Sudar es un hecho fisiológico fundamental para el organismo. Sin notarlo, llegamos a transpirar de medio a un litro al día, y con sudoración profusa en condiciones extremas se pueden alcanzar los diez litros.

Algunas personas asocian la transpiración con una maldición bíblica (ganarás el pan con el sudor de tu frente), pero más que un castigo constituye un precepto higiénico.

El sudor es un líquido de sabor salado y composición parecida a la de la orina. Principalmente lo segregan las glándulas sudoríparas ecrinas, formadas por un glomérulo secretor y un conducto excretor que desemboca en la piel.

Existen unas seiscientas glándulas por centímetro cuadrado de piel, y su concentración aumenta en la palma de las manos, la planta de los pies y la región frontal de la cara.

1. Tiene un efecto termorregulador

Las glándulas sudoríparas desempeñan funciones importantes en el metabolismo hídrico y en la termorregulación por la evaporación del sudor y la humedad de la superficie cutánea.

La transpiración es un medio de refrigeración corporal. Los habitantes de zonas muy calurosas se han adaptado genéticamente a estos climas desde épocas inmemoriales. Su cabello rizado hace posible que el sudor se mantenga más tiempo, así como su efecto refrescante.

En los casos de fiebre normalmente se suda muy poco; cuando la fiebre ha realizado su cometido aparece la sudoración y se produce el equilibrio termorregulador a una temperatura más baja. En la antigüedad se decía que en esos momentos la enfermedad había hecho lisis y se resolvía suave y favorablemente.

2. Libera feromonas al exterior

El sudor también puede ser causado por una respuesta física a la excitación y el miedo, ya que estos estímulos aceleran el pulso cardiaco e inducen una mayor producción de calor.

Las glándulas sudoríparas apocrinas desembocan en un folículo pilosebáceo. Las hallamos en la axila, el periné, el pubis y el conducto auditivo externo. La glándula mamaria es de hecho una glándula sudorípara apocrina modificada.

Estas producen sustancias responsables del olor característico de zonas como las axilas y los órganos sexuales. Una de esas sustancias son las feromonas, palabra griega que puede traducirse por "vehículo de excitación".

Muchas plantas y animales emplean diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación, cuyos códigos sirven tanto para atraerse sexualmente como para otros fines. Según el individuo y su genética se segregará un tipo de sustancias propicias para cierto tipo de flora bacteriana; de ese modo el olor servirá para acercarse a floras bacterianas afines si es grato o rechazar aquellas otras que se intuyen como desagradables o peligrosas.

3. Sudar al hacer ejercicio adelgaza

Hacer ejercicio y sudar antes de comer es muy recomendable. Está comprobado que el ejercicio previo a la comida mejora y regula el apetito y el metabolismo. Justamente no hacerlo puede favorecer problemas metabólicos como la obesidad y la diabetes.

El sudor producido por el ejercicio es más concentrado en sales que otros tipos de sudor. Por ello la mejor opción para sudar es el ejercicio; y empaparse de sudor puede ser muy bueno, especialmente si es seguido de un baño.

Ahora bien, cuando estamos practicando algún deporte o el calor nos hace sudar, muchas veces sentimos pena o molestia. Incluso cuando vemos a alguien sudar más de la cuenta nos resulta desagradable.

Estamos habituados a despreciar el sudor, a evitar a toda costa nuestro propio olor: recurrimos a una gran cantidad de desodorantes, perfumes e incluso antitranspirantes para disimularlo o reprimirlo. Sin embargo, tratar todo el tiempo de inhibir algo tan natural y necesario como el sudor no es bueno para la salud.

¿Sudar adelgaza? Sudar sin realizar trabajo físico, como ocurre en la sauna y en el baño de vapor, lleva a quemar pocas calorías y por tanto ayuda poco a adelgazar. El peso que se pierde al sudar, al ser líquido, se recuperará pronto. Sin embargo, el sudor generado por el ejercicio físico lleva parejo un consumo de calorías al quemar la reserva de glúcidos, grasas y proteínas, con lo cual es un buen aliado para regular el peso.

El sudor es una herramienta de adaptación del cuerpo. Algunos la emplean mínimamente y otros lo hacen con profusión, pero no denota un estado mejor de forma el hecho de sudar más o menos.

La ducha fría es un buen modo de acabar un trabajo físico sudoroso, pero es necesario estar adaptado a ella y no sentir nunca frío ya antes de recibirla. Si estas circunstancias no se dan, será más prudente utilizar la ducha caliente y acabar con una breve aplicación fría.

Durante la fase de reposo después de sudar es importante hacer una buena adaptación del sistema termorregulador. Para ello hay que abrigarse bien, a fin de no pasar de una fase de calor a otra de frío de forma brusca. Lo idóneo es adaptarse a la temperatura normal o ambiental.

El agua es una de las mejores bebidas. En este caso son preferibles las aguas ricas en sales minerales que las oligometálicas. Si el agua que solemos beber es de mineralización débil, se puede tomar un caldo de verduras o una infusión rica en sales; también son adecuados los zumos de frutas y verduras.

4. Elimina toxinas y priene infecciones

El sudor permite regular el exceso de calor; al mismo tiempo, el aumento de temperatura estimula el sistema inmunitario. Se ha descubierto que el sudor no solo expulsa toxinas del organismo sino que además lo protege de infecciones, gracias a una proteína (demicidina) segregada por las glándulas sudoríparas que es capaz de exterminar microbios.

La acidez y la sal del sudor ayudan a la demicidina a aniquilar bacterias e incluso hongos. No es de extrañar que la sauna y las cabañas de sudar se empleasen antiguamente para tratar infecciones.

Manuel Lezaeta y otros pioneros del naturismo médico han utilizado diversos tipos de baños de vapor con buenos resultados en enfermos renales, pues la glándula sudorípara realiza un trabajo muy parecido al de la nefrona renal, sobre todo a la hora de eliminar tóxicos. Personas que orinan poco tienden a sudar mucho, y viceversa, lo que refuerza el hecho de que a la piel se la llame a menudo "el tercer riñón".

El sudor puede ser un indicativo de la salud a nivel general. Una persona que nos huele bien está sana, mientras que el mal olor corporal puede anunciar desde una descompensación bacteriana a una infección o un gran malestar general.

Médicos con experiencia afirman que pueden oler la gravedad de un enfermo e incluso percibir un olor especial cuando el paciente está próximo a la muerte.

El sudor contribuye, junto con la colonización bacteriana que se produce desde el momento del nacimiento, a conservar el manto ácido de la piel, con un olor característico que varía según las bacterias. Entre las más comunes están:

  • Micrococos: Estafilococo áureo, Estafilococo epidermis, Peptococo sacarolítico.
  • Bacterias corineformes: Corinebacterium sp., Brevibacterium sp. Propionibacterias: P. acnes, P. granulosum, P. avidum.

El lavado frecuente con jabón lleva el pH de la superficie hacia alcalino y favorece el crecimiento de propionibacterias como las que se asocian al acné. Una forma de controlar el olor corporal es mantener en equilibrio estas bacterias, con el predominio de las que den mejor olor.

Se ha visto que mantener un pH ácido es mejor, y que aplicar aceites esenciales como el de cáscara de limón elimina las bacterias de peor olor y ayuda a mantener el equilibrio de la flora bacteriana habitual no patógena.

5. Sudar en la sauna es relajante

Con la finalidad de sudar se han creado opciones muy saludables que incluso se han vinculado con rituales, como el baño de vapor, el baño turco, la sauna y el temascal, que permiten tanto sudar como relajarse.

Un proverbio finlandés dice que en la sauna se evapora la ira. Ciertamente en ella no solo se eliminan sudor y toxinas, sino que también se gana tranquilidad. Los errores más comunes al tomar una sauna son:

  • No secarse previamente (retrasa la sudoración).
  • Entrar agotado (perjudica la salud).
  • Sentir hambre (peligro de colapso) o tomarla en plena digestión.
  • Hablar mucho (carga la respiración y la circulación y reduce la relajación).
  • Beber en la sauna (atenúa su efecto depurativo).
  • Desatender la salida. Hay que refrescarse respirando al aire libre. Luego se toma una ducha fría, empezando por las zonas alejadas del corazón, y nos sumergimos en agua fría. Se concluye con un baño de pies caliente hasta la altura de los tobillos.

6. El sudor en la menopausia equilibra

Hay épocas de la vida como la menopausia en las que el sudor se produce como una forma de reequilibrar el organismo. Los sofocos constituyen una parte importante de este equilibrio y en muchas culturas están bien vistos y valorados como algo fisiológico y saludable.

En nuestra cultura los sofocos se han considerado incluso una reacción patológica, recomendándose durante mucho tiempo medicación estrogénica para eliminarlos.

En la actualidad se ha demostrado lo perjudicial de esta medicación y la importancia de respetar los sofocos, avalando su efecto desintoxicador y también el efecto antitumoral que ejercen.