Es el gran yogui español para todos y uno de los principales del mundo. Ha recorrido más de cien veces la India para entrevistar a otros yoguis y sabios y buscar una pieza más de sí mismo.
"Yo siempre digo que recibí de regalo estas técnicas de autodesarrollo y, cuando recibes un regalo tan importante, lo lógico es pasarlo a los demás", nos explica.
Entrevista a Ramiro Calle, el gran divulgador del yoga
─¿Son embaucadores los que ofrecen respuesta para todo?
—Exacto. El maestro humilde no predica lo que no practica, pero todos estos gurús que van por el mundo haciendo giras internacionales como si fueran estrellas de rock, en realidad tienen un ego desmesurado.
Predican humildad y son los más arrogantes, predican desapego y son los más apegados. Hace 50 años el gran psiquiatra Carl Jung fue profético cuando estuvo en la India y dijo que el yoga allí se había convertido en un negocio.
El ser humano tiene que darse cuenta de que nadie puede cambiar el mundo y nadie le va a abrir los chakras o sacarle la energía kundalini en unas horas. En el yoga auténtico no hay atajos.
─¿Practicar yoga dos o tres veces por semana no es suficiente?
—Sirve, y mucho, pero si perseveras en él y lo complementas.
Además de la clase de yoga, hay que tener una actitud yóguica, porque el yoga es una actitud vital y existencial, y hay que llevar sus frutos y los de la meditación a la vida diaria.
─¿La gran transformación de la consciencia sigue pendiente?
—Sí. En las décadas de 1970 y 1980, teníamos una ilusión enorme por la Nueva Era, pero no ha cambiado el ser humano porque se ha ido hacia lo burdo en vez de lo esencial.
Puede haber un cambio de consciencia si aplicamos las técnicas de manera seria y esto depende de la voluntad de curarse y humanizarse de las personas. El verdadero yoga acelera la evolución consciente.
"El maestro hace al discípulo y el discípulo, al maestro"
─¿Usted se ha encontrado ya?
—Hay muchos niveles de encontrarse. Estamos hechos de capas que tenemos que ir autopenetrando.
Es importante conocer nuestros rasgos, complejos, traumas, agujeros psíquicos y emociones. Pero luego hay que cavar profundo, más allá de la mente ordinaria, hasta donde está la mente quieta, donde se suspende el ego y tenemos una experiencia diferente de ser. Esto es lo que nos va transformando.
Yo estoy siempre trabajando sobre mí mismo, y lo que nunca me ha fallado es la fe inquebrantable en las enseñanzas que nos han dado los seres más preclaros de la humanidad: Buda, Lao-Tse, Pitágoras, Mahavira o Jesús. Es el mapa espiritual que sigo y expando.
─¿Quién es su maestro espiritual?
—Yo. El viaje que hay que hacer en la vida es el "viaje a los adentros".
Los maestros genuinos nos dan guías para llegar al verdadero maestro, que se llama satguru, el gurú interior que no debería fallarte. Un verdadero maestro es el que sabe que si te hace avanzar un tramo, él también lo avanza. El maestro hace al discípulo y el discípulo, al maestro.
─La neurociencia está validando lo dicho por estos maestros, como los efectos de la meditación.
—Sí, todos se adelantaron años luz. Buda habló hace 2.500 años de las unidades subatómicas, las kalapas. Y no lo supo con un acelerador de partículas, sino con lo que vivió dentro de sí.
Esta gente que se dedicaba a la exploración del cuerpo, la mente y las emociones, fueron los primeros psicólogos prácticos: investigaron no en mentes ajenas, sino en la propia, para transformarla.
Ramiro Calle es maestro de yoga, escritor y divulgador. Empezó a escribir a los 15 años, prácticamente cuando recibió las primeras enseñanzas sobre los temas espirituales y el hatha yoga, que desde hace más de 40 años imparte en Shadak, su centro de Madrid.
Hoy se muestra crítico con ciertas concepciones de yoga que tienen éxito: "La confunden con un deporte, una religión, un dogma, un culto al cuerpo…".
"Hay muchas formas de yoga, pero nunca hay dogma… Es una disciplina espiritual de autodesarrollo y autoconocimiento, de mejoramiento y perfeccionamiento del ser humano para el bienestar psicosomático."