Cómo prevenir y tratar un golpe de calor

El cuerpo nos avisa cuando el calor está alterando su funcionamiento. Pero a veces no somos conscientes de ello o no sabemos interpretar las señales que envía.

chico playa bebiendo sol

Cada año, en verano, se repite la misma noticia: una persona expuesta al sol fallece por exceso de calor. De hecho, entre 20 y 40 personas mueren así cada año. Y eso es solo una parte del problema. La canícula de verano descompensa a muchos pacientes con enfermedades renales, hepáticas, respiratorias o cardíacas, o simplemente ancianas, y su salud se ve comprometida. La ola de calor de 2003 en España, por ejemplo, se estima que causó un exceso de mortalidad de 6.500 personas.

¿Por qué se produce el golpe de calor?

El golpe de calor ocurre cuando nos exponemos excesivamente al calor y el cuerpo se ve incapaz de disiparlo. En esos casos, debemos acudir inmediatamente al hospital o llamar al servicio de urgencias. El golpe de calor no solo puede causar la muerte, sino que puede lesionar órganos vitales, especialmente el cerebro. Esto es debido a que se produce un edema o retención de líquido que puede provocar graves consecuencias.

¿Cuáles son los síntomas?

Pero antes de que se produzca hay síntomas que nos avisan de esta situación tan peligrosa

  • Sed intensa. El cuerpo nos avisa de que le faltan líquidos. Hay que beber cuanto antes.
  • Sudoración alterada. El cuerpo es incapaz de sudar lo suficiente y se eleva la temperatura corporal. En una primera fase hay sudor intenso, y luego escaso, una señal de que la regulación ya no funciona.
  • Piel enrojecida y seca. Avisa de una ausencia de transpiración.
  • Dolor de cabeza. Es uno de los primeros síntomas. Se puede sentir un latido en la cabeza.
  • Agitación respiratoria y frecuencia cardiaca muy rápida.
  • Calambres. A menudo es el primer síntoma. Son espasmos musculares que delatan un trastorno electrolítico. La sudoración abundante ocasiona una pérdida de minerales, sobre todo de sal, y también potasio, calcio, magnesio…
  • Alteracion mental. Especialmente delirio y confusión, aunque también convulsiones y agitación.
  • Desfallecimiento. Faltan las fuerzas, la piel está muy roja y la tensión, muy baja. El dolor de cabeza y los calambres se intensifican notablemente. Advierte de un riesgo inminente, por lo que debemos desplazarnos a un hospital cuanto antes.

¿Qué hacer ante los primeros síntomas?

Si la persona ha perdido la conciencia, no responde, tiene alucinaciones, sufre convulsiones o la respiración y el pulso están muy acelerados, llama al 112 y di que puede tratarse de un golpe de calor.

Si la persona se encuentra consciente, es importante tomar medidas rápidas mientras llega la atención médica.

  • Tumba a la persona afectada en un lugar a la sombra y lo más fresco posible, con los pies elevados. Retírale el exceso de ropa y cualquier prenda que apriete. Aplícale paños con agua fresca en cabeza y muñecas.
  • Dale de beber una bebida isotónica. Se puede preparar con un agua bicarbonatada (como la de Vichy), el jugo de dos limones, una cucharadita de sal y dos de miel. Es importante que la beba para rehidratarse. Las bebidas con alcohol están totalmente contraindicadas.
  • Cuando se sienta mejor, si tiene hambre, puede tomar una sopa o comer frutas y verduras. Es mejor que no tome comidas con proteína y grasa hasta que esté repuesta.

Causas habituales del golpe de calor

La causa principal, desde luego, es el aumento de la temperatura ambiental. Según un estudio publicado por ISGlobal, un grado más de la temperatura máxima incrementa la mortalidad un 3,3% entre las personas que sufren un golpe de calor.

La humedad también influye, y mucho, porque cuanto más elevada es, mayor es la dificultad del cuerpo para transpirar y sudar evaporando el calor sobrante.

Si se combina la exposición al calor con el ejercicio, aún producimos más calorías dentro del organismo y agravamos el problema.

La deshidratación reduce la capacidad de transpiración del organismo; si no hay líquido suficiente sencillamente no se puede sudar.

Por otra parte, los niños y las personas mayores son los más vulnerables porque tienen una capacidad menor de refrescar el cuerpo; de hecho, los ancianos pueden no sentir calor y estar deshidratándose. Por eso conviene tener especial cuidado con estos dos colectivos. Las personas obesas tienen también un riesgo algo mayor, pues la grasa reduce la capacidad de refresco del organismo.

Fármacos como los betabloqueantes (para la hipertensión), diuréticos, antialérgicos, medicamentos psiquiátricos y, desde luego, drogas ilegales como las anfetaminas o la cocaína pueden agravar o inducir un golpe de calor.

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