Una imparable revolución se está gestando en el mundo de las grandes empresas de la moda. Un cambio necesario si tenemos en cuenta que la industria de la confección textil es una de las más contaminantes.

Pongamos como ejemplo el algodón, la fibra más utilizada. Para el cultivo del algodón convencional se emplea el 25% de los insecticidas y el 10% de los plaguicidas mundiales, y el 75% de las plantas proceden de semillas genéticamente modificadas.

Más datos escalofriantes: para producir una camiseta se requieren 2.700 litros de agua. Sin embargo, más que los materiales, la contaminación se genera sobre todo por el enfoque de la manufactura. La cadena de suministro es muy larga y compleja, con muchos aditivos y tratamientos sintéticos en todo el proceso de cada prenda o tela.

Alternativas sanas, sostenibles y éticas

Lo que antes era una oferta muy limitada (camisetas y poco más) se está convirtiendo en un variado catálogo que incluye todo tipo de prendas, ropa infantil, del hogar e incluso tejanos. Pero ¿cuáles son los criterios para que una prenda se considere ecológica?

No basta con que el tejido sea de producción orgánica, libre de plaguicidas, agentes químicos y blanqueantes. La etiqueta debe confirmar que se ha procesado de forma ecológica, es decir, sin tóxicos durante todo el proceso.

Las ventajas para el consumidor son múltiples: "Los tejidos eco son más sanos para la piel y el planeta, no causan alergias ni pican ni incomodan a las personas con pieles más sensibles. Hay que lavarlos menos, ya que dejan respirar la piel, y el tacto es mucho más suave y agradable. La calidad de los tejidos también se nota porque duran más en mejor estado", aclara la joven diseñadora Eva García, de Ecoology.

Pero también podría ser considerada ecológica la ropa realizada con tejidos reciclados, porque es una manera de reutilizar y consumir menos recursos. Eso sí, las fibras obtenidas del reciclado de plásticos no son una opción sana.

Aparte de estas condiciones, son muchos los consumidores que reclaman ir un paso más allá: "Por mucho que el tejido sea eco, si lo ha realizado un trabajador en condiciones infrahumanas o un niño, ¿de qué nos sirve? ¿De qué sirve respetar el entorno si no respetamos a las personas que hacen nuestra ropa? Por eso hay que informarse sobre dónde y quién hace tu ropa. Debería ser eco, ética y sostenible. Todo un reto, pero es posible", reflexiona Eva.

Los tejidos naturales

Entre las fibras naturales más comunes, el algodón orgánico es la gran alternativa a las químicas o sintéticas. Absorbe el sudor, es transpirable y regula la temperatura corporal.

Las cadenas de moda rápida H&M, C&A y Zara se han convertido en los últimos años en los mayores compradores de algodón bio. Ahora bien, el cultivo del algodón, incluso el orgánico, requiere grandes cantidades de agua (unos 11.000 litros por kilo).

Por ello, una fibra con mucho futuro es el cáñamo, que requiere menos agua, posee propiedades antimicrobianas y antimicóticas, se cultiva bien sin tóxicos y puede ser autóctono.

El bambú tiene sustancias antibióticas, antialérgicas y protectoras del sol naturales. También son recomendables el lino, el ramio, las fibras de maíz, el kapok, y el tencel o el modal (que se obtienen de la celulosa de árboles) si provienen de bosques sostenibles.

Cada día surgen nuevos tejidos naturales y éticos. Por ejemplo, la marca Yuccs, pionera en crear zapatillas sostenibes de lana merina en nuestro país, acaba de lanzar una colección de zaptillas fabricadas con un innovador material natural de piel vegana de uva. Se trata del "grape leather" que requiere un 50% menos de agua para ser fabricado que los materiales tradicionales derivados del petróleo.

Colores que respetan la piel y el planeta

El retorno a las materias colorantes naturales es uno de los cambios fundamentales para la salud y para reducir la carga medioambiental de la ropa. Proporcionan una amplia gama de tonos y una aceptable durabilidad, son biodegradables y su uso implica una menor carga química para los desagües.

Los artesanos son quienes tradicionalmente las han aplicado. Esta experiencia, a punto de perderse, está siendo recuperada por jóvenes tejedores artesanos que no solo recogen la tradición de los tintes naturales sino que experimentan con nuevas materias y consiguen prendas 100% naturales.

Como antaño, muchos de ellos usan el poder de las plantas para conseguir colores sanos e inocuos. La hierba pastel, para lograr tonalidades azules; la rubia roja o tintórea, para las rojizas… Son algunas de las plantas que utiliza Estela, de Son de Telar (Segovia), donde teje y confecciona preciosos chales y mantones.

Las mismas técnicas y tintes tradicionales que emplean en el Telar de Muskilda (Villanúa, Huesca), en cuyo taller se tiñe la lana con plantas, setas y hongos, o en la cooperativa Teixidors (Terrassa, Barcelona), donde usan los clásicos telares de madera y los colores de la tierra.

Estas prendas exclusivas hasta hace no mucho eran la única posibilidad de adquirir ropa totalmente ecológica, pero ya hay empresas, como Organic Cotton Colours, que venden tejidos de algodón 100% ecológicos por metros en los tres colores naturales (crudo, marrón y verde), que son los de la propia planta y que se consiguen mediante polinización natural.

Estas telas son muy adecuadas para confeccionar ropa infantil o de cama. Como el organismo de los niños, en pleno desarrollo, es el más sensible, es aconsejable que usen estos tejidos con tintes naturales o el color propio del algodón.

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Dónde encontrar hoy ropa ecológica

Las tiendas online crecen vertiginosamente. En Sunsais, Moves to Slow, Moda en positivo, Aiby Craft, Mandacarú o Pure Nature hay una buena selección de marcas y diseñadores como Ecoology, Thinking Mu, Nagore, CUS o Juana Barranco; algunos de estos venden directamente en sus webs.

Muchas tiendas ofrecen moda sostenible, como El desván de Sense Nu o Ecotienda Sankalpa (Madrid); Coshop, Green Life Style, Humus o Gaia (Barcelona); La Planta Carnívora (Orense); Noemí Albisu (Logroño), o La Línea Verde (Granada).

Si se buscan tejanos, NudieJeans, pioneros, siguen siendo la referencia. People Tree y Sharkah Chakra ofrecen tejanos en algodón bio y de comercio justo. Levis o Pepe Jeans también han incorporado modelos en denim eco.

Para zapatillas, te recomendamos Yuccs, que además de vender online, tienen tienda física en la Calle Goya, 27 de Madrid.

Para ropa del hogar, Foxfibre o Pure Nature.

Cómo saber que la ropa es ecológica

Para saber si una prenda es ecológica, no son de fiar etiquetas donde solo diga «natural», «eco friendly» o «low impact». La única garantía son las certificaciones de asociaciones que realizan rigurosos controles.

  • El sello GOTS (Global Organic Textile Standard) es el más extendido. Certifica que en la prenda se han empleado un mínimo de 70% de fibras ecológicas. Analiza los tintes, otros productos químicos y no acepta un origen transgénico.
  • Natur Textil (Naturtextil IVN Cerfied), organización certificadora europea muy estricta, garantiza el 100%.
  • Otros estándares algo menos estrictos son Oeko-Tex, OE (Organic Exchange), CCS (Content Claim Standard), OCS (Organic Content Standard), IMO (Instituto de Marketecology) o el IVN Naturleder (cuero sin tóxicos).

Un problema global

Vivianne Westwood, la gran abanderada de la moda "green", y también Giorgio Armani, Yves Saint Laurent, Versace… todos los grandes se apresuran a crear colecciones eco. ¿Se han vuelto todos ecologistas de repente?

En realidad, una nueva generación de consumidores, mejor informados y con una mayor conciencia ambiental, junto con una avanzadilla de jóvenes diseñadores, son los que están obligando a repensar todo el sistema textil. También ha ayudado la implacable y constante labor de organizaciones como Greenpeace, que con sus rigurosos informes y campañas (Moda sin Tóxicos o Trapos Sucios) han abierto los ojos de muchos consumidores a la cara oculta de la ropa.

Hay que saber que este es un problema global. Los vertidos tóxicos a ríos y acuíferos se producen en los países donde se fabrica la ropa, como China, Indonesia o México, pero también en los países compradores, donde las prendas se lavan y van desprendiendo sustancias tóxicas aunque allí estén prohibidas.

Ropa tóxica para el cuerpo humano

De un día para otro, a Jesús C. se le declaró una alergia: un repentino sarpullido le cubrió todo el cuerpo. Ya en el hospital, se descubrió que el desencadenante había sido el tinte de la ropa oscura. Este tipo de problemas de salud no ocurrirían si la industria textil fuera más responsable.

De hecho, Greenpeace ha elaborado una lista de los tóxicos más peligrosos en la elaboración de la ropa: alquifenoles, ftalatos, colorantes azoicos, formaldehído, retardantes de llama bromados y clorados… Y así, hasta once. Todos son muy contaminantes, algunos potencialmente cancerígenos o considerados disruptores endocrinos, es decir, que alteran el proceso reproductivo de los organismos vivos, incluido el de las personas.

Muchos de esos tóxicos son persistentes, se acumulan en el cuerpo y no se pueden eliminar. De entre los colorantes, la organización de etiquetado ecológico Oeko-Tex tiene registrados 21 clasificados como alergénicos.