La neurociencia habla del “efecto Google” para describir la tendencia a no retener los datos que sabemos que se pueden recuperar o consultar inmediatamente en Internet.
Este hábito hace que se difuminen los límites entre la memoria que está en el cerebro y la que está en los dispositivos.
Por qué ya no recuerdas nada
El efecto tiene un precedente: la memoria transactiva. Así se llama el acto de permitirnos olvidar cosas porque sabemos que alguien cercano las sabe. Ocurre en la familia, en el trabajo y en cualquier ámbito.
Pero este recurso ancestral se ha disparado con el uso de Google (e Internet en general), que está cambiando nuestra manera de pensar.
¿Es cierto que ya no queda lugar para la memoria porque cualquier duda se zanja rápidamente con el buscador? Por favor: no busques la respuesta a esta pregunta en Google...
¿Se pueden prever (o prevenir) las consecuencias?
En la enseñanza se exige cada vez más el razonamiento y la abstracción, pero es imposible no plantearse si no estaremos perdiendo recursos mentales y si esto que nos puede perjudicar incluso a la hora de razonar.
Dejamos cada vez más datos en manos de estos dispositivos (o en sus nubes), pero, ¿se produce así un deterioro cognitivo?
Cuando uno usa siempre el GPS se apagan las áreas que tienen que ver con la planificación.
Delegar procesos cognitivos en estos dispositivos, ¿podría ser positivo para liberar partes del cerebro que podremos usar para otras cosas?