El funcionamiento del aire acondicionado representa un incremento en la factura de la electricidad. Además es un consumo de energía que se traduce en emisiones de dióxido de carbono que contribuyen al cambio climático. En casa podemos tomar algunas medidas sencillas para evitar su uso, ahorrar y refrescar los espacios de manera natural.

Además, si refrescamos nuestro hogar con medios naturales evitaremos algunos síntomas relacionados con el uso del aire acondicionado, como deshidtración y piel seca, dolores de cabeza o problemas respiratorios. Toma nota de estas estrategias para refrescar la casa sin aire acondicionado de forma barata y saludable.

10 estrategias para refrescar tu hogar con medios naturales

Mantener el hogar fresco en verano no es fácil, especialmente en edificios antiguos o en áticos. La buena noticia es que se puede mantener una temperatura aceptable en las habitaciones aplicando ideas sencillas y baratas.

1. Baja la persiana o cierra la contraventana

El calor entra sobre todo por las ventanas. Incluso cuando están cerradas, se introduce con la radiación solar directa. Por lo tanto hay que cerrar las ventanas y evitar que entre la luz durante todo el día.

Cierra contraventanas, persianas y cortinas. A cal y canto. Si no tienes persianas ni contraventanas, puedes instalar tu mismo unas persianas enrollables, si es posible por el exterior.

2. Por la noche, crea corrientes de aire

El mejor momento para ventilar es por la noche o a primera hora de la mañana, cuando la temperatura es menor fuera que dentro. Asegúrate de que es el caso con la ayudas de sendos termómetros en el exterior y en el interior.

Debes ventilar cada habitación para que el calor pueda salir fácilmente de la vivienda. Esto significa abrir todas las ventanas y las puertas al mismo tiempo durante al menos 15 minutos.

De esta manera crearás corrientes de aire fresca. Es buena idea abrir también las puertas de los armarios, porque el aire caliente se acumula allí dentro.

3. Convierte el tendedero en un aire acondicionado

Colgar una toalla mojada o una sábana húmeda sobre un tendedero tipo sisí es una excelente manera de bajar la temperatura en una habitación. El efecto se llama enfriamiento evaporativo.

La humedad se evapora de la toalla y enfría la habitación. Si además diriges un ventilador sobre la toalla húmeda, puedes intensificar el efecto.

5. Apaga los dispositivos electrónicos de vez en cuando

Los dispositivos eléctricos generan mucho calor innecesario porque los dejamos encendidos cuando no los utilizamos.

Pon tu mano unos segundos sobre la parte inferior del ordenador portátil o el router y comprueba que son verdaderas pequeñas estufas que están aumentando continuamente la temperatura del espacio

6. Dale un refresco a tu sábana

Muchas personas guardan su cálido edredón cuando arrecia el calor del verano, porque dormir dehajo se hace insoportable.

Si duermes solo con una sábana, métela en el congelador en la nevera una hora antes de irte a la cama. Te proporcionará un agradable frescor, al menos en las primeras horas de la noche.

7. Lleva una botella de "agua caliente" fría a la cama

Lo que la hace que la cama resulte acogedora y cálida en invierno también se puede utilizarse en sentido contrario en verano. La querida bolsa de agua caliente también se puede enfriar.

Llénala con agua fría antes de acostarte, colócatela entre los muslos y conseguirás refrescarte notablemente.

8. Guarda las alfombras

Todas las alfombras son excelentes acumuladores de calor. A diferencia de los suelos de piedra o, en menor medida, de los suelos de madera, las alfombras absorben mucho calor y luego lo liberan lentamente en la habitación.

Puedes enrollar alfombras sueltas, pero también almohadones o cojines de telas calientes y la acogedora manta del sofá y guardarlas en el altillo, el sótano o un desván durante los meses más calurosos.

9. Toma platos fríos en los días calurosos

Bajo el calor abrasador, comer sigue siendo divertido, pero cocinar no tanto. Pero esa no es la única razón por la que deberías dejar los fogones apagados con más frecuencia.

Por un lado, el calor de los fogones calienta tu cocina o tu salón si la tienes abierta. Por otro lado, los platos ligeros como las ensaladas son más fáciles de digerir y no necesitan que el cuerpo genere mucho calor para ello.

Y hablando de la cocina, no te quedes frente a la nevera abierta, te refrescará por un tiempo, pero luego el dispositivo tiene que enfriarse nuevamente y produce calor que luego se propaga a la casa.

10. Pon el ventilador cerca de una ventana

Un ventilador consume mucha menos energía que un aire acondicionado. Incluso un acondicionador de aire pequeño consume tanta electricidad como 100 bombillas de bajo consumo. Un ventilador de ahorro de energía, por otro lado, gasta como 4-10 lámparas de ahorro de energía.

  • Un ventilador deja de ser útil a temperaturas superiores a 35 grados, pero el flujo de aire enfría tu cuerpo al favorecer la evaporación del sudor.
  • Un buen truco es colocar el ventilador junto a la ventana abierta por la noche para que insufle más aire hacia el espacio interior.
  • Como cualquier dispositivo eléctrico, un ventilador también genera calor. Por lo tanto, debería usarse de manera puntual.