1. Encuentra tu espacio creativo
Elige un lugar en el que te sientas relajado para empezar a explorar tu creatividad. Un espacio en el que te sientas libre de cualquier sensación de vergüenza, comparación o miedo al ridículo.
2. Desbloquéate jugando
Cuelga un gran papel blanco en una pared. Escucha tus canciones favoritas y pinta en la lámina todo lo que te sugiera la música.
Así liberarás tus emociones de una forma más creativa.
3. Activa tu curiosidad
Presta atención durante todo el día a cualquier cosa que te despierte una chispa de interés. Ten siempre a mano una libreta para anotar todos aquellos pensamientos que te gustaría cultivar dentro de ti.
4. Explora tus emociones
Hazte con diferentes cartulinas de colores. Obsérvalas durante unos 30 segundos y observa qué te hace sentir cada color. Para finalizar, anota qué estado de ánimo te suscita cada tono.
5. Sé más creativo en lo cotidiano
Inventa un nuevo plato, elige un camino distinto para volver a tu casa... introduce la espontaneidad en tu rutina diaria.
Sin ser poetas o pintores, cualquier acto puede rebosar creatividad.
6. Descubre los matices de tu personalidad
Con los ojos cerrados dibuja de una forma espontánea. Ábrelos a continuación y piensa si los trazos (sinuosos, fuertes, débiles...) corresponden con algún aspecto de tu personalidad.
7. Baila para aliviar tus tensiones
Si algo te preocupa, haz una pausa y ponte a bailar. Concéntrate en cada movimiento de tu cuerpo. Verás cómo después de la danza es más fácil hallar una salida a tus preocupaciones.
8. Escribe un cuento sobre tu pasado
Para liberarte de algún suceso del pasado que aún te afecta en el presente, escribe un cuento con un personaje que viva la misma experiencia. Deja que ese personaje se lleve consigo tu dolor.
9. Encuentra soluciones
Cuando te enfrentes a un problema busca al menos cinco soluciones. Después, escoge la que más te convenza. Así desarrollarás tu capacidad para hallar soluciones imaginativas.