Los nacimientos de bebés prematuros son más frecuentes en el entorno de las centrales térmicas. Esta es la conclusión definitiva de un estudio realizado en Estados Unidos por investigadores de la Universidad de California y publicado en el American Journal of Epidemiology.
El parto de Irene Montero, portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados, a las 26 semanas de gestación, ha traído a la actualidad la incidencia creciente de los nacimientos prematuros.
Se da la circunstancia de que el candidato a la presidencia del Partido Popular, Pablo Casado, también fue padre prematuro a las 25 semanas.
Ambos casos son el reflejo de una realidad: en España el número de prematuros ha aumentado un 36% entre 1996 y 2013.
Cuando más cerca vives de una térmica, más riesgo de parto antes de término
Los expertos de la Asociación de Padres de Niños Prematuros atribuyen el fenómeno a las técnicas de reproducción asistida, los partos múltiples, el estrés laboral, los problemas de salud en la madre, el tabaquismo y el retraso de la maternidad.
Pero hay, por lo menos, otro factor implicado: la contaminación del aire. El estudio norteamericano, dirigido por la doctora Joan A. Casey, culpa a las centrales térmicas de carbón o diésel que emiten gases nitrogenados, dióxido de azufre, micropartículas y metales pesados entre otros compuestos tóxicos.
Los investigadores contaron los nacimientos prematuros en el entorno de 8 plantas térmicas, antes y después de su cierre, entre los años 2001 y 2011.
El análisis de los datos descubrió que los nacimientos prematuros se hacían más frecuentes a medida que los domicilios de las madres se acercaban a las instalaciones energéticas contaminantes.
Las mujeres embarazadas que vivían en un radio menor de 5 km eran las que más partos prematuros sufrían.
Al cerrar una cental se reducen los nacimientos prematuros a su alrededor
Según el estudio, cuando una central térmica cerraba, la incidencia de partos prematuros empezaba a disminuir. Después de que las centrales térmicas cerraran, las emisiones de óxidos de nitrógeno pasaron de las 177 toneladas anuales a solo 4. Los vehículos a motor son la otra gran fuente de este tipo de agentes contaminantes.
La contaminación del aire no solo favorece el parto prematuro, también complica la vida de unos recién nacidos muy vulnerables, especialmente a las infecciones y enfermedades del sistema respiratorio.
Cuanto más prematuro sea el niño más riesgo tiene de sufrir otras complicaciones, como déficits sensoriales, enfermedades crónicas y trastornos del aprendizaje y la conducta.
Otro estudio del mismo equipo encabezado por Joan A. Casey ha completado la visión del problema fijándose en el aspecto positivo. Los investigadores han comprobado que el cierre de las centrales térmicas no solo redujo los partos prematuros, sino que aumentó los embarazos. Es decir, tuvo un efecto positivo sobre la fertilidad de las parejas.
El problema de las incineradoras
Los investigadores, las organizaciones ecologistas y vecinales esperan que los estudios científicos sirvan para que las autoridades políticas sustituyan cuanto antes estas centrales por otras fuentes de energía limpia y renovable.
La problemática ambiental de las incineradoras es muy similar a las térmicas. En este sentido, el Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que cerrará la incineradora de Valdemingómez en 2025, para regocijo de la Alianza Incineradora Valdemingómez No, que ha recogido casi 25.000 firmas exigiéndolo.
En Barcelona, los vecinos del entorno del Fòrum, Sant Adrià de Besòs y Badalona reclaman el cierre de la incineradora de Tersa, a la que atribuyen la emisión de niveles peligrosos de amianto, plomo, ceniza y mercurio.
La Fiscalía de Medio Ambiente ha abierto una investigación, mientras que el Ayuntamiento de Barcelona, copropietario de la planta, niega que implique un riesgo para la salud.