Francia ha anunciado que en el año 2040 prohibirá la venta de coches con motores de gasolina y diésel en todo el país, al tiempo que incentivará la adquisición de coches eléctricos e híbridos eléctricos tanto nuevos como de segunda mano, para que nadie se quede atrás en esta revolución automovilística que por fin despega.
Tanto Alemania como la India han propuesto ya medidas parecidas y situando como límite el 2030. Noruega, que lidera el uso de coches eléctricos en Europa, quiere que el tráfico sea únicamante eléctrico en 2025, al igual que los Países Bajos.
Esta noticia ha coincidido con una declaración de intenciones de la empresa sueca Volvo Cars: a partir del año 2019, todos los vehículos que fabriquen tendrán un motor eléctrico.
Así pues, llegamos al principio del fin del coche de combustión interna alimentado por gasolina, que fue patentado en 1886 el alemán Karl Benz y que cambió el mundo totalmente.
El fin de los motores de gasolina y diésel: una revolución para la salud
El cambio climático, que nos lleva a temperaturas extremas y todo tipo de alteraciones meteorológicas, es el detonante para iniciar esta revolución en la automoción. Pero otra razón no menos importante es la salud.
Nicolas Hulot, el actual ministro de Medio Ambiente francés y el encargado de realizar el anuncio, no ha olvidado el grave problema de la contaminación: "Esta decisión no solo es necesaria para el programa sobre el clima, sino también en términos de salud pública".
Contaminación: efectos graves en la salud
La contaminación ambiental causa alrededor de 21.000 muertes en España, y en 15.000 de ellas la responsable es directamente la contaminación atmosférica, según un estudio de la Carga Global de Enfermedad. Los datos de la Comisión Europea apuntan a que 400.000 ciudadanos europeos mueren al año de forma prematura como consecuencia de la mala calidad del aire que respiran.
Pero la contaminación no solo afecta al sistema respiratorio de las personas, sino que gracias a múltiples investigaciones médicas sabemos que sus efectos negativos en la salud son mucho mayores.
- Daña los pulmones. Superar los límites de polución atmosférica, incluso durante periodos cortos, daña el revestimiento de nuestros pulmones. En personas con problemas respiratorios con lleva tos, sibilancias y disnea o dificultad para respirar.
- Provoca ataques cerebrovasculares. El 33% de los accidentes cerebrovasculares se debe a la contaminación del aire en los países desarrollados, según un reciente estudio de la Auckland University of Technology, en Nueva Zelanda.
- También daña el corazón. Las nanopartículas de la contaminación pueden viajar por la sangre y acumularse en los vasos sanguíneos enfermos, causando enfermedades del corazón. Es una de las conclusiones de un estudio de la Fundación Británica del Corazón. También el tamaño del corazón aumenta y funciona peor. Las enfermedades cardiovasculares representan el 80% de todas las muertes prematuras por contaminación atmosférica.
- Afecta al sueño. El smog podría ser el culpable de la mala caldiad del sueño. Un reciente estudio de Universidad de Washington presentado en la American Thoracic Society ha comprobado que las personas con mayor exposición al dióxido de nitrógeno y las nanopartículos PM2.5 tienen hasta el 60% más de probabilidades de padecer insomnio.
- Puede acidificar los ojos. Aumenta el riesgo de síndrome del ojo seco, así como la conjuntivitis alérgica. Las lentes de contacto pueden empeorar los problemas oculares, ya que las partículas pueden alojarse entre la lente de contacto y la superficie del ojo, advierten los oftalmólogos. Los investigadores también sugieren que altos niveles de contaminantes atmosféricos como el dióxido de nitrógeno hacen que la película lagrimal de los ojos sea más ácida y produzca más enfermedades oculares.
- Favorece el cáncer. Contribuye a aumentar el 10 por ciento de los diagnósticos de cáncer, según un estudio de la Universidad de Illinois de este año: la contaminación daña el ADN y la forma en que funcionan las hormonas, lo que puede conducir al cáncer. También la contaminación del aire causada por el tráfico y la industria puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón independientemente de que se fume o no, según una investigación realizada por el Instituto Noruego de Salud Pública.
- Desencadena eccema y manchas de la edad. Agrava los problemas de las personas con eccemas, puesto que altera la barrera cutánea. También daña las células de la piel, acelerando la ruptura del colágeno que la mantiene flexible y causando problemas de pigmentación y arrugas. Las nanopartículas de la polución ambiental se han relacionado con signos de envejecimiento en la piel, según un estudio de 2010 publicado en el Journal of Investigative Dermatology.
- Aumenta el riesgo de problemas en el embarazo. La preeclampsia -una forma de presión arterial alta que afecta a mujeres embarazadas- tiene más probabilidades de aparecer por el ruido y la contaminación del tráfico, según un estudio de la Universidad de Copenhague.
- ¿También diabetes? Los niños que viven en zonas contaminadas tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 1, según investigadores del el Centro Helmholtz de Múnich.