12 frutas y verduras de temporada para comer en agosto

Comer los alimentos frescos que trae la temporada te asegura todo el sabor y efectivas combinaciones de nutrientes. En pleno verano hay tanta variedad que te costará elegir.

Calendario de temporada de frutas y verduras de temporada en agosto

En pleno verano la abundante energía solar sigue dando sus frutos. Es tiempo de movimiento, de expansión, pero también el momento en que muchos nos tomamos un descanso y nos dejamos llevar.

Una buena tajada de sandía, un melocotón que se deshace en la boca, una ciruela con todo el dulzor concentrado... La huerta nos ofrece deliciosas frutas de temporada con las que dejarse llevar, lo que resulta de lo más saludable. En las ensaladas, los gazpachos y las barbacoas tampoco nos faltarán hortalizas para comer variado y sentirnos ligeros a la vez que aportamos a nuestro organismo abundante fibra y los nutrientes que necesita.

Al sudar más por el calor, no solo nos deshidratamos más rápidamente y aumentan nuestras necesidades de agua, sino que perdemos más minerales. Todas esas frutas y verduras de temporada se vuelven indispensables, con su aporte de agua, oligoelementos y vitaminas.

Según la medicina tradicional china, los órganos que más requieren nuestra atención durante este mes siguen siendo el corazón y el intestino delgado. A medida que avanza el verano habrá cada vez más bayas: grosellas, arándanos, moras... Con sus flavonoides antioxidantes resultan idóneas para proteger el corazón.

El calor, la deshidratación, comer fuera de casa y los alimentos mal conservados son, por otro lado, causas frecuentes de alteraciones digestivas en esta época. Optar por alimentos ligeros y fáciles de digerir, cuidar el equilibrio de la flora intestinal y dejar que el cuerpo repose tras las comidas te ayudará a evitar sorpresas desagradables.

¿Qué frutas y verduras están de temporada en agosto?

Se despiden frutas que arrancaron su temporada con la primavera, como los albaricoques. Sin embargo, están casi a punto las que marcarán el fin de las vacaciones, como la uva y el higo, que maduran hacia finales de mes.

Entre medio queda una larga lista de frutas y hortalizas que empezaron a madurar a principios de verano y que no solo se mantienen en temporada: el sol intensifica sus sabores y nos permite disfrutarlas en todo su esplendor.

Las frutas de hueso, como melocotones, nectarinas o ciruelas, están maravillosamente dulces. Llegan ya melocotones de secano con mucho sabor, como si el sol se hubiera concentrado en ellos. Entre las ciruelas maduran las claudias, que cuando están en su punto tienen un sabor exquisito. Y todavía puedes disfrutar de las cerezas, aunque serán las últimas.

En jugosidad a estas frutas solo les ganan melones y sandías, que también están en su punto. Con ellos puedes preparar refrescantes cremas frías, por ejemplo con melón triturado y un poquito de menta, o con sandía y las hortalizas del gazpacho.

Las peras de verano son otra gran fuente de hidratación. La pera limonera y la pera ercolina están en temporada y se deshacen en la boca.

Entre las bayas, a las frambuesas y los arándanos se suman las grosellas y, más avanzado el mes, las primeras moras. Si mantienes los ojos abiertos en tus excursiones de verano, puedes incluso recogerlas silvestres. Los arándanos crecen a menudo a la salida del bosque; las moras abundan en los márgenes de los caminos.

En la huerta la producción de hortalizas de verano no deja de dar excedentes. Las berenjenas, los calabacines, la judía verde, los pepinos, los pimientos, los tomates... crecen de un día para otro y comban las matas pidiendo ser recogidos.

Las ensaladas verdes apetecen más que nunca: las lechugas crecen sin remilgos y todo lo que se te ocurra añadirle está en su mejor momento. Los tomates saben a tomate, los pepinos están crujientes y los pimientos pesan el doble porque están llenos de carne.

Llegan a su vez gran variedad de patatas y cebollas, y siguen creciendo los puerros de verano, más suaves y finos que los de invierno, con los que podrás prepararte buenas vichyssoises.

Finalmente, están en temporada también pequeñas joyas quizá menos conocidas, como las okras, muy ricas en mucílagos, o el higo chumbo, que madura ahora en las chumberas y te reta a disfrutarlo en tus paseos de verano.

12 frutas y verduras de la estación: ¡incorpóralas a tu menú!

Esta selección es solo una muestra de todo lo que ofrece la huerta en pleno verano. Son los alimentos de temporada más representativos del mes de agosto

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1. Sandía isotónica contra el calor

El agua refrescante de la sandía no solo apaga la sed en verano, sino que actúa como una auténtica y revitalizante bebida "isotónica" gracias a su riqueza en vitaminas y su variado aporte de minerales.

Es tan abundante esta agua (más del 90% del peso de la pulpa) que apenas deja espacio a grasas ni proteínas; tan solo contiene unos cuantos azúcares, a los que se debe su sabor ligeramente dulce. Dos buenas tajadas (unos 300 g) proporcionan solo 96 calorías; sin embargo, aportan casi la mitad de la vitamina C que se precisa al día y hasta la quinta parte de la B1 y la B6.

Las más dulces suenan a hueco, están firmes y pesan bastante. Combinan muy bien con el kiwi en las macedonias y, cortadas a daditos, dan un agradable toque de frescor al gazpacho.

 

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2. Ciruela Claudia rica en fibra y azúcares

En pleno verano se cosecha una de las ciruelas más apreciadas como fruta de mesa, la claudia. La reina Claudia de Francia quedó entusiasmada en el siglo XV con su dulzor, y de ahí su nombre.

Su piel verde, que se dora al madurar, posee una capa cérea que retiene el agua frente al calor del verano, lo que la hace muy jugosa además de dulce.

Como otras variedades de ciruela, la claudia es rica en potasio y resulta ligeramente diurética, pero sobre todo es útil frente al estreñimiento, por su fibra y su contenido en sorbitol. Además aporta las vitaminas B1, C y E.

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3. Pimiento rojo, una mina de vitamina C

Con el calor madura el pimiento, una hortaliza que no debería faltar en las ensaladas de verano. El de color rojo es especialmente rico en vitamina C: un solo pimiento (150 g) cubre de sobras las necesidades diarias.

Además, aporta en abundancia las otras dos vitaminas antioxidantes, la A y la E, así como las vitaminas B6 y ácido fólico. En crudo conserva mejor la vitamina C, aunque también resulta delicioso asado, aliñado con aceite o triturado e integrado en tus patés vegetales.

Con él se prepara la muhammara, un paté de pimientos con nueces y néctar de granada delicioso, pero también da un toque original al hummus de garbanzos.

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4. Higo chumbo rico en betalaínas

Si has intentado alguna vez comerte un higo chumbo recogido directamente de la chumbera, sabrás que sus espinas pueden resultar un engorro, pero también que, una vez les hincas el diente, constituyen un auténtico placer de los paseos de verano.

Las chumberas forman parte inseparable del paisaje de buena parte de nuestras costas, aunque son originarias de México, donde se conocen como nopales. La mayoría crecen silvestres, pero también se cultivan, sobre todo en las islas Canarias, Murcia y Valencia, así que puedes encontrar el fruto en los mercados ya sin espinas y listo para disfrutar, ¡sin sufrir!

Los higos chumbos son ligeramente astringentes, pese a su riqueza en fibra. Aportan buenas cantidades de magnesio y calcio junto a abundante vitamina C y otras sustancias antioxidantes.

Entre sus antioxidantes destacan las betalaínas, los mismos pigmentos que dan un tono rojizo a la remolacha y que los estudios relacionan con una menor oxidación del colesterol LDL. Lo más habitual es consumir el higo chumbo fresco, como fruta de mesa o cortado en la macedonia junto a otras frutas de verano, pero también se pueden elaborar mermeladas, confituras o sorbetes.

Las pencas de la chumbera, por cierto, se pueden comer. De hecho, en países como México es habitual prepararlas como verdura. Incluso las puedes encontrar en cápsulas y preparaciones en polvo para tomar como suplemento, pues al ser ricas en mucílagos evitan la absorción de parte del colesterol ingerido y la conversión en grasa del exceso de azúcar en la sangre.

lechuga

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5. Lechuga romana remineralizante

La lechuga romana es la estrella de las ensaladas estivales, que agradecen una verdura de hoja tan suave y ligera.

Aporta tan pocas calorías que se podría pensar que no tiene sustancia, pero nada más lejos de la realidad: no solo aporta pequeñas cantidades de muchos minerales sino que es rica en ácido fólico y vitaminas A y C. Además, en su tronco posee un látex blanco de efecto relajante.

La lechuga es una de las verduras más contaminadas con plaguicidas cuando procede de cultivos convencionales. Asegúrate de lavarla bien o, mejor aún, hazte con lechugas de cultivo ecológico.

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6. Pepino, el más diurético y depurativo del huerto

El pepino, un ingrediente habitual de refrescantes recetas como el gazpacho andaluz o el tzatziki griego, se considera diurético y depurativo.

Pero, al tiempo que ayuda a eliminar, aporta buenas dosis de vitaminas y minerales. Un ejemplar de unos 250 g proporciona el 13% de la vitamina C que se precisa al día y el 10% de la vitamina B1, del ácido fólico y del magnesio.

Además contiene tres tipos de lignanos, unos polifenoles que se han asociado a una mayor protección cardiovascular y anticancerígena.

Como la lechuga, el pepino suele contener bastantes plaguicidas. Si lo compras ecológico podrás aprovechar la piel, que contiene esteroles vegetales que ayudan a reducir el colesterol.

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7. Grosellas rojas antioxidantes

Las grosellas rojas sorprenden con su sabor ácido, ideal para crear contrastes en repostería o incluir en un smoothie y enriquecerlo con sus antioxidantes.

Y es que, como otras bayas, poseen antocianinas, unos pigmentos que combaten los radicales libres y protegen del envejecimiento celular. Tampoco es nada desdeñable su aporte en vitamina C: un puñadito de 50 gramos cubre el 30% de las necesidades diarias de esta vitamina antioxidante.

Gracias a su fibra y potasio las grosellas resultan, además, depurativas y ligeramente laxantes. Inclúyelas en tus macedonias y zumos.

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8. Tomates de ensalada con todo el sabor

Los tomates están en su mejor época. Los simples tomates de ensalada, que puedes encontrar en cualquier verdulería durante todo el año pero sin ningún sabor, maduran ahora en la mata de forma natural y eso se nota: están dulces, jugosos y llenos de matices. ¡Aprovecha!

Las tres vitaminas antioxidantes abundan en el tomate: 200 gramos proporcionan el 80% de la vitamina C que se precisa al día, el 30% del betacaroteno o provitamina A y la cuarta parte de la vitamina E.

El pigmento rojo que les da color es el licopeno, un antioxidante cuyo consumo se ha relacionado con un menor riesgo de sufrir ciertos cánceres, como el de próstata.

El licopeno se asimila mejor si se cocina el tomate y se acompaña de un poquito de grasa, como un chorrito de aceite.

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9. Melón piel de sapo, las vitaminas más frescas

La pulpa dulce y aromática de este popular melón, conocido como "piel de sapo" por su piel verde con manchas oscuras, es muy habitual en la sobremesa compartida de las tardes de verano. Y es que al ser muy refrescante resulta delicioso cuando aprieta el calor.

Su abundante agua lo hace muy jugoso y ligero. Además resulta depurativo, laxante e hipotensor gracias a su aporte de fibra y de potasio. Dos rodajas (unos 200 gramos) cubren el 85% de las necesidades diarias de vitamina C, el 15% de las de ácido fólico y el 20% de las de provitamina A.

Triturándolo con unas hojitas de menta obtienes una sopa fría muy ligera ideal para servir como entrante.

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10. Platerina para cuidar tu piel

Tan aromática y plana como un paraguayo y con la piel firme y lisa de una nectarina: así es la platerina, una variedad de melocotón que nace de cruzar el paraguayo con la nectarina y que cada vez se ve más en los mercados cuando arranca el verano.

La platerina, al igual que las dos variedades de las que es pariente, resulta también muy dulce y jugosa. Y, como otros melocotones, es rica en betacaroteno, el pigmento antioxidante que en el organismo se transforma en vitamina A y ayuda a proteger la piel y las mucosas.

Además aporta vitamina C y se puede considerar diurética y algo laxante.

Su forma achatada y una piel agradable de comer la convierten en una opción idónea para llevarse como tentempié y para los niños.

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11. Pera blanquilla contra la hipertensión

Esta jugosa pera de agua, de piel verde claro y con una pulpa blanca y firme muy dulce, se conoce también como "Blanca de Aranjuez" y se encuentra en los mercados desde mediados de verano y a lo largo del otoño.

Como otras variedades de pera, es ligera, digestiva y una buena fuente de energía inmediata gracias a su riqueza en azúcares. Pero tiene la ventaja de que esos azúcares son bien tolerados por los diabéticos y de que se acompañan de abundante fibra.

Gracias a su óptima proporción entre sodio y potasio, la pera posee un efecto diurético que resulta útil frente a la hipertensión, la retención de líquidos y los cálculos renales. Además aporta buenas cantidades de vitamina C.

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12. Okras, una caricia para la digestión

Esta curiosa verdura recibe otros nombres como gumbo o quingombó, que revelan sus orígenes africanos. Su aspecto recuerda al de un pimiento verde pequeño y puntiagudo, aunque cubierto de pelusilla. Las vainas esconden unas semillas que al ser cocinadas liberan mucílagos. Esto las hace idóneas preparar sopas espesas y muy digestivas, pues esos mucílagos poseen efectos balsámicos y protectores de las paredes intestinales.

Son versátiles en la cocina. Además de utilizarlas en sopas, puedes hervirlas en agua salada, rehogarlas con aceite y otras hortalizas, rebozarlas o guisarlas.

A las okras les sientan bien el jengibre, la pimienta roja y el curry. De hecho, han sido adoptadas por las cocinas del Caribe y de Asia, que las combinan muy a menudo con ingredientes picantes.

En Europa cada vez es más fácil encontrarlas. Si tienes carraspera, prueba a cocer las semillas y hacer gárgaras con el líquido.

Agosto también es un buen mes para...

Es un buen momento para aprovechar la abundancia de las cosechas y hacer compotas, conservas y mermeladas caseras. Si quieres hacerlo teniendo en cuenta las recomendaciones de la agricultura biodinámica y la influencia de la luna, encontrarás más información en este artículo sobre cocina biodinámica.

Además, en esta época se recogen y se secan las flores de manzanilla. En caso de que tengas la mala suerte de sufrir la típica gastroenteritis de verano, puedes prepararte una infusión con ellas para aliviar los síntomas y restablecerte.

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