¿Qué es la trombosis y qué síntomas produce?

La formación de un coágulo de sangre (trombo) en una o más venas profundas del cuerpo, generalmente en las piernas, puede causar dolor o hinchazón en la pierna afectada, enrojecimiento, cambios de color de la piel o sensación de calor en la zona.

Pero también puede presentarse sin provocar síntomas perceptibles y desprenderse hasta llegar al corazón o a los pulmones, donde puede dar lugar a un infarto o a una embolia pulmonar.

¿Por qué se producen los coágulos sanguíneos?

Los trombos se producen como consecuencia de cualquier cosa que impida que la sangre circule normalmente. Esto puede ser debido a:

  • ciertas enfermedades que afectan a la coagulación
  • lesiones en las paredes de los vasos sanguíneos
  • un periodo de inmovilización prolongado como ocurre después de una estancia hospitalaria larga, por ejemplo después por una cirugía o de un accidente

Otras causas de los trombos no tan directas pero precursoras de los trombos pueden ser:

¿Qué otros factores predisponen a que se formen trombos?

En primer lugar, puede influir la gran cantidad de metales pesados a los que estamos expuestos. Unos niveles elevados de exposición al arsénico (superiores a 20 mg/l en sangre) pueden contribuir de forma notable al desarrollo de patologías vasculares periféricas. Podemos encontrar, por ejemplo, en el agua potable que obtenemos de los servicios públicos, así como en las verduras procedentes de cultivos intensivos.

Por otra parte, las intolerancias a ciertos alimentos producen inflamación sistémica, un tipo de inflamación silenciosa que acaba deteriorando los tejidos y órganos del organismo. Si las lesiones se producen en las paredes arteriales y venosas, se altera la coagulación y esto puede dar lugar a la trombosis.

¿Cómo se puede prevenir la trombosis?

En primer lugar, conviene tener presente que la hidratación es un factor protector. Es fundamental mantener el cuerpo bien hidratado.

Por otra parte, proteger las paredes celulares con antioxidantes y otros compuestos protectores es imprescindible para evitar lesiones que propicien la formación de coágulos. Entre los antioxidantes pueden ser útiles la vitamina C (500-1.500 mg), los bioflavonoides (1.000 mg), los ácidos grasos omega-3 y 6 (1.300 mg/650 mg), la vitamina E (300-1.600 UI).

También pueden ejercer un efecto protector los glicosaminoglicanos (20 – 100 mg) como el colágeno, el ácido hialurónico, la elastina o el condroitín sulfato.

Tener en cuenta factores de riesgo como la exposición a metales pesados y las intolerancias alimentarias puede asimismo ayudar a prevenirlos. Podemos tomar medidas para eliminar metales pesados de nuestro cuerpo y reducir nuestra exposición, o intentar detectar qué alimentos nos sientan mal y abordar la intolerancia. Todo ello contribuirá al mantenimiento de la salud vascular.

¿La alimentación previene la formación de coágulos?

Una alimentación rica en grasas saturadas se traduce en un aumento de los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre, lo que constituye en sí mismo un factor de riesgo. Por el contrario, una dieta basada en productos vegetales frescos, con abundantes frutas y verduras, ejerce un efecto protector.

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