas con plantas aromáticas que necesitan poca agua, como el romero, y suculentas.
También hay plantas que pueden cubrir el suelo y que son resistentes a la sequía, como el trébol enano y la Dichondra repens.
2. Riega a primera hora de la mañana o por la noche
Es un consejo clásico, pero siempre hay que tenerlo en cuenta: sólo debes regar a primera hora de la mañana o por la noche.
Durante la mañana y la noche, las temperaturas suelen ser más bajas, lo que significa que hay menos evaporación de agua. Al regar en estas horas, el agua puede penetrar mejor en el suelo y puede ser absorbida por las raíces de las plantas en lugar de perderse por evaporación.
3. RIEGA LA TIERRA, NO LA PLANTA
Si es posible, no riegues con el chorro de agua, riega las plantas directamente en la tierra, más cerca de las raíces, que es donde las plantas más lo necesitan.
Esto también evita que la humedad se evapore innecesariamente.
4. UN mantillo de cortezas es adecuado
El mantillo de corteza almacena humedad cerca del suelo, por ejemplo, en macizos de flores o debajo de árboles y arbustos.
También puedes poner restos de plantas cortadas y picadas entre las plantas del jardín. Esto no solo mantiene el suelo más húmedo, sino que también proporciona al suelo nutrientes valiosos.
5. Recoge agua de lluvia
Házlo por ejemplo en un barril de lluvia, que te proporcionará agua de riego gratuita, que muchas plantas toleran incluso mejor que el agua potabilizada.
Incluso los recipientes más pequeños que puedes dejar en la terraza te pueden ayudar a ahorrar algunos litros de agua.
6. Elige las plantas adecuadas para el jardín
Especialmente si estás planeando a más largo plazo, vale la pena hacer que tu jardín se adapte al clima paso a paso, ya no hay duda de que las temperaturas promedio seguirán aumentando.
Las plantas que almacenan agua durante más tiempo y generalmente se las arreglan con menos humedad son las ideales.
Las plantas de raíces profundas como los rosales, los tejos o los lupinos, por ejemplo, tienen la ventaja de que pueden obtener agua de capas más profundas cuando están secas.
7. Planta en los lugares correctos
A las plantas que están particularmente sedientas se les deben asignar lugares semisombreados; además, demasiado sol no les haría ningún bien.
Una buena planificación y, si es necesario, el asesoramiento profesional, son una inversión sensata.
8. PON Lechos de arena
Un lecho de arena favorece que las plantas se adapten mejor a la falta de humedad, porque las obliga a echar raíces más profundas desde el principio.
Si quieres probarlo, debes verter una capa de arena de 15 a 20 centímetros de espesor sobre la tierra del jardín. Una vez que las plantas perennes están enraizadas allí, se hacen extremadamente resistentes.
Además sólo tendrás que regar las plantas en la fase de crecimiento. Después necesitarán muy poca agua.
9. El lecho en cráter
Este tipo de lecho está adaptado a condiciones climáticas extremas, como períodos prolongados de sequía en verano y fuertes lluvias en invierno.
Está dispuesto en círculo, con una pared alrededor y una cama en bajada. Los desniveles y el muro ofrecen protección.
Cuando hace calor, hace más frío dentro del cráter que fuera y la humedad tiende a concentrarse en la parte más baja, donde se encuentra la planta.
10. afloja el lecho con un rastrillo
Un suelo rastrillado retiene mejor la humedad. El rastrillado crea la estructura adecuada en el suelo para que el agua se filtre a más profundidad.
Pero no solo eso, el rastrillado también asegura que las malas hierbas se propaguen de forma mucho más lenta.
11. mezcla la tierra con arlita
Comprueba si puedes usar con tus plantas una alta proporción de arlita (arcilla expandida) en lugar de tierra. La arcilla retiene el agua mejor y durante más tiempo que la tierra común para macetas o plantas y, por lo tanto, ayuda a ahorrar agua.