Casa Albets: un hotel rural vegano lleno de eco-detalles

Este hotel-restaurante ecológico y vegano es una historia de amor, la de Megan y Joel, y también la historia de la recuperación de una casa familiar como reivindicación de un futuro mejor, sostenible y humano. Se encuentra en la comarca del Solsonés (Lleida), rodeada de naturaleza y envuelta en una enorme ilusión.

Casa Albets

Nuestra historia empezó en Barcelona, en el invierno de 2014. Cuando quedamos por primera vez en un bar vegano del centro, no nos podíamos imaginar cómo en cuestión de semanas nuestras vidas iban a cambiar para siempre.

Faltaban pocos días para fin de año y organizamos, con otros amigos, una fiesta de Nochevieja benéfica para la Fundación Santuario Gaia. Nos enamoramos, mucho, muchísimo. En nada, ya estábamos pensando en una vida juntos.

Casa Albets, un hotel vegano y ecológico en medio de la naturaleza

La casa fue como unna aparición. La primera vez que vinimos a Casa Albets no llevábamos ni un mes siendo pareja.

Yo (Joel) me emocioné hasta el llanto cuando, tras coger la carretera en dirección a Lladurs, nos desviamos por un camino de tierra, y pasados los primeros árboles, de repente, la vista se abrió y a lo lejos, en medio de un mosaico de campos y árboles, emergió la casa, majestuosa, antigua, perfecta.

En Casa Albets nos esperaba Ramón, mi padre (Megan). Hacía mucho frío. Las ventanas no cerraban bien, quemamos unos cuantos troncos y hablamos durante horas mirando el fuego.

Era la primera vez que yo dormía allí. De pequeña había venido algunas veces, pero la casa no tenía las mínimas comodidades para dormir. Esa noche, nos cubrimos con mil mantas, nos abrazamos mucho y despertamos por la mañana con la luz blanca del sol reflejada en la primera nevada del año.

Amor por la naturaleza

Los dos somos veganos y ecologistas. Yo (Joel) desde los 19 años; Megan, desde la adolescencia. A mí, de pequeño, me entusiasmaban las plantas y los bichos y hoy comparto con Megan prácticamente todo.

Le dije a mi padre que Joel y yo queríamos vivir en Casa Albets. Tenía miedo de que me dijera que era una locura, que la casa era demasiado grande y fría y que estaba muy alejada de la urbe.

Pero mi padre me explicó que a sus veintitantos años le hubiera encantado vivir en Casa Albets, y celebraba que alguno de sus cuatro hijos deseara construir su vida donde nació él y vivieron nuestros antepasados.

Un hotel de 4 estrellas

Un año y medio después, en la primavera del 2016, nos casamos. Celebramos una boda vegana con la familia más próxima. Las obras para convertir la masía en un hotel de cuatro estrellas aún tardarían seis meses en empezar, pero los planos ya estaban casi a punto.

Ese verano, mientras yo (Joel) trabajaba en Solsona, Megan preparaba en casa a contrarreloj el plan de empresa para entregar el proyecto a LEADER, un programa europeo que destina sus fondos a iniciativas sostenibles en entornos rurales…

Lo hacía al mismo tiempo que en su interior nacía otra aventura: Bauma, nuestra hija, la primera Albets-Llurda.

La masía ha sido rehabilitada con criterios ecológicos

n noviembre empezaron las obras y yo estaba embarazada de cinco meses. Nos trasladamos a vivir a una caravana al lado de la casa y ahí fue creciendo mi vientre.

Nuestra hija nació recién estrenada la primavera en un parto rápido, muy intenso, muy salvaje: en Igualada, con Maria Teresa, de Aura Naixements. Me sentí segura, confiada, amada, los mismos sentimientos que, con Joel a mi lado, tengo prácticamente todos los días y con respecto a Casa Albets.

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Somos exigentes, y esa exigencia la hemos traslado al hotel-restaurante ecológico y vegano. Trabajamos con Anna Feu y Carlos Godoy, de Feu&Godoy Arquitectura, una pareja magnífica, especialistas en restauración y rehabilitación respetuosa.

Un proyecto que crecerá

E hicimos muy bien, porque no podríamos habernos imaginado una reforma más acorde con nuestras ideas. Hoy, Casa Albets luce como se merece y es un hotel con la máxima certificación de eficiencia energética.

Nuestra historia de amor continúa. Vamos a hacer crecer este proyecto, montaremos un huerto para que la gente que nos visite pueda comer tomates recogidos horas antes, plantaremos árboles frutales, trabajaremos los campos con criterios ecológicos, favoreceremos la fauna autóctona…

Aquí crece nuestra hija, Bauma, en un entorno maravilloso, y para ella habrá un mundo mejor, seguro, que podrá legar a su vez.

Al poco de conocerse, Megan y Joel fueron a la casa familiar de ella, que llevaba años deshabitada, y decidieron convertirla en un hotel-restaurante vegano.

La rehabilitación se hizo con criterios sostenibles. Una gran caldera de biomasa alimentada con astillas locales calienta el agua y la casa.

Las aguas residuales se filtran en una depuradora de plantas acuáticas, que hace a los líquidos aptos para el suelo.

Los muebles están hechos con madera de roble de la misma finca y en la cocina solo utilizan productos ecológicos y de proximidad.

Casa Albets, en Lladurs (Lleida).

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