En una cumbre internacional de la importancia de la COP25 hay que pensar en todos los detalles. La comida de los jefes de Estado, ministros y funcionarios es uno de ellos. ¿Qué deberían comer?
La primera respuesta que a uno se le viene a la cabeza es el menú que los cansados ciudadanos de Viterbo administraron a los cardenales que debían elegir Papa en 1272: después de tres años de discusiones, decidieron encerrarlos y darles solo pan y agua hasta que encendieran la fumata blanca.
Habichuelas pintas con berzas para los jefes de gobierno
"El menú de recepción de los líderes en la COP25 debería ser vegano y local, con una ensalada de mesclun, un plato de cuchara con legumbres y granos, y una pieza de fruta", explica Jesún Pagan, de Foodtopia (Espinardo, Murcia), iniciativa cuyo objetivo es revolucionar la restauración construyendo cocinas en los barrios, dotadas con tecnologías eficientes, cultura de Km0 y sin deperdicios.
Hubiera sido una delicia ver al presidente en funciones Pedro Sánchez compartiendo con 50 jefes de gobierno, ministros y altos funcionarios un reconfortante plato de habichuelas pintas con berzas, de los que se venden en Foodtopia por 2,50 euros. Los dirigentes hubieran probado una solución real al problema de la alimentación: comida con ingredientes de proximidad, ecológicos y con pocas emisiones. En Foodtopia preparan cada semana 20.000 platos como este que cualquier persona puede adquirir.
Pagan explica que nuestra alimentación es responsable del 50% de las emisiones que causan el calentamiento del planeta, consume un tercio de la energía mundial y ocupa el 40% de la superficie de la tierra. De cada 1.000 euros que una familia española gasta en comida –añade– solo unos 300 sirven realmente para pagar los alimentos; el resto va a envoltorios, transportes, gastos sanitarios, etc.
El menú con mensaje de los hermanos Roca para los dirigentes mundiales
La organización no encargó el menú del almuerzo inaugural a Foodtopia, sino a los reconocidos chefs y hermanos Joan, Josep y Jordi Roca, que explicaron ayer su menú a los periodistas y asistentes a la COP25. Aseguraron que es el menú más importante que han preparado y el que más les ha emocionado.
Joan Roca explicó que han querido "contar los problemas medioambientales a través de los platos" y "hacer reflexionar" a los políticos. Los chefs de El Celler se caracterizan por una cocina gastronómica y técnicamente sofisticada, pero no han perdido la ocasión de ofrecer unos cuantos mensajes que los políticos debieron tragar. Su menú se llamó “La Tierra se agota” y cada plato aludió a un problema ambiental planetario:
- El caldo "Agua clara & Agua sucia", con liofilizados de trompetas de la muerte, trufa, boletus edulis y garbanzos tostados, se refirió al problema global del agua.
- En otro plato propusieron comerse las especies invasoras, como la Opuntia ficus y el cangrejo azul.
- El "Mar y montaña vegetal" elaborado con mousse de pláncton, salicornia, algas, Gigartina pistillata, hinojo, hinojo marino, enoki, semilla de calabaza, albahaca, lobularia marítima y flores incluyó nuevos alimentos más sostenibles para enfrentarse al aumento de la temperatura.
- Los fermentados de otro plato (tempé, kimchi, ajo negro coreano, encurtidos georgianos, chiles mexicanos, garum mediterráneo, etc) transmitieorn el mensaje de que conservar es mejor que desperdiciar.
- Propusieron también minimizar la proteína animal y aumentar la vegetal con un plato llamado "Gaia sangrante" con remolacha, sandía, pimiento rojo y cebolla roja.
- De postre, haba de cacao de comercio justo y bombón de tomate de Kaduna, como alternativas a los monocultivos que perjudican a los pequeños agricultores y a las comunidades indígenas,
- Todo regado con aguas, kombuchas, destilados y vinos que han resistido las inclemencias del clima y de la economía.
Renunciar a la carne, una medida esencial contra el cambio climático
Sin duda el menú resultó delicioso a los mandatarios aunque no hubiera carne como es habitual en este tipo de ágapes, una de las medidas que los científicos y los activistas proponen para hacer más sostenible la alimentación de la humanidad.
Renunciar a la carne es la principal decisión que un ciudadano puede tomar para luchar contra el cambio climático, como explica el escritor Jonathan Safran Foer en su último libro, Podemos salvar el mundo antes de cenar.
Pero los platos sofisticados de los Roca están muy lejos de lo que un ciudadano de a pie se puede permitir día a día. Es probable que los egos de los políticos hayan pasado de puntillas por los mensajes y se hayan sentido complacidos por tal exhibición de exquisitez y rarezas.