La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y responsable del 20% de los vertidos tóxicos al agua. El aporte de CO2 que supone para el planeta la fabricación de ropa podría llegar al 20% para 2050, una cifra que todavía escandaliza más si tenemos en cuenta que 900.000 toneladas de ropa termina cada año en los vertederos.
Ante la urgencia de dar un giro de volante para preservar los recursos y el futuro del planeta, cada vez surgen más iniciativas que proponen revolucionar el mundo de la moda para adoptar un modelo más ético y sostenible.
Una de esas iniciativas ha sido el ciclo de debates "Diseño, sostenibilidad y activismo" organizado este año por el espacio creativo madrileño, de aprendizaje y debate Youtopía.
Hacer la moda más sostenible
Muchos consumidores declaran que estarían dispuestos a hacer boicot a ciertas marcas como medida de activismo y en ese poder que tenemos cada uno de nosotros para cambiar las cosas se centró parte del debate.
Fue la primera medida activista que propuso la periodista Diana Aller: que cada persona comience su propia rebelión volviendo a dar valor a cada prenda, abandonando un estilo de vida basado en las modas, el bajo precio y el uso efímero que supone la moda de usar y tirar.
El activismo empieza en uno mismo
"A veces creemos que el activismo tiene que ver con el asociacionismo, cuando tiene más que ver con la responsabilidad. Pero con la pequeña rebelión de no comprar también hacemos activismo", explicaron las madrileñas Carlota y Marina Gramunt de Azqueta.
Las fundadoras de Sidikai, una marca de ropa sostenible y ética, creen que hay que "conseguir el máximo impacto positivo posible a través de diseños que resuelvan problemas" a los que hoy debe enfrentarse la moda para ser 100% sostenible.
Por eso para el ciclo completo de reciclado de sus colecciones eligen tejidos sin mezclas provenientes de derivados del petróleo ni fibras que vengan de plástico reciclado. Consiguen así romper el ciclo de contaminación desde la fase cero.
Pregúntate por qué los precios de la ropa son tan bajos
"Hay muy pocas personas que hagan el ejerciciode preguntarse por qué los precios de la ropa son tan bajos", apuntó el diseñador Lorenzo Caprile.
Para él, el cambio no puede partir solo del individuo sino de la presión a gobiernos y empresas para que se produzca un cambio radical económico y de modelo productivo. La razón es que mucha de esta ropa se hace en régimen de esclavitud y trabajo infantil o externalizado, por lo que las marcas no tienen responsabilidad corporativa. Por eso, según Caprile, la mejor forma de sostener la moda sostenible es "no consumir ningún tipo de moda; no comprar".
"Las prendas tienen que tener vocación de perdurar en el tiempo sin que implique comprar más sino darles nuevos servicios, como las plataformas de alquiler de ropa de alta costura", añadieron desde Sidikai.
La sostenibilidad no debería ser una moda más
"El mundo de la moda esopaco, tramposo y siniestro. Su objetivo no es que vistamos mejor para estar más guapos sino que sigamos consumiendo", afirmó también Caprile.
Además, el célebre diseñador, que logró su fama por sus elegantes vestidos de novia, alertó sobre el arma de doble filo que supone que esta industria comience a sacar sus primeras colecciones sostenibles. Para él, el riesgo de que convierta el interés por el consumo sostenible en "una moda más" es muy alto.
Esta industria, se dijo, maneja muy bien nuestras inseguridades, nuestra forma de presentarnos al mundo, la vanidad humana, la insatisfacción, la ansiedad, la pertenencia al grupo. "Y en base a esto, da rienda suelta al monstruo que es y por eso es tan poderosa. Porque todos queremos ser queridos y formar parte del grupo".
Todo nuestro mundo de repente en cuestión
"Vivimos en una época en la que nos estamos cuestionando todo: qué significa ser elegante, moderno, sostenible... Y empieza a haber un movimiento para llevar la moda en la dirección de que quien contamina, paga", explicaron desde Sidikai.
Pero también es necesario educar en el consumo responsable: aprender a leer una etiqueta, diferenciar los tipos de tela, calidades, aprender a coser, zurcir… para entender cuánto cuesta realmente producir una prenda sostenible y de calidad.
La culpa, concluyeron los ponentes, es del capitalismo basado en un crecimiento salvaje y continuo, cuyo marketing no nos deja tiempo para pensar y crecer como adultos.