Desde niña sentía que los animales no se comían, y la carne se me hacía una bola en la boca Soy vegetariana desde que fui consciente e independiente.

Más tarde –en busca de respuestas por no entender el maltrato animal, el maltrato a la propia salud del ser humano y su cultura alimentaria–, paralelamente a mi carrera de informática estudié nutrición como hobby y asistí a los congresos de vegetarianismo del país".

Me fascinaba el mundo de la alimentación del ser humano, aunque en esas fuentes nunca hallé las respuestas que mi corazón anhelaba.

La alimentación frugívora mantiene nuestro organismo vivo y saludable

Desde joven entendí que el ser humano es vegetariano por naturaleza (y no me refiero a ovo-lacto-vegetariano, sino al que sigue una alimentación basada solo en vegetales). Pero dentro de la alimentación vegetariana hay mucha desnutrición y toxemia.

Así que, durante años, estudié y experimenté todos los tipos de alimentación vegetariana propuestos por médicos y nutricionistas, sus beneficios e inconvenientes, pasando por la macrobiótica y el veganismo del gluten y el tofu, que ahora sé que causan muchas enfermedades a los veganos.

Pero donde realmente encontré las respuestas fue en la antigua medicina griega, en el movimiento vitalista del siglo pasado (Bircher-Benner, Ehret, Capo, Shelton...), en la escuela de alimentación consciente del Dr. Gabriel Cousens (The Tree of Life) y en mi corazón.

Todo ello, batido con la propia vivencia y la de mis pacientes, me reafirma, día tras día, que la alimentación fisiológica del ser humano (para la que estamos diseñados, es decir, la biológica) es la frugívora.

La alimentación viva de Eva Roca

La alimentación frugívora o como yo la llamo, la "alimentación viva", se basa en hojas, frutas, semillas y raíces tal como las encontramos en la naturaleza, en su estado natural, conservando así toda la vitalidad, enzimas y nutrientes que necesita el organismo para mantenerse vivo y saludable.

La forma de nuestros dientes, nuestro intestino y el resto de órganos así lo demuestran. Si en una arquitectura tan perfecta como es la del cuerpo humano cambiamos el "combustible natural" por uno erróneo –como la carne, los lácteos, los procesados, el café o los pesticidas–, el organismo, obviamente, enfermará.

La mayoría de trastornos actuales del ser humano (falta de vitalidad, candidiasis, osteoporosis, diabetes, artritis, cáncer...) son el resultado de una crisis que desde hace tiempo sufre nuestro cuerpo por haberle dado un alimento no-fisiológico.

¿Recuerdas el caso de las vacas que se volvieron "locas" al comer pienso animal?

Decido pasar a la acción y divulgar la alimentación viva

A medida que investigaba, se iba apoderando de mí un sentimiento de rabia e injusticia por ver a los animales sufrir, al planeta destruirse, y al ser humano enfermo, engañado y privado de su libertad y de su alimento esencial a causa del enriquecimiento sin escrúpulos de las industrias alimentaria y farmacéutica.

La escuela Crudivegània

En 2009 creé la escuela de alimentación viva Crudivegània, con la intención de difundir la alimentación sana y velar por la soberanía alimentaria como único motor de cambio real en nuestro entorno, a todos los niveles.

Y, recientemente, puse en marcha la primera formación profesional de nuestro país en alimentación viva.

Compartir experiencias en el restaurante Bionèctar

En 2012, mi corazón fue tocado también por la necesidad de construir un espacio social donde compartir con personas afines, no solo el conocimiento de una alimentación viva y consciente, sino también la experiencia energética y organoléptica que puede ofrecernos un delicioso y creativo plato de alquimia viva, y así creé el restaurante Bionèctar.

Con estos dos proyectos pretendo aportar un espacio donde, además de ofrecer una comida sana y fisiológica, todo el mundo pueda conocer y experimentar lo que nos sana y nos hace sentir felices, con energía, con la cabeza serena para pensar libremente y con el alma alegre para volar alto.

Y, por supuesto, un espacio donde podamos socializarnos, disfrutar y compartir, sin perjudicar al organismo y expandiendo todos los sentidos.

Tanto en su restaurante como en la escuela de cocina viva que dirige, Eva Roca ofrece una alimentación viva totalmente vegetal y ecológica, libre de soja, gluten y alcohol. Entiende que una alimentación vegana, además de vegetal, debe ser sana y sin tóxicos.

Ella misma elige a los agricultores que le suministran la materia prima que entra en su cocina. Considera que un sello no siempre garantiza unos requisitos suficientemente ecológicos; así se asegura de que todo es local y de que conoce los criterios ecológicos y éticos que se han seguido.