Cómo tratar 9 afecciones ginecológicas de forma natural

La salud íntima de la mujer guarda mucha relación con la salud general. La medicina natural ayuda a prevenir y tratar las afecciones ginecológicas más comunes.

Tratamiento natural de las alteraciones ginecológicas
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Se suele acudir al ginecólogo simplemente para prevenir o buscar remedio a alguna dolencia. Sin embargo, algunos trastornos ginecológicos pueden prevenirse o tratarse mediante remedios naturales.

¿Cómo prevenir naturalmente los principales trastornos ginecológicos?

Cuidarse tanto en lo físico como en lo emocional, a través de una dieta equilibrada, ejercicios que liberen la energía de la pelvis o terapias de enfoque holístico, ayuda a mantener una buena salud ginecológica.

  • Alimentación. Debe aportar hierro (previene la anemia en reglas abundantes), magnesio y calcio (reducen la contracción uterina), vitaminas E y A (efecto sobre los epitelios) y ácidos grasos omega 3, 6 y 9. Para ello debe incluir frutas y hortalizas, cereales integrales, frutos secos y aceite virgen de oliva.
  • Ejercicio. Para que circule la energía en la pelvis, además de danza del vientre recomiendo el yoga: la postura malasana mantiene el útero flexible. También está indicado el método Aviva Steiner: ejercicios específicos para los órganos sexuales basados en danzas primitivas en los que el movimiento principal consiste en lanzar la pelvis adelante con un movimiento enérgico y contraer los músculos de la región; al irlo repitiendo aumenta la circulación de la sangre y se dirige hacia el útero. El ejercicio físico resulta muy útil en reglas dolorosas, irregulares y retrasos.
  • Hidroterapia. El baño de asiento frío activa la circulación y tonifica los músculos. Se sumerge en un balde de agua fría la zona del útero y genitales 2 o 3minutos, con el resto del cuerpo abrigado y en una habitación caliente. Está contraindicado en las cistitis.
  • Baño de Sol. Se conoce también como "baño vital". Se realiza en la zona genital 2 o 3 minutos en las dos horas después de salir el sol o antes de ponerse.
  • Flores de Bach. La inmunidad es el sustrato fisiológico de las ganas de vivir. Si decrece por un problema afectivo o estrés, puede aparecer una infección, inflamación u otros síntomas. La terapia con flores de Bach ayuda a abordar el problema anímico y mejorar el equilibrio inmunitario.

¿Se pueden tratar los trastornos ginecológicos de forma natural?

Al margen de la prevención, en estas situaciones se debe acudir al ginecólogo para obtener un pronto diagnóstico:

  • En caso de amenorrea (si se interrumpen las reglas), para descartar un embarazo o síndrome de ovario poliquístico.
  • Si se detecta un bulto o anomalía en el pecho, para comprobar si se trata de un quiste u otra afección.
  • Si se sufren hemorragias muy profusas entre o durante las reglas, o bastante tiempo después de pasada la menopausia.
  • En caso de menstruaciones muy dolorosas, para descartar miomas, endometriosis o quistes ováricos.

Estas circunstancias no siempre indican algo grave. En muchas de ellas se puede recurrir a la medicina naturista.

Otras afecciones menores pueden requerir la visita al ginecólogo: vaginitis, infecciones urinarias, dolores menstruales leves...

Algunas se pueden volver recurrentes, por lo que es importante conocer la causa para evitarlo. Veamos a continuación las más comunes

9 alteraciones ginecológicas y cómo tratarlas de forma natural

1. Vaginitis

La vaginitis es la inflamación de las paredes de la vagina. Cuando se debe a una infección, se conoce como vaginosis. Se acompaña de irritación y a veces de flujo espeso, mal olor y picores o molestias.

La mucosa vaginal tiene flora bacteriana. El equilibrio de esta flora se puede alterar por factores locales como una higiene agresiva, relaciones sexuales con poca lubricación, uso de tampones con blanqueantes...

También pueden influir factores generales, como el cansancio, el estrés, una mala alimentación o el tabaquismo.

La inflamación la puede provocar algún microorganismo, pero puede no tratarse de una infección, sino simplemente del predominio de alguno de los microorganismos que forman la flora.

Tanto las cándidas como algunas bacterias están presentes en la flora en pequeñas cantidades junto con otros microorganismos beneficiosos, como los lactobacilos o bacilos de Döderlein.

El 80% de estas infecciones o contaminaciones vaginales remite espontáneamente.

Aun así, cuando aparecen síntomas claros de infección, como leucorrea maloliente o molestias, se puede tratar con una dieta vegetariana exenta de lácteos y con oligoelementos.

Para empezar se toman ampollas de cobre durante tres o cuatro días y, a continuación, cobre-oro-plata, que potencia el sistema inmunitario. También son útiles los óvulos homeopáticos de caléndula.

A veces se producen vaginosis en las que no se detectan alteraciones de la flora. Conviene entonces indagar en los factores psicosomáticos. El síntoma principal es la irritación pero sin aumento del flujo.

2. Candidiasis

Un caso particular de vaginitis es la candidiasis, que cursa con un intenso prurito y un flujo blanquecino similar al yogur. A veces se acompaña de un enrojecimiento de los labios menores.

La dieta debe ser más restrictiva: deben evitarse los azúcares (también la fruta, salvo la manzana), los fermentados (té, vinagre, cubitos de caldo o miso), las patatas y las setas. Aconsejo también beber agua mineral.

Para eliminar el exceso de cándidas puede ser muy útil el extracto de semillas de pomelo por vía oral: 30 gotas disueltas en un vaso de agua (muy diluido para que no cause molestias gástricas), tres veces al día antes de las comidas, durante una semana, y luego 20 gotas tres veces al día durante 20 días más.

Es recomendable a su vez tomar prebióticos que ayuden a formar flora beneficiosa, que puede ser eliminada junto a las cándidas. Los prebióticos son preferibles a los probióticos, pues así el organismo colabora activamente en formar la flora a base de precursores.

Para uso tópico propongo la siguiente pauta:

  1. Hacer 3 o 4 días de irrigaciones vaginales con agua bicarbonatada, a razón de una cucharadita de bicarbonato para 400 ml de agua templada.
  2. En otro momento del día se puede hacer otra irrigación con extracto de semillas de pomelo, pero poniendo solo 4 gotas para 400 ml.
  3. Después se debe repoblar la flora, sea con yogur natural aplicado con una cánula o bien con óvulos vaginales a base de bífidus que se comercializan en las herboristerías.

3. Dismenorrea o dolores durante la menstruación

El útero, al contraerse, duele porque está rígido.

Aparte de medidas preventivas que mantienen el útero flexible –como hidroterapia, la postura de yoga malasana o el método Aviva Steiner–, puede resultar de gran ayuda tomar una infusión de plantas antiespasmódicas: se mezcla melisa, milenrama, manzanilla, angélica y alquimila, a partes iguales, se infusiona una cucharada sopera de la mezcla por taza de agua y se toma tanta como se necesite.

Aplicar calor en el vientre y la zona del sacro ayuda a aliviar el dolor. Basta con ponerse una bolsa de agua caliente o saquitos de semillas calentados previamente.

Otra práctica que puede aliviar de forma rápida y sencilla el dolor de regla es el orgasmo.

En ese momento se liberan hormonas (oxitocina y endorfinas) de efecto analgésico y que generan bienestar. Además se da un aflujo de sangre a toda la zona de la vulva, que se acompaña de una posterior relajación uterina.

Cuando las reglas son muy largas o abundantes se pueden estimular los pezones unos minutos, una o dos veces al día. Esto tiene un efecto directo sobre el hipotálamo e hipófisis que ayuda a regular hormonalmente el ciclo.

Cuando se sufren fuertes dolores durante la menstruación, es importante tener en cuenta la relación con la feminidad y si existe rechazo a la regla, pues esto puede hacer que duela más allá de pequeñas molestias que son normales.

4. Cistitis

La cistitis es la inflamación de la vejiga urinaria. El síntoma fundamental es escozor al orinar, así como micciones muy frecuentes. A veces, se observa hematuria o sangre en la orina.

Puede deberse a una infección o simplemente a una contaminación. Para tratarla sugiero una dieta con abundantes vegetales y pocas proteínas, beber muchos líquidos y agua mineral de escasa mineralización.

Puede ayudar una infusión de cola de caballo, vara de oro, estigmas de maíz, brezo y gayuba, a partes iguales. Para prepararla se utiliza una cucharada sopera de esta mezcla por cada taza de agua y se toman 3 tazas al día.

En el embarazo conviene variar ligeramente la fórmula, pues algunas plantas no se pueden tomar. Se mezclan 30 g de brezo, 100 g de vara de oro, 50 g de rabo de gato y 20 g de tomillo. Una cucharada sopera de la mezcla por taza de agua, dos o tres tazas al día.

5. Miomas

Las tumoraciones benignas del útero pueden ser únicas o múltiples. Si son pequeñas pueden pasar desapercibidas y ser indoloras.

Cuando crecen, el primer síntoma son reglas abundantes y a veces dolorosas. Esto ocurre porque el músculo está fibroso, pierde elasticidad y no se contrae correctamente.

En algunos casos se ha asociado a deseos conscientes o inconscientes de ser madre que no son satisfechos.

En esta afección suele darse un predominio de las hormonas de la primera fase del ciclo menstrual o fase folicular, lo que se conoce como hiperfoliculinia.

Se suele dar entre los 25 y los 45 años de edad y tiende a remitir en la menopausia.

Muy a menudo el ginecólogo propone extirpar el tumor o incluso todo el útero (en una operación quirúrgica llamada histerectomía). Pero el útero es un órgano muy importante en la mujer y no sirve únicamente para tener hijos, por lo que conviene conservarlo siempre que sea posible.

En paralelo, se puede seguir un tratamiento natural mejorando la alimentación y con la realización de posturas de yoga que ayuden a restablecer el flujo de energía en toda la zona pélvica.

Un baño de asiento frío de dos o tres minutos puede resultar útil, pues activa la circulación de la zona.

Algunas plantas ayudan potenciando la segunda fase del ciclo menstrual o fase luteínica: sauzgatillo, onoquiles, mijo del sol, alquimila y grosellero negro.

6. Bartolinitis

La bartolinitis se caracteriza por la inflamación de uno o los dos labios mayores de la vulva.

Lo que se inflama es el conducto de las glándulas de Bartolino, encargada de fluidificar el epitelio vaginal. A menudo cursa con dolor en la zona y un pequeño absceso con pus.

La bartolinitis se puede tratar localmente con emplastos de arcilla verde emulsionada con infusión de caléndula. También se pueden añadir semillas de alholva, pues ayudan a que se abra el absceso.

7. Virus del papiloma

Existen más de 80 cepas de virus del papiloma humano. Los subtipos 16 y 18 se asocian en un 30% de los casos al desarrollo a largo plazo de displasias que, si no se tratan, pueden convertirse en cáncer.

Por otra parte, el 90% de esta contaminación remite espontáneamente sin tratamiento. Varias medidas ayudan a mejorar la inmunidad y evitar que la infección se cronifique:

  • Mejorar la inmunidad a través de la alimentación, ejercicio, sueño y descanso, y manejo naturista de las enfermedades.
  • Ejercicio adecuado, que incluya movimientos que liberen la congestión pelviana.
  • Una alimentación sana que incluya abundante fruta, verdura y cereales integrales.
  • Mantener relaciones sexuales sanas, con suficiente lubricación, en que la mujer no sienta dolor en el cuello del útero en los momentos más intensos de la penetración.

Todo ello contribuye a que el virus no se reactive y se pueda considerar curado. En momentos de debilidad, sobre todo primavera u otoño, se puede recurrir a oligoelementos, equinácea, reishi, etc.

La vacuna contra el virus del papiloma humano o VPH puede prevenir el contagio de algunas cepas concretas del virus, pero presenta varios inconvenientes:

  • Se da para evitar un factor de riesgo, no una enfermedad.
  • No está suficientemente probada, pues los ensayos han sido cortos.
  • Puede tener efectos secundarios neurológicos serios, como el síndrome de Guillaim-Barre.
  • Se administra a mujeres jóvenes de 13 y 14 años pero la dolencia no suele aparecer hasta los 35 o 40 años, y es más frecuente a los 60.
  • Su capacidad de inducir anticuerpos es limitada, por lo que las mujeres se tendrían que ir revacunando.
  • Resulta dolorosa y cara.
Vacuna papilona VPH

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8. Quistes en el ovario

Son tumores benignos que crecen en el interior del tejido ovárico.

Pueden ser simples o foliculares. Suelen remitir espontáneamente, pero si se repiten conviene prestar atención, pues también indican hiperfoliculinia.

Otros quistes más complejos son los dermoides, de chocolate o hemorrágicos, etc., que requieren un mayor seguimiento. Se suelen tratar con hormonas y, si se complican, con cirugía.

De forma natural se puede acudir a plantas progestágenas (como en el mioma), a la homeopatía o a los oligoelementos, sin olvidar la dieta.

9. Endometriosis por un desequilibrio hormonal

Se caracteriza por la presencia de tejido endometrial (como el que recubre la cavidad uterina) en otros lugares del cuerpo: ovarios, trompas, cuello del útero, vejiga, tabique rectovaginal, peritoneo y, en algunos casos, incluso el pulmón.

Esta mucosa es sensible a las hormonas ováricas: tiene ciclo, produce dolores fuertes durante la regla y se puede llegar a sangrar por sitios anormales, como el recto. Si es en la vejiga, puede resultar dolorosa la micción.

Se acompaña de un desequilibrio hormonala favor de la primera fase del ciclo (estrogénica), por lo que se recomiendan las mismas plantas que en el mioma y los quistes de ovario.

  • Algunas plantas ayudan a potenciar la segunda fase del ciclo: mijo del sol (Lithospermum officinale) y sauzgatillo (Vitex agnus-castus).
  • En la regla, cuando aparece el dolor, puede ser útil una mezcla de sauce, espino blanco, frambueso, meliloto y hamamelis.

El estrés, la ansiedad, relaciones sexuales poco satisfactorias o el deseo contrariado de maternidad pueden también favorecer este predominio de la primera fase del ciclo. Conviene saber que se ha observado un porcentaje más elevado de esta afección en mujeres que usan un DIU como anticonceptivo.

En el tratamiento naturista es vital la dieta, pues parece que las hormonas usadas en la cría de animales (terneras, pollos, etc.) guardan relación con esta afección. Se aconseja una dieta vegetariana rica en alimentos frescos (también vitaminoterapia); y aunque puede incluir algo de pescado y huevos bio es mejor excluir los lácteos.

Como tratamiento de terreno se pueden recurrir a oligoelementos: Mg, Li, Zn-Cu o Mn.

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