Alopecia: tratamientos naturales para la caída del pelo

Casi uno de cada dos hombres sufre pérdida de cabello. En la vejez, más del 80 por ciento se ve más o menos afectado por la calvicie. Las mujeres tampoco están totalmente a salvo.

Mujer con cabello largo de espaldas
Pexels

Que la caída del cabello sea un problema tan extendido, sobre todo entre los hombres, no debe hacernos pensar que nunca tiene solución o que no se puede retrasar. Además, no es una cuestión únicamente de estética, pues la pérdida de pelo puede indicar algunas deficiencias nutricionales que pueden tener otras consecuencias en la salud.

En cualquier caso, para realizar un tratamiento eficaz, primero hay que encontrar la causa.

Pérdida de cabello hereditaria

Con mucho, la variante más común es la pérdida de cabello hereditaria, que en ocasiones también se denomina pérdida de cabello androgénica.

Este tipo de pérdida capilar afecta tanto a mujeres como a hombres. La causa de la caída del cabello hereditaria es un cambio en la fase de crecimiento, que se acorta, debido a factores genéticos y hormonales. La pérdida de cabello hereditaria se puede identificar claramente.

  • En las mujeres, el cabello comienza a caerse principalmente en la parte alta de la cabeza. Es común que las mujeres mayores es el retroceso de la línea capilar.
  • En los hombres, sin embargo, suelen ser las sienes y la parte posterior de la cabeza las que se ven afectadas por la aparición de este tipo de caída del cabello.

Alopecia areata

La alopecia areata crea zonas calvas en forma de círculos y no es hereditaria. En este caso se trata de unu trastorno autoinmune que no se limita al cabello de la cabeza, sino que, en principio, puede producirse en todas las partes vellosas del cuerpo.

En la mayoría de los casos, sin embargo, la enfermedad se manifiesta en el cabello del cuero cabelludo. Si la pérdida de cabello hereditaria ocurre principalmente en hombres, la pérdida de cabello circular afecta a las mujeres con más frecuencia.

Caída difusa del cabello

La tercera y última forma es la que se conoce como caída difusa del cabello. Este tipo de pérdida también ocurre con mayor frecuencia en mujeres y se caracteriza por el hecho de que aparentemente afecta regiones de la cabeza de forma aleatoria.

Existen varias razones que pueden conducir a este cuadro clínico. En la mayoría de los casos, sin embargo, son la desnutrición, las enfermedades metabólicas o los cambios en el equilibrio hormonal los responsables.

Otras causas de caída

Aparte de los tres tipos enumerados y sus causas, existen otras razones que pueden provocar la caída del cabello. Un ejemplo de esto es la caída del cabello después de tratamientos con medicamentos o después de traumas físicos o emocionales. En estos casos la pérdida suele ser temporal.

Además, también puede ser la consecuencia de enfermedades como la diabetes o algunas infecciones.

Posibles tratamientos y medidas preventivas

Conocer la causa es decisivo para poder tratar adecuadamente la caída del cabello. Por lo tanto, no debes dudar en ponerte en contacto con un dermatólogo ante las primeras evidencias.

Tu médico puede realizar varias preguntas y un examen del estado de crecimiento para determinar las razones de la caída del cabello.

Si se trata de una pérdida de cabello hereditaria, las raíces del cabello mueren gradualmente, pero se puede frenar la caída. Cuanto más esperes, más cabello se perderá.

La importancia de una dieta equilibrada

La mejor forma de evitar la caída prematura del cabello es sin duda una dieta sana y variada.

El objetivo es conseguir las dosis apropiadas de ácidos grasos esenciales, vitamina D, hierro, silicio y otros minerales y, sobre todo, vitaminas del complejo D.

Alimentos útiles para controlar la caída del cabello:

  • Mijo, avena, cebada.
  • Nueces y semillas, como semillas de calabaza, semillas de sésamo, semillas de girasol, semillas de lino y semillas de amapola
  • Aceites ecológicos naturales prensados ​​en frío como aceite de linaza, aceite de cáñamo, aceite de nuez y aceite de semilla de calabaza.
  • Productos de la soja: yogur de soja, tempeh, miso
  • Verduras, como brócoli, judías verdes, calabaza y cebollas.
  • Tubérculos y raíces como zanahorias, nabos y chirivías.
  • Verduras de hoja verde y aromáticas como espinacas, hojas de ortiga, perejil, albahaca, eneldo.
  • Patatas con piel.
  • Especias como jengibre (lo más fresco posible) y pimienta negra
  • Frutas desecadas (orejones de melocotón, albaricoque, higos)
  • Pequeñas cantidades de algas, como arame, hijiki, wakame
  • Microalgas como espirulina y chlorella.

Alimentos que se deben evitar

  • Alimentos y bebidas azucarados.
  • Alimentos ricos en grasas saturadas y trans (parcialmente hidrogenadas).
  • Productos ultraprocesados.
  • Productos lácteos.

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