La exposición de los niños a los tóxicos PFAS es preocupante

Las autoridades sanitarias europeas alertan sobre la exposición dañina a las sustancias perfluoradas PFAS. La exposición de la población europea supera con creces el umbral establecido por la Agencia de Seguridad Alimentaria.

sarten PFOA

Aunque son prácticamente desconocidos para el público en general, los compuestos perfluoroalquilados (conocidos como PFAS) que se encuentran en los entornos cotidianos representan riesgos para la salud de grandes sectores de la población europea. Esta es la conclusión del dictamen pericial proporcionado por los expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la agencia responsable de evaluar las sustancias que ingresan en la cadena alimentaria.

A la luz de los estudios más recientes sobre los efectos en la salud y la presencia de estas sustancias en el medioambiente, la EFSA ha decidido reducir nada menos que 2.500 veces el límite de exposición aceptable para los cuatro PFAS más comunes (ácido perfluorooctánoico (PFOA), el sulfato de perfluorooctano (PFOS), el ácido perfluorononanoico (PFNA), y el ácido sulfónico perfluorohexano (PFHxS).). Este umbral es ahora de solo 0,63 nanogramos por kilogramos de peso corporal por día.

Los niños son especialmente vulnerables a los PFAS

Los expertos han decidido que el límite sea extremadamente bajo por la gran capacidad de estos compuestos para producir efectos hormonales en el organismo. Según la EFSA, que tiene su sede en Parma (Italia), la exposición media a estos disruptores endocrinos de una gran parte de la población europea, en particular los niños, supera muy a menudo el límite considerado seguro, tanto que la situación es considerada "preocupante" por una agencia que no acostumbra a pecar de alarmismo.

Los niños son el grupo de población más expuesto a los PFAS. Su exposición comienza, de hecho, durante el embarazo y continúa durante la lactancia y con los primeros alimentos sólidos. Al ser sustancias con acción hormonal, son más dañinos durante las etapas de desarrollo del organismo.

Los estudios indican que los PFAS (con algunas diferencias entre ellos) pueden causar alteraciones en la reproducción y en el desarrollo, peso bajo al nacer, daños hepáticos, renales e inmunitarios. También pueden aumentar el colesterol en sangre y provocar alteraciones de la hormona tiroidea.

Los PFAS se encuentra a nuestro alrededor

Los PFAS han sido utilizados durante décadas por una variedad de sectores industriales. Se encuentran, por ejemplo, en los revestimientos antiadherentes de las sartenes y otros utensilios de cocina, en textiles impermeables, en envases de alimentos, en coches, aparatos electrónicos, productos de limpieza, espumas contra incendios y muchas otras aplicaciones.

Una vez que los objetos con PFAS terminan su vida útil, los disruptores endocrinos se filtran desde los vertederos y contaminan el suelo y las aguas subterráneas. Luego se introducen incluso en la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos. En nuestros cuerpos se acumulan en los tejidos grasos.

Los objetos con PFAS también pueden liberarlos en el aire, tanto en interiores como en exteriores, y, por tanto, podemos inhalarlos.

Cómo evitar los PFAS

Según la EFSA, las principales fuentes alimentarias de exposición a PFAS son la carne de caza, algunos mariscos, el agua potabilizada, el pescado, la fruta, los huevos y sus derivados. Pero no tiene sentido evitar los alimentos, por lo que el objetivo es reducir radicalmente la producción y utilización de los PFAS para que no llegen al medioambiente.

Sin embargo, sí se pueden evitar los productos que contienen PFAS, como las sartenes antiadherentes de teflón cuya información técnica no declare que está libre de PFOA. También podemos rechazar productos como las palomitas preparadas para hacer en el microondas, que también pueden contener PFAS. Otra fuente de exposición al PFAS es el hilo dental a base de teflón, pero hay alternativas libres de estos compuestos.

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