Trabajar a gusto o a disgusto tiene efectos sobre tu salud

El trabajo puede influir en el bienestar tanto como la alimentación, el ejercicio o el descanso. Por eso es útil reflexionar sobre nuestra vida laboral.

Trabajar- a gusto
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El trabajo no es inocuo para la salud: puede llegar a ser muy perjudicial si sus condiciones no son las adecuadas. Pero también puede actuar como una fuente privilegiada de vitalidad y salud.

De hecho, nuestra fisiología está constantemente en acción a fin de defendernos de las agresiones, y para mantener ese estado de óptimo equilibrio es fundamental un alto grado de satisfacción y de integración social. Un entorno de trabajo adecuado nos aporta grandes dosis de ambos aspectos.

Pasamos muchas horas trabajando cada día, y podemos estar mucho tiempo fuera de la oficina o de la fábrica sin desconectar de las cuestiones laborales.

La actividad laboral está tan integrada en nuestras vidas que adquiere un peso importante en nuestro estado físico, mental y emocional; por ello deberíamos cuidarla tanto como la alimentación, el ejercicio o el descanso.

Necesitamos velar por nuestra salud de forma global, y por tanto también en nuestro puesto de trabajo. Pero, ¿puede ser saludable trabajar? ¿Existe la opción de sentirse a gusto y en plenas facultades de salud realizando un trabajo? Es más, ¿podemos pretender ganar salud trabajando? La respuesta es, definitivamente, sí.

Cada puesto y cada persona tendrá unas necesidades específicas, individuales, y son estas las que hay que aprender a cultivar.

¿Ejerces tu profesión o "eres" tu profesión?

Cuando le preguntamos a un niño qué quiere ser de mayor podemos obtener respuestas similares a "futbolista", "arquitecto", "músico... Pocos responden: "yo de mayor quiero ser feliz". Estamos acostumbrados de hecho a tener que ser algo, cuando en realidad lo que haremos será ejercer de ese algo.

El trabajo marca tanto nuestras vidas que a menudo una persona puede confundir quién es con el papel laboral que representa.

Evidentemente, la actividad profesional forma una parte importante de uno mismo, y de hecho una satisfacción en esa esfera puede colmar tanto como otros aspectos más personales.

Sin embargo, si alguien nos pidiera que nos definiéramos sin utilizar aspectos relacionados con nuestro trabajo, ¿nos resultaría un ejercicio cómodo y fácil? Por tanto, lo primero que cabe valorar es en qué medida nuestra profesión afecta a nuestra percepción de bienestar.

La carrera profesional, una carrera de fondo: gestiona bien tu energía

Todos recordamos nuestro primer trabajo, con esa primera sensación de autonomía. Las necesidades en aquel momento eran muy concretas, probablemente sin demasiadas miras de futuro. En ese primer instante de acercamiento al mundo laboral no importan tanto las expectativas como el desembarco en sí.

Gradualmente el viaje se irá cargando de objetivos y en ocasiones incluso cambiará de ruta si las condiciones lo exigen o lo favorecen. La adaptación al cambio será fundamental conforme se alargue el recorrido, y el análisis frecuente de cómo salir de situaciones complicadas aportará experiencia y valor a la hora de tomar decisiones.

Juan, a pesar de sus 56 años, decidió dar un vuelco a su actividad profesional después de que su salud le avisara en dos ocasiones por lo mucho que le exigía a su organismo. No fue fácil: tenía un alto cargo, pero sintió la necesidad de cuidarse más y de disponer de más tiempo para él.

Aceptó dejar una multinacional para encajar en un puesto de menor rango en una empresa familiar. Hoy, cuatro años más tarde, se ha alegrado muchas veces de aquella decisión. Como él dice, el mundo no se acaba en una dirección general.

En el largo camino que supone la vida laboral deberemos afrontar momentos de grandes dudas e incluso de frustración profesional. Intentemos distinguir si se trata de una situación transitoria, pues se puede permanecer en estado de máxima alerta durante un tiempo pero, si se alarga, habrá que cambiar de estrategia.

En una carrera de cien metros un atleta lo da todo en diez segundos, pero en una maratón debe conocer cuál es el ritmo que le permitirá finalizar la prueba.

La cuestión es que en muchos conflictos laborales no se puede prever la meta, no sabemos cuánto esfuerzo exigirá, y por tanto se corre sin divisar el final. Suelen usarse entonces los sábados y domingos como puntos intermedios para ir aguantando el ritmo de carrera, pero si se gestionan mal puede que incluso lleguen a ser perjudiciales. ¿Cuántas personas se quejan de que enferman los fines de semana?

Quien participa en una maratón sabe que debe irse regulando en carrera en vez de correr muy rápido e ir parando para recuperarse. Es mucho más saludable buscar esos breves espacios de relajación interior durante el día a día en el trabajo que estar siempre con la expectativa de que llegue la anhelada pausa. Ese es el aspecto que uno mismo puede y debe cultivar.

Socializar en el trabajo: una buena fuente de apoyo

No se entendería que sufriéramos un menoscabo de nuestra salud solo por una razón laboral. Entendemos que cualquier enfermedad tiene una etiología multicausal (la predisposición del individuo, el agente patógeno, las circunstancias ambientales...).

Por eso es tan importante contar con un fuerte apoyo social, bien sea a través de los compañeros de trabajo o de los familiares y amigos. Compartir, recibir consejos, poder hablar en definitiva de los problemas, permite sentirse más a gusto con lo que se hace.

Cuando fue ascendida a jefa de su departamento, Ariadna se impuso la norma de no volver a comer con sus subordinados para así poder mantener la distancia que exigía su cargo. A la vez que su jornada empezó a ser mucho más larga, la relación con ellos se fue enfriando. Ella sentía que la presionaban desde arriba y transmitía esa presión hacia abajo.

Empezó a descuidarse, a no ir al gimnasio, a comer mal y a deshoras, incluso estaba más irascible y llegó a enfrentarse cada vez más con su pareja. Perdió su apoyo social, llegó a sentirse completamente sola y sin nadie a quien recurrir. Su trabajo ya no le gustaba, a pesar de ser el que siempre había soñado.

Recuperar su autoestima solo fue posible a través de una labor consciente, buscando apoyos perdidos, reconciliándose con su entorno y con ella misma.

El éxito es flexible: ¿cuál es tu definición?

Cuando no estamos a gusto con una situación en el marco laboral tendemos a quejarnos y a culpabilizar a otros.

En el trabajo, como en la vida, todos podemos fallar, y por tanto todos debemos estar preparados para rectificar. Pero hay que ser muy conscientes de qué podemos cambiar realmente y en qué medida.

Clara es enfermera de una planta hospitalaria y se siente enormemente recompensada cada vez que algún paciente le da las gracias por sus cuidados. Cuando tiene su primer hijo coge una excedencia hasta que este cumple el año, y al volver se encuentra con que una compañera ha sido elevada a supervisora de planta.

En lugar de pensar que hubiera podido ser ella la supervisora, Clara asume con naturalidad que lo que la ha llenado es poder estar con su bebé durante ese primer año de vida. No da vueltas al pasado sino que afronta el presente y el futuro con ánimo de seguir mejorando.

Valorar dónde reside el éxito laboral para uno mismo y en ese momento y circunstancias concretas, sin compararse con los demás compañeros, aporta tranquilidad y claridad de objetivos.

Si hay algún aspecto que nos disgusta pero es inalterable, darle vueltas y más vueltas solo servirá para sentirse acorralado. Mejor analizar dónde podemos ejercer influencia (desde uno mismo a todo un equipo) e intentar implementar ahí esos pequeños cambios que en ocasiones aportarán grandes resultados.

Para poder alcanzar la excelencia y el bienestar en el mundo laboral debemos sentirnos bien con lo que hacemos. No podemos pretender estar a gusto en una empresa cuyos valores chocan frontalmente con nuestros principios básicos.

Deberíamos intentar casar nuestros anhelos profesionales con las tareas que realizamos a diario. Esto puede significar un arduo esfuerzo y en ocasiones un largo camino no exento de dificultades, pero conseguirlo nos abrirá las puertas a una plena realización profesional. Introducir pequeñas modificaciones no es tarea sencilla, y menos en un entorno tan competitivo como el actual.

El miedo al cambio nos atenaza tanto que muchas personas prefieren mantener la misma comodidad aunque sea a costa de la salud. Pero el futuro también lo escribe uno, no podemos esperar a que nos llegue recompensa sin sacrificio, y un pequeño esfuerzo diario será más suave y valioso que un mayúsculo propósito anual.

¿Y si tengo un problema laboral? Cómo evitar que el trabajo interfiera en tu salud

  • Horario. Acota tu horario laboral y no dejes que afecte a tus buenos hábitos de vida.
  • Ejercicio. Practica a diario estiramientos un mínimo de 10 minutos y realiza actividad aeróbica (natación, correr, bicicleta...) 2 o 3 veces por semana.
  • Alimentación. Realiza cinco ingestas al día, dejando las más ligeras para última hora. Si tu actividad te exige mucha energía, aporta pequeñas cantidades de frutas desecadas y frutos secos (pasas, nueces...) y bebe abundante líquido.
  • Sueño. Si tienes problemas, no utilices ningún fármaco, consúltalo antes con un buen profesional. Abre pequeñas ventanas de tiempo durante el día (con cinco minutos es suficiente) para meditar o reflexionar y conectar con tu yo más íntimo.
  • La homeopatía se basa en la individualización del tratamiento según las características de cada persona, pero algunos remedios se pueden utilizar para afrontar o superar ciertas situaciones comunes en el mundo laboral.
    • Nux vomica. Para quien sufre de frecuentes alteraciones del sueño relacionadas con el trabajo (sueña o se despierta a menudo pensando en cuestiones laborales). Se trata de un trabajador ideal, que cumple con creces con su ocupación, muy meticuloso y con gran actividad mental. Suele abusar de sustancias estimulantes (café, tabaco...). Con frecuencia manifiesta problemas digestivos y presenta una alta intolerancia al ruido.
    • Aconitum. Para aquellas situaciones de gran ansiedad de presentación súbita, que se manifiesta en forma de fuertes palpitaciones o incluso dolor en el pecho, asociada a sensación de agitación repentina e incontrolable. En tales ocasiones la persona también puede sentir que distintas partes de su cuerpo se duermen. Suele vivir con una constante sensación de que algo malo va a ocurrir. Presenta muchos y variados temores (a volar, a las multitudes...).
    • Ignatia amara. Muy utilizado en situaciones de mucho estrés generado por una alta carga mental de trabajo. Eficaz en personas con humor cambiante y muy sensibles a las impresiones, con múltiples síntomas físicos que mejoran cuando se distraen o no piensan en ellos
    • Phosphoric acid. Remedio apropiado en personas que presentan suma debilidad durante o después de grandes esfuerzos en el trabajo. Se trata de una postración tanto física (cansancio muscular) como mental (dificultad de concentración y memoria debilitada). Si persiste, llega a producir apatía e indiferencia.
    • Gelsemium. Las personas que lo pasan mal antes de una presentación o de una entrevista de trabajo agradecerán la toma de este remedio, que rebaja esa ansiedad por anticipación y el temor a errar o incluso a perder el control. También es efectivo para mejorar los síntomas acaecidos tras recibir una mala noticia.

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