Los dobles vínculos son dilemas comunicativos provocados por la contradicción entre los diferentes mensajes que recibe una misma persona. En mi trabajo con víctimas de abusos sexuales o violación, estas paradojas son muy frecuentes y repercuten en el tratamiento porque afectan a la autoestima de las víctimas.
Teoría del doble vínculo
Una madre regala a su hijo una corbata azul y otra roja. El primer día, el hijo estrena la azul, se la muestra a la madre y esta pregunta: “¿Cómo, no te gustó la corbata roja?”. Frente a tal comentario, para satisfacerla, se coloca la roja; mostrándosela a su madre de nuevo buscando su aprobación, ella inquiere: “¿Pero cómo, no te gustó la azul?“.
Este patrón comunicativo provoca una trampa en la cual la única respuesta posible es una conducta discordante, por ejemplo, ponerse las dos corbatas al mismo tiempo, siendo etiquetado este comportamiento como loco. El hijo ha sido colocado en una situación insostenible: haga lo que haga acabará en conflicto.
Comunicación paradójica
Este tipo de comunicación paradójica es lo que Gregory Bateson (antropólogo, científico social, lingüista y cibernético) denominó “teoría del doble vínculo o doble constreñimiento” para explicar cómo influye el contexto familiar, y los patrones de comunicación que en él se dan, en la aparición y el mantenimiento de patologías severas como la esquizofrenia.
Los dobles vínculos son los dilemas comunicativos provocados por la contradicción entre dos o más mensajes que recibe una persona. Puede haber una contradicción entre el contenido verbal y el no verbal, como cuando alguien verbalmente dice a otra persona que se alegra de verla pero corporalmente muestra una actitud de rechazo.
También puede darse una contradicción temporal. Los mensajes van en una dirección y la contraria. La persona está destinada a equivocarse, o a quedar desaprobada por el entorno.
Bateson observó que esta situación no solo ocurre en familias de enfermos esquizofrénicos, sino también que puede aparecer en personas sin trastornos mentales aparentes. De esta manera, puso de manifiesto la importancia de los patrones de comunicación en la salud mental.
Esta teoría nos ayuda a entender mejor la comunicación disfuncional. La persona que sufre una situación de “doble vínculo” comunicativo se siente confundida, bloqueada, desorientada, desvalida, a veces paralizada, culpable por no entender lo que ocurre y con la sensación de que haga lo que haga no hay solución satisfactoria.
En casos extremos puede llevar a la disociación.
Relación entre el "doble vínculo" y la violación
Encontramos de forma cotidiana mensajes contradictorios en medios de comunicación, dichos por conocidos, e incluso, familiares:
- Si una víctima de violación continúa intentando llevar una vida “normalizada”, se duda de la severidad de los actos sufridos.
- Por el contrario, si se muestra desvalida o traumatizada, es acusada de ser “victimista”.
- Si no se denuncia, se contribuye a que un violador siga suelto.
- Y si se denuncia, hay quienes dudan de la veracidad de los hechos, calificándolo de denuncia falsa.
- La violación es un acto atroz; sin embargo, quien debe tomar medidas para que no ocurra es la posible víctima: Cuidando de no ir por lugares oscuros, yendo acompañada, evitando ropa que se pueda calificar como “provocativa”…
- Se recomienda no oponer resistencia ante una violación para evitar más daño físico.
- Más tarde, se exculpa al supuesto agresor porque la supuesta víctima no opuso la suficiente resistencia. O se duda de la veracidad por no haber sufrido mucho daño.
- Se esgrimen mensajes justificadores como que “los hombres no son acosadores por naturaleza", y a la vez, “los hombres tienen unos grandes instintos sexuales que no siempre pueden reprimir”.
Tras una violación, una parte nada desdeñable del sufrimiento deviene de esos mensajes contradictorios llevando a preguntarse la víctima una y otra vez: “¿Me defendí lo suficiente? ¿Pude provocar eso yo? ¿No estaré exagerando? Quizá no fue para tanto…".
Desde fuera, todo se cuestiona. Si denunció o no, si opuso la suficiente resistencia o no. En el entorno de la víctima siempre hay alguien que justifica o trivializa lo que ha ocurrido. Eso choca frontalmente con el dolor que siente.
El “doble vínculo” comunicativo está cada vez más presente, se ha insertado sólidamente en la sociedad y repercute en la autoestima de las víctimas.