Algunos tipos de plástico flotan y otros permanecen en el fondo del mar. Así intoxican y atragantan a muchas especies animales, que además terminan en ocasiones en nuestro estómago.
Por otro lado, los microplásticos y las microfibras que desprende la ropa sintética cuando la lavamos pueden acabar en la sal que ingerimos. Por no hablar del uso innecesario de tantas bolsas de plástico.
Por eso Will McCallum, director desde 2015 de la campaña de Océanos de Greenpeace en el Reino Unido, anima a combatir y erradicarlo en su libro Deja el plástico (Ed. Península). Con datos y alternativas nos anima a un activismo ciudadano que reduzca su consumo y que pase también por compartir nuevos hábitos, para "empezar a construir un movimiento real que pida un cambio".
—¿Es el plástico el mayor problema de los océanos?
—El mayor problema es el aumento de las emisiones de CO2, que está provocando la acidificación y el calentamiento de los océanos. Pero los plásticos son lo que más preocupa porque son muy visibles.
—¿Los de un solo uso son los más difíciles de sustituir por la industria?
—Sí, por eso hay que reducirlos. La industria debería auditar adecuadamente todos sus envases y determinar cuáles pueden ser eliminados. Y los diseñadores de producto deberían poner ya todo su talento en crear envases más sencillos y con menos embalaje. Lo que no ha de hacer la industria es sustituir un material por otro, porque entonces no está solventando el problema medioambiental sino creando una modalidad diferente del problema.
Los productores han de empezar a asumir responsabilidades
—¿Los políticos se quedan cortos a la hora de exigir responsabilidades a los fabricantes?
—Efectivamente. En este momento los consumidores y las personas son quienes en su vida diaria más se responsabilizan de los residuos, a pesar de que tenemos muy pocas opciones porque los fabricantes no nos las dan. Los políticos deben asegurarse de que los productores están buscando ya formas de reducir el plástico que fabrican y son plenamente responsables del final de la vida útil de sus productos porque durante demasiado tiempo se les ha permitido producir sin tener que asumir responsabilidades.
—Aunque nos esforcemos ahora en eliminarla, varias generaciones sufrirán las consecuencias de la contaminación por plástico. ¿No es desmotivador?
—La tasa de contaminación por plásticos se cuadruplicará de aquí a 2050 y, aunque nuestro uso de plásticos de un solo uso ya ha tenido un grave impacto en nuestro planeta, si no actuamos ahora, el problema podría empeorar mucho más, lo que debería animarnos a todos a actuar.
—La comunidad antiplástico crece en internet pero además usted nos anima a ser activistas y organizar protestas. ¿Es necesario involucrarnos todos para lograr cambios importantes?
—Sí, creo que la gente debería hacer lo que pueda para reducirlo, porque cada fragmento y artículo de plástico realmente tiene un impacto en nuestras playas y océanos si termina allí. Una preciosa criatura oceánica podría tragar accidentalmente una pajita o una bolsa de plástico, por lo que nuestras elecciones tienen un efecto muy real. Pero lo más importante es que cualquier decisión personal que tomemos para reducir plástico debe ser compartida con amigos, familiares y colegas. Y aún podemos ir más allá si las comunicamos a los gerentes de los supermercados y a los políticos. Al hablar de este problema, modelamos el buen comportamiento de los demás y empezamos a construir un movimiento real que pide un cambio.
—¿Las enzimas descubiertas hace unos años capaces de comerse el plástico son lo suficientemente efectivas para degradar el acumulado con rapidez?
—Estas enzimas están a muchos años de ser una solución comercialmente viable para reducir el plástico en el medio ambiente, si es que alguna vez llegan tan lejos. Por eso este es un problema que tenemos que abordar ahora, y ya sabemos cuál es la mejor solución: reducir el plástico en general, eliminar el que contamina nuestras aguas, y para evitar el consumo de botellas de plástico, facilitar el acceso a agua potable en hogares y municipios aumentando el número de fuentes de agua para disuadir a la gente de comprarla embotellada.
Los bioplásticos no son hoy una buena alternativa
—Denuncia en su libro que hay falsos bioplásticos y plásticos ecológicos. ¿Cómo podemos reconocer los que realmente son rápidamente degradables?
—Actualmente no existen buenos bioplásticos que deban ser tratados como una buena alternativa al plástico convencional. Muchos no compostan adecuadamente o de forma suficientemente rápida, o bien están hechos de materiales que crean un problema ambiental adicional como un derroche excesivo de agua o de tierra.
—¿Habrá sanciones para Unilever, Nestlé y Procter & Gamble, tres de los mayores grandes contaminantes, puesto que la mayoría de los plásticos de un solo uso provienen de ellos?
—Es absolutamente necesario que se les sancione si no implementan objetivos ambiciosos para reducir drásticamente los envases de un solo uso. Además deben rediseñar los envases que utilizan para que nuestros sistemas de gestión de residuos puedan tratarlos de forma adecuada puesto que muchos hoy día no se pueden reciclar.