Rosi Carro es coordinadora de campañas en la asociación Libera (liberaong.org), fundada en Barcelona en 2004. Rosi, que empezó en protectoras de animales, se integró en esta asociación en 2010 y su grupo se compone de 50 activistas.

Libera se ha especializado en la consecución de políticas públicas que signifiquen un avance en los derechos de los animales y colabora habitualmente con la Fundación Franz Weber.

"El veganismo da respuesta a diversos asuntos que afectan al bien común"

—Uno de vuestros éxitos ha sido que las autoridades de Barcelona la hayan declarado ciudad vegfriendly. ¿Qué significa esto exactamente a nivel práctico?
—No es una declaración antiespecista. Quiere decir que es una ciudad amiga de la cultura vegetariana y vegana.

Simplemente, las personas con esta opción alimentaria tendrán facilidades para estar informadas de dónde pueden encontrar este tipo de alimentación.

La propuesta se está desarrollando aún, pero ya sabemos que se publicará una guía de restaurantes vegetarianos y veganos, y se creará un veg-point que informará y promoverá esta cultura, y servirá de semillero para empresas interesadas en este tipo de negocio.

—¿Se declarará un día veggie a la semana en la ciudad?
—Hemos propuesto que, en los lugares de la administración que estén interesados, se declare el lunes como día sin carne. Será una opción.

—¿Y en las escuelas? Hay ciudades europeas que incluso animan a los colegios a que haya un día veggie en sus menús…
—Sí, en Helsinki, y en ciudades de Bélgica también. Está en nuestra moción presentada, pero ya veremos cómo se desarrolla todo.

—¿El veganismo es una dieta, una filosofía o una actitud política?
—Para nuestra entidad, el veganismo es una postura política.

Da respuesta a diversos asuntos que afectan al bien común: cambio climático, obesidad, cáncer y otro tipo de enfermedades graves, acaparamiento de tierras por grandes empresas para el control del grano (transgénico en su mayoría) que alimenta al ganado, desigualdad alimentaria e hipersubvención de la carne y de la leche en países ricos, contaminación de las aguas, pérdida de biodiversidad por la deforestación...

Otro tema al que se debe enfrentar el ser humano, en tanto que animal moral, es el problema del "otro".

La ciencia ya nos ha confirmado que el resto de animales tiene capacidades comunicativas y cognitivas más o menos desarrolladas, objetivos vitales propios, sienten dolor y placer. ¿Podemos seguir explotándolos cómo si fueran propiedades y máquinas de producción?

—¿La dieta es el primer paso hacia un veganismo consciente y ético en todas las áreas de la vida?
—Cada persona puede elegir sus motivos.

Por eso insisto en que lo importante son las políticas públicas, porque estas son consecuencia del consenso social y son las que nos hacen avanzar como humanidad.

Crueldad sobre los animales: toros, circos, zoos, caza, ganadería...

—¿Denunciáis el abuso y la crueldad sobre los animales o también el uso, como con las mascotas?
—Los liberacionistas tenemos la barrera de la moral de la época.

Los avances en los derechos efectivos de los animales dependen de lo que consiga avanzar la moral de la sociedad en la que te encuentras. No hay discusión de que las corridas de toros son simplemente violencia.

En cuanto a los perros o gatos como mascotas, si adoptas un animal abandonado me parece un acto de generosidad, pero si lo compras en una tienda fomentas una industria de explotación.

—En España al menos ahora se cuestionan abiertamente las corridas de toros, ya no es un tabú.
—Mucha gente está en contra de las corridas de toros o el toro de la Vega sin ser vegana.

Las corridas de toros están ya fuera de nuestra época, son un subproducto del pasado que sigue vivo porque continúan las subvenciones.

De hecho, el Comité de los Derechos del Niño, organismo perteneciente a la ONU, se pronunció indicando que la tauromaquia vulnera los derechos de niños, niñas y adolescentes porque los expone a la violencia. Ha instado ya a países como Portugal, México, Perú o Colombia a que tomen medidas al respecto.

—¿Esa es la lucha más importante?
—Las corridas de toros y el toro de la Vega son símbolos.

Pero hay muchos otros problemas: caza, compra-venta de animales de compañía, zoos y acuarios, la matanza de animales para controlar su población, la ganadería, el abandono de animales, etc.

—¿Qué cambios legislativos ha logrado la presión de Libera?
—El año pasado conseguimos que el Parlament de Catalunya prohibiera usar animales salvajes en circos.

Además, creará un observatorio para evaluar el uso de animales domésticos. Si el observatorio concluye que estos también sufren, los incluirá en la prohibición. Este estudio será muy importante, porque la mayoría de países y municipios que prohíben el uso de animales lo hacen con los salvajes.

Con este estudio pionero no habrá lugar a dudas de que los domésticos no están exentos de sufrimiento en estos espectáculos. Los países que no los han incluido en su prohibición podrán realizar una revisión.

—En un sociedad cien por cien vegana, ¿qué pasaría con animales que se crían única y exclusivamente porque "sirven" a los humanos, como toros, cerdos, gallinas, etc.?
—Antes de la domesticación, estos animales no existían y no pasaba nada. Al dejar de criar animales para su consumo, irán desapareciendo, como es lógico.

La domesticación de otros seres sintientes es algo que el ser humano debe comenzar a desterrar. Podemos y debemos dedicarnos a otras cosas, con tantos retos formidables como tiene el ser humano.

Desconozco si algún animal doméstico podrá vivir salvaje. Es posible que alguno que posea condiciones más aventajadas lo consiga. Pura selección natural sin la intervención humana.

—¿Cómo imaginas un mundo mayoritariamente vegano?
—Diría que una sociedad vegana sería sin duda mucho más justa, pacífica e igualitaria.