Tenemos 4 cerebros: descubre cómo se comunican y funcionan

Dos están compuestos por células humanas (neuronas) y otros dos por células bacterianas. Todos están interrelacionados y determinan nuestro estado de ánimo.

ilustracion cuatro cerebros

Lo teníamos claro: tenemos un cerebro, en la cabeza. Después, vino el descubrimiento del segundo cerebro, una red de neuronas localizadas en el intestino, también conocido como sistema nervioso entérico. Pero existen dos nuevos conceptos aún más novedosos: la existencia de un tercer cerebro y de un cuarto cerebro.

Las bacterias que piensan por ti

Si el concepto de un segundo cerebro localizado en el intestino ha sido ampliamente reconocido y su alcance sigue siendo investigado por la comunidad médica científica internacional, el descubrimiento de dos nuevos cerebros no humanos que están en nuestro cuerpo y que están formados por bacterias, nos ha sorprendido todavía más. Son bacterias que influyen en tu estado de ánimo, que piensan por ti. ¿Cómo son y dónde se sitúan? ¿Cuál es su función?

El primer cerebro

Es el más conocido y está compuesto por células humanas especializadas llamadas neuronas y células gliales.

Estas células forman circuitos similares a los circuitos eléctricos de los ordenadores. Las funciones neurológicas más complejas como el aprendizaje, la memoria, la toma de decisiones y otras aptitudes dependen de la habilidad de estas células para formar estas redes neuronales.

La estructura de estos circuitos varía en función de las necesidades y de la adaptación al medio en el que vivimos.

El segundo cerebro

Está formado por una serie de neuronas incrustadas en las paredes del tracto intestinal, puede operar de forma autónoma y, habitualmente, se comunica con el primer cerebro a través del sistema nervioso parasimpático (el nervio vago conecta el intestino con el cerebro ubicado en nuestra cabeza) y el sistema simpático (los ganglios prevertebrales).

El segundo cerebro está compuesto por unos 500 millones de neuronas, lo que representa cinco veces el número de neuronas que se encuentran en la médula espinal. Su principal función es regular la motilidad del intestino.

La comunicación entre ambos cerebros es completamente bidireccional: el primer cerebro influye sobre el funcionamiento del intestino, pero también las neuronas que conforman el segundo cerebro determinan el funcionamiento del primero.

Pensar con las tripas no es una simple expresión, existen publicados varios artículos científicos que describen cómo algunos procesos neurológicos y psicológicos que se creía que tenían lugar en nuestra cabeza, en realidad, se originan en nuestro intestino.

El tercer cerebro

Está compuesto por una amplia gama de microbios que viven y se desarrollan en nuestro intestino, conocidos como microbiota intestinal. Hasta hace muy poco, se creía que la microbiota estaba sobre todo involucrada en la digestión y síntesis de nutrientes.

Ahora se sabe que también produce distintos neurotransmisores que influyen tanto en las neuronas del intestino (segundo cerebro) como sobre las neuronas y células gliales del primer cerebro.

Es decir, la microbiota del intestino actúa como un tercer cerebro no humano, un cerebro compuesto por microbios que participan en todas las funciones comúnmente atribuidas al primer cerebro ubicado en nuestra cabeza.

La evidencia científica indica que ciertos microbios intestinales pueden manipular nuestro comportamiento para aumentar su aptitud. Por tanto, el estado de nuestra salud física y mental depende tanto del estado físico de estos microbios como de nuestra parte humana, y es siempre el resultado de esta relación simbiótica.

Pero, aunque estas bacterias pueden manipular nuestro comportamiento, nosotros tambien podemos manipular la composición de nuestra microbiota optando por comer alimentos ricos en prebióticos y probióticos. Es una manera de influir sobre quienes nos manipulan.

El cuarto cerebro

Este es el concepto más novedoso y se refiere al conjunto de microbios que residen en el interior de nuestro cráneo. Se conoce desde hace solamente tres años y curiosamente solo están presentes en los cerebros de los humanos y de los primates.

Son microbios que se encuentran comúnmente en el suelo y en el agua, y que han sido transportados al primer cerebro a través de las células del sistema inmunitario (linfocitos y macrófagos activados).

Es decir, el sistema inmunitario se encarga de conectar el primer cerebro y el cuarto, y este último tiene una inmensa influencia sobre la función de las neuronas humanas y sobre las células gliales.

Aunque aún estamos investigando su función, es probable que ciertas alteraciones de la microbiota del cerebro (cuarto cerebro) estén involucradas en en el desarrollo de todo tipo de trastornos neurológicos y psiquiátricos, desde el alzhéimer hasta al autismo, desde la esclerosis múltiple hasta la esquizofrenia.

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