¿Estrés, enfado, miedo? Cuando hay tensión en la autopista de datos entre la cabeza y la barriga, las hormonas del estrés activan las células nerviosas e inmunitarias en la pared intestinal.

Los músculos se tensan, los nervios intestinales envían señales de dolor al cerebro, este registra un malestar general y decide que sería mejor ir al baño.

Esta secuencia de acontecimientos es bien conocida por muchas personas, como los estudiantes que se descomponen antes de un examen importante. Pero, ¿puede llevar hasta el intestino irritable?

Un cerebro intestinal hiperactivo puede provocar el intestino irritable

¿Qué fue antes el huevo o la gallina? La psique y los intestinos viven en un continuo intercambio de información a través de fibras nerviosas, sustancias mensajeras como hormonas, neurotransmisores y ácidos grasos de cadena corta como el butirato y el propionato.

Por un lado, la ira y el estrés activan la evacuación intestinal, por otro lado, los trastornos digestivos provocan mal humor. Estudios recientes también indican que la composición de la microbiota intestinal también produce un impacto en la psique.

En el intestino, uno de los principales centros de información es el "cerebro intestinal", una red de millones de células nerviosas que controla la digestión.

A través de las fibras nerviosas del eje intestinal-cerebral, suministra información al sistema límbico en el cerebro, donde se procesan los sentimientos. Pero cuando el cerebro intestinal se vuelve demasiado "comunicativo", los afectados sufren de dolor abdominal, calambres, gases, diarrea o estreñimiento. Un fenómeno conocido como síndrome del intestino irritable.

Lo que hay detrás del síndrome del intestino irritable

El síndrome del intestino irritable tiene varias causas orgánicas con trastornos definidos en el intestino o el cerebro, explica el profesor Michael Schemann, del Departamento de Biología Humana de la Universidad Técnica de Munich.

Algunos pacientes tienen inflamación del revestimiento intestinal, cuyas células liberan serotonina, histamina y proteasas, que sensibilizan las células nerviosas entéricas y aumentan la sensibilidad al dolor en el tracto digestivo.

Esta inflamación puede aparecer de una infección gastrointestinal, por intolerancia a algún alimento o puede desarrollarse con el tiempo.

Otros pacientes son muy sensibles a las influencias externas, son ansiosos y esa angustia encuentra un reflejo a nivel digestivo.

El arte del médico es descubrir la causa probable en cada caso individual. Primero hay que descartar cualquier otra razón que pueda provocar los síntomas. Para ello el médico puede practicar una colonoscopia o realizar un examen ginecológico.

¿Cómo se puede tratar el intestino irritable?

Luego el médico decide cuáles son las mejores formas de aliviar los síntomas. De momento no hay un tratamiento único infalible para el síndrome del intestino irritable. Por lo tanto, es buena idea probar varias estrategias y observar cuál funciona mejor. Las plantas medicinales y los probióticos funcionan bastante bien para tratar las flatulencias, la falta de regularidad y molestias leves.

Los médicos recomiendan un estilo de vida saludable con pérdida de peso (si es necesario), ejercicio y una dieta equilibrada.

También es importante eliminar el estrés y relajarse con regularidad. Distraerse, gozar de las cosas buenas de la vida, puede ser muy eficaz.

Aunque el estrés o la depresión no causen directamente el síndrome del intestino irritable, pueden empeorar el cuadro clínico. Según los estudios, las medidas psicoterapéuticas son tan efectivas como los medicamentos.