Alcachofa

Las propiedades de la alcachofa, rica en fibra y compuestos amargos, la hacen muy recomendable para limpiar el hígado, bajar el colesterol y cuidar el riñón.

Qué es la alcachofa y para qué sirve

La alcachofera (Cynara scolymus) es una planta invernal originaria de Etiopía, que brota de su cepa cada año y cuyos frutos, las alcachofas, son apreciados en la cocina por su sabor y sus grandes beneficios sobre la salud.

La alcachofa, la inflorescencia de la alcachofera (Cynara scolymus), es un alimento muy valioso y muy conocido por sus propiedades depurativas y beneficios para el hígado. No solo aporta una buena cantidad de vitaminas y minerales sin aportar apenas grasas, sino también una fibra, la inulina, que posee un efecto prebiótico, y se le atribuyen numerosos efectos terapéuticos. 

La temporada de la alcachofa va de otoño a primavera, pues tiene dos floraciones: una de octubre a diciembre y otra de febrero o marzo a abril. En España se cultivan ampliamente alcachofas en Tudela (Navarra), Benicarló (Alicante), donde cuentan con denominación de origen protegida, y El Prat (Barcelona).

De la planta de la alcachofa también se utilizan las hojas con fines medicinales.

El nombre de la alcachofa proviene del árabe, al-khanhuf. Esta hortaliza atravesó el Mediterráneo de la mano de los árabes para desembarcar en Sicilia y de ahí hasta Florencia.

Catalina de Médicis la introdujo en la corte francesa de Enrique II y decretó que era un alimento sólo para hombres, pues desde la Edad Media la alcachofa era considerada un alimento afrodisiaco.

Quizás se le atribuyó esta propiedad por su enorme capacidad para generar bienestar en el organismo, de ahí que hoy se incluya en el grupo de los llamados alimentos-medicina junto con el ajo y la cebolla.

Su apariencia física, que recuerda a la de un corazón, ya parece sugerir las virtudes curativas que encierra y que ayudan a mantener la salud de forma natural.

Propiedades de la alcachofa

Las alcachofas son un diurético excelente, muy útil para favorecer la emisión de orina y aliviar trastornos urinarios como la infección de vejiga y uretra, las piedras en el riñón, el exceso de ácido úrico y urea o los edemas. 

Además son un alimento con poder alcalinizante gracias a su riqueza en minerales como calcio, magnesio y potasio, fibra y vitaminas del grupo B.

Pero destaca sobre todo por una serie de sustancias que se encuentran en cantidades muy pequeñas, pero que tienen notables efectos fisiológicos. Entre ellas destacan:

  • La cinarina, que ayuda a proteger el hígado.
  • La inulina, una fibra que reduce la concentración de azúcar en la sangre tras las comidas y que favorece el equilibrio de la flora intestinal.

Es por tanto, un alimento depurativo a tener muy en cuenta. 

La alcachofa cuenta con una extensa acción medicinal que reside principalmente en su capacidad para facilitar el metabolismo de las grasas, aliviar las flatulencias, reducir el colesterol LDL (o "malo") e incrementar las tasas del HDL (o "bueno").

  • Mejora los niveles de azúcar en sangre. Aumenta la producción de ácidos biliares, lo que favorece la digestión, protege el hígado, es aperitiva, diurética y disminuye los niveles de azúcar en la sangre.
  • Reduce la inflamación. La cinarina que contiene es un flavonoide de acción antiinflamatoria cuya principal virtud es la de regenerar la célula hepática, incluso eliminando la sensación de malestar y náuseas propias de los enfermos hepatobiliares. La razón es que la cinarina estimula la circulación sanguínea en este órgano y aumenta el número de hepatocitos con núcleo doble.
  • Ayuda contra el colesterol malo. También la cinarina, unida a los ácidos presentes en la alcachofa, es la responsable del control del colesterol LDL y de los peligrosos triglicéridos. Esto sucede porque actúa obstaculizando la síntesis endógena del colesterol y los lípidos, al tiempo que estimula la transformación del colesterol en ácidos biliares.
  • Eleva el colesterol bueno. El incremento de la producción de bilis que provoca la cinarina de la alcachofa hace que las grasas se disuelvan más rápidamente, lo que permite aliviar el proceso digestivo a la vez que acelera la transformación del colesterol LDL antes de que éste tenga la oportunidad de establecerse de forma nociva en el sistema circulatorio. Lo anterior, junto con la capacidad para disminuir la presión arterial, resulta especialmente importante para prevenir los ataques cardiacos y las recaídas tras un infarto o una angina de pecho.
  • Mejora las digestiones. Respecto a la cinaropicrina, se trata de un principio amargo cuya principal virtud es la de ser aperitivo y preparar al organismo para aceptar otros alimentos, de ahí que la alcachofa constituya un alimento idóneo para tomar como entrante o en el primer plato.
  • Favorece la alimentación en la infancia. La alcachofa es además un alimento idóneo para introducir el sabor amargo en la alimentación infantil, ya que cuando tomamos un sorbo de agua comiendo alcachofas un insólito dulzor invade nuestra boca. Esto parece deberse a que su flavonoide cinarina, que le otorga su característico sabor amargo, se disuelve en el agua mientras que la dulzura de la inulina, uno de sus azúcares característicos, permanece todavía en el paladar.

Aunque la alcachofa se toma ante todo como alimento, también es cierto que sus principios activos se encuentran más concentrados en las hojas que parten del tallo hacia los lados y que suelen desecharse.

ALCACHOFA: valor nutricional

La alcachofa es una buena fuente de nutrientes: una alcachofa (200 g) cubre el 13% de las necesidades diarias de vitamina C que requiere un adulto y el 14 % de las de vitamina B1.

Aporta una notable cantidad de fósforo (130 mg/ 100 g), hierro (2 mg/100 g), potasio y, en menor medida, de magnesio y calcio.

Al ser además un alimento hipocalórico (50 calorías/100 g), su consumo se aconseja en dietas de control de peso. Sus principios activos son la cinarina, la cinaropicrina y la inulina, un hidrato de carbono que reduce el azúcar en la sangre, aunque también contiene flavonoides, esteroles y ácidos cafeico, orogéníco, críptoclorogénico y neoclorogénico.

Beneficios para la salud

Las propiedades de la alcachofa hacen que esté indicada para prevenir o mejorar diferentes problemas de salud. Es un alimento recomendable para todo el mundo. No obstante, su consumo está especialmente indicado en personas aquejadas de colesterol elevado, diabetes, gota, dolencias hepáticas y ácido úrico, entre otras. Estas son sus principales indicaciones y beneficios para la salud:

la alcachofa es buena para el hígado

Con un sabor exquisito, entre dulce y amargo, la alcachofa, consumida con regularidad, incrementa la secreción biliar y la irrigación sanguínea del hígado, lo que ayuda a digerir mejor. Del mismo modo contribuye a eliminar las secuelas de las hepatitis y previene la formación de cálculos biliares.

Gracias a la cinaropicrina y la cinarina, dos de sus principios activos, favorece la regeneración de las células hepáticas y atenúa el impacto que el alcohol y otras sustancias tóxicas ejercen sobre ellas.

Mejora además las digestiones lentas, que provocan la sensación de estar lleno y también es un remedio en la convalecencia de las hepatitis y contra la hidropesía (hinchazón del abdomen por acumulación de líquido). 

También es un buen desintoxicante del organismo y colabora en la eliminación del ácido úrico, con lo que es ideal para enfemos de gota.

la alcachofa cuida el riñón

La alcachofa incrementa la diuresis y la excreción de urea, una sustancia tóxica que se produce en el organismo como resultado del metabolismo de las proteínas y que debe eliminarse con la orina.

Cuando se altera la función renal, el nivel de urea aumenta en la sangre y puede originar dolorosos ataques de gota.

También es útil contra la retención de líquidos con oliguria (producción escasa de orina).

la alcachofa baja el colesterol

Su consumo es importante para rebajar el colesterol LDL y mantener una buena cifra de colesterol HDL.

En un estudio realizado en Munich en 1994 se comparó la reducción de los niveles de lípidos mediante el consumo de alcachofa y alguno de sus derivados (extracto). Este estudio se realizó con un total de 84 pacientes afectados de hiperlipidemia. 

Al cabo de 6 semanas de tratamiento, los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos experimenta ron una tendencia a la disminución, mientras que el colesterol bueno HDL se elevaba.

Cuando el tratamiento se prolongó hasta 12 semanas, los triglicéridos respondieron bien, mientras el colesterol LDL continuaba lentamente en su proceso de descenso.

la alcachofa mejora la diabetes

La inulina que contiene la alcachofa es un hidrato de carbono que se transforma en levulosa, un azúcar natural, sin requerir la intervención de los jugos digestivos.

De ahí que la alcachofa ayude a las personas diabéticas a controlar sus niveles de azúcar, hasta el punto de que si se sigue un régimen adecuado y además se toma alcachofa a diario, los insulinodependientes pueden ver reducida sus dosis de insulina.

la alcachofa es buena para la piel

Muchas dermatitis desaparecen o mejoran tras estimular los procesos de desintoxicación hepática. El consumo regular de alcachofas puede contribuir a mejorar, así, algunas afecciones crónicas de la piel.

La alcachofa ayuda a recuperar hambre

La alcachofa es un alimento con propiedades aperitivas. Un preparado muy efectivo en este caso es hervir una alcachofa previamente troceada durante 15 minutos. El caldo resultante se cuela y se toma veinte minutos antes de las principales comidas.

infusión de  alcachofa para potenciar su efecto

Podemos beneficiarnos aún más de las propiedades de la alcachofa tomando ciertas infusiones útiles en caso de afecciones agudas que requieran una mayor cantidad de cinarina.

Para ello es preferible recurrir a las alcachofas de cultivo ecológico, exentas de plaguicidas y sustancias tóxicas.

INFUSIÓN DE ALCACHOFA PARA BAJAR EL COLESTEROL

Se vierte en un recipiente hirviendo una cucharada de hojas de alcachofa troceadas y se deja reposar la tisana durante 15 minutos. Después se cuela y se endulza con miel al gusto.

Se tomará una taza de la infusión media hora antes de la comida y de la cena.

TISANA DE ALCACHOFA CONTRA LA GOTA Y El ÁCIDO ÚRICO

Se dejan reposar en agua tibia 5 g de tallos de alcachofa troceados y una cucharada de diente de león.

El preparado se macera durante 12 horas y, después de filtrarlo, se toma caliente tres veces al día.

INFUSIÓN CONCENTRADA DE ALCACHOFA PARA LOS PROBLEMAS DE VESÍCULA

Se vierten 20 g de hojas en 750 ml de agua y se calienta la mezcla hasta que entre en ebullición. Después se retira del fuego y se deja reposar durante 5 minutos.

De esta tisana se tomará una taza tras la comida y la cena.

INFUSIÓN CON ALCACHOFA PARA LA HEPATITIS Y LA CIRROSIS

Se añaden a medio litro de agua una cucharada de hojas de alcachofera, 3 o 4 tallos troceados y una cucharada de cardo mariano.

Se hierve el preparado y se deja reposar durante 15 minutos.

Esta infusión se beberá dos veces al día, una al mediodía y otra antes de acostarse.

Cómo cocinar alcachofas

La alcachofa es una hortaliza de múltiples usos terapéuticos y culinarios. A la hora de prepararla, habrá que tener en cuenta algunas cosas para evitar su deterioro: conviene evitar los hervores prolongados, pues la sobrecocción afecta a su sabor y textura. Y, una vez cocida, tampoco debe guardarse, porque la coloniza un hongo de color grisáceo llamado bremia que podría resultar nocivo para la salud.

En general, la alcachofa es una hortaliza que exige cierto trabajo en la cocina: hay que cortarle parte de la base y las puntas duras, arrancarle las hojas exteriores más fibrosas y, a veces, eliminar la pelusilla del interior.

Su sabor delicado y sus singulares propiedades culinarias la convierten en un ingrediente ideal para crear platos festivos y suculentos. Los corazones o fondos de alcachofas son un ejemplo, y se pueden preparar con un sinfín de rellenos distintos.

Para cocinar las alcachofas al horno, basta con cortar el tronco, eliminar algunas hojas externas y condimentarlas con ajo, sal o unas gotas de limón o tamari, que se introducen en el interior abriéndolas ligeramente. Para que no se resequen, se agrega un poco de agua o caldo y un chorrito de aceite de oliva.

El tiempo de cocción resulta difícil de precisar. Para saber si están en su punto se arranca una hoja externa: si se desprende con facilidad, ya pueden retirarse del horno.

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