Crecer gracias a un fracaso

José Luis Montes era un empreasario que fracasó y eso le permitió redirigir su vida hacia la solidaridad. Para ello, renunció a todo aquello que antes le parecían posesiones y placeres pero que, según comenta, eran limitaciones de su ser y de su libertad.

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José Luis Montes directivo de multinacionales y empresario de éxito durante más de veinte años, además de escritor, conferenciante, consultor y dirigente de organizaciones sectoriales. Pero José Luis, un buen día, dio un cambio, un giro total a su vida, y la centró en ser en lugar de en poseer, así como en construir un mundo mejor. Sigue inviertiendo, pero en felicidad propia y ajena, y desarrolla estrategias de biestestar y crecimiento interior.

Combina sus libros y conferencias con la colaboración y el asesoramiento a varias ONG y fundaciones. Enseña y aloja a personas que también desean sentirse mejor consigo mismas en el centro rural en el que vive. Dirige Movimiento Wikihappiness, una organización sin ánimo de lucro desde la que desarrolla una gran actividad solidaria: microcréditos, voluntariado, comercio justo y apadrinamiento para la escolarización de niños.

El fracaso puede ser una oportunidad

José Luis Montés considera que su fracaso fue una suerte. “Y además fue un fracaso rotundo”, afirma, “y gracias a ello no culpé a los demás y miré de frente mis debilidades y carencias”. A partir de entonces se dedicó a lo que en verdad hacía años que debía haber hecho, pues el éxito le había alejado de su propósito vital. “El éxito te devuelve una imagen falsa y edulcorada de ti mismo, te atrapa y te vuelve débil y esclavo de una cárcel confortable y placentera.” Para este emprendedor, el fracaso puede ser nuestro mejor maestro: “Creces y eres más tú”.

Su cambio vital fue el resultado de un proceso “en el que sientes que tener no es ser, y que el camino hacia la vida plena pasa por desarrollar lo que eres y vivir en consonancia con ello, y no por incrementar tus posesiones y protegerlas”. Le pregunto a José Luis qué significa ahora el éxito para él, y me responde: “Primero, saber quién soy de verdad. Haber sabido cuál es mi camino, decidir andarlo y mantenerme en él”.

“Es éxito vital sentir que cada noche me acuesto siendo mejor que cuando me levanté. Es éxito sentir la felicidad plena de hacer un poquito más felices a los demás”.

Para lograr este éxito, realizó un gran cambio: renunció a todo aquello que antes le parecían posesiones y placeres pero que, según comenta, eran limitaciones de su ser y de su libertad. “Ojo, no digo que no debamos disfrutar de las cosas buenas cuando las podemos tener; lo que digo es que si tienes dependencia de ellas hasta el punto de que te sientes más o menos en función del coche que conduces, que si para obtenerlas y mantenerlas escoges tus intereses en vez de tus principios, y que si matas tus sueños y valores a cambio de cosas, entonces no eres más que un esclavo moderno.” Le comento que esto de “esclavo moderno” suena muy contundente, pero José Luis Montes no duda en reafirmarse.

Me comenta que son muchas las personas que viven en una burbuja falsa de colores en la que viajan hacia la infelicidad mientras se dejan la vida en ello. “Pero si desde el desapego eres capaz de construirte una vida en la que tu actuación, tu ser y tus valores resuenen en armonía, entonces cada vez vas a ser más, y por ese camino descubrirás la siguiente etapa, decisiva, hacia la felicidad, que no es más que la conexión, desde el corazón, con los otros.”

El camino difícil suele ser el correcto

Hay mucha gente que siente que está fracasando en su vida a pesar de que está consiguiendo un éxito aparente (una casa, un coche, un reloj...). Estos signos de éxito no hacen felices a unas personas que cada vez lo persiguen más para camuflar su fracaso interior. José Luis, escalador experimentado, sostiene que subir montañas es una metáfora de la vida.

La subida, aunque parezca muy dura, a veces no es nada complicada en comparación con el descenso.“ También he aprendido que las cosas se consiguen con esfuerzo. Cuando en la vida te encuentras en una encrucijada, y tienes una opción fácil y otra difícil, casi a ciegas puedes intuir que el camino difícil es el correcto.”

Este ex empresario evita el ruido, cultiva una actitud tranquilizadora. Suele vestir camisas informales. De vez en cuando me regala bolsitas de té. Para él meditar es sinónimo de regenerar y limpiar su energía, mandar en su mente, observar sus pensamientos y, lejos de zambullirse en ellos, entender qué hay detrás. Qué queda por solucionar. Qué es lo que su propia mente usa contra él. Entiende la meditación como la herramienta esencial del desarrollo de la fortaleza personal y como “un instrumento básico de iluminación”. Así que sus silencios preferidos son aquellos que se llenan de significados.

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