El estrés, la ansiedad y el ritmo del día a día pueden mermar nuestras capacidades cognitivas y esto, a la larga, nos hace más propensos a sufrir enfermedades mentales. Emprender el Camino de Santiago puede ser una forma de recuperar el equilibrio, una opción que ahora también es posible para las personas con mayores dificultades de movilidad.
Una experiencia en plena la naturaleza
Una solución para mejorar estos problemas es más sencilla de lo que parece: el contacto con la naturaleza. Este contacto es beneficioso para la salud: “Respiramos aire limpio, realizamos actividad física y aeróbica de forma completamente natural; se liberan sustancias en nuestro organismo que elevan nuestra sensación de bienestar y esto beneficia tanto al cuerpo como a la mente”, afirma el neuropediatra Manuel Antonio Fernández Fernández.
Estar cerca de la naturaleza también ayuda a la motivación para la realización de actividad física y una buena conjunción de ambas cosas es, sin duda, el Camino de Santiago. Los paisajes de este mítico viaje conforman una relación idílica entre el ser humano y la naturaleza. Por sus senderos encuentras paz y respeto por el entorno, aspectos que fomentan e intervienen en el equilibrio de la mente. “Si llevamos los beneficios del contacto con el medio ambiente a una experiencia como el Camino de Santiago, la intensidad de esta se multiplica. Más allá del componente religioso, se vive el viaje en comunidad, compartiendo el tiempo, el camino y todo lo vivido en él. Requiere esfuerzo, previsión, organización y perseverancia. Todo son experiencias vitales que se complementan perfectamente”, asegura el doctor Fernández.
Una forma de practicar la atención plena
Ya sabemos que los beneficios para la salud física son indiscutibles, por la preparación previa y por el sacrificio que supone cada etapa del Camino, pero desde el instante que decides realizar el sendero ya se acumulan una serie de factores que contribuyen al bienestar mental: si se recupera la conexión con el presente, se evitan los pensamientos disfuncionales; se vive el momento en cada paso del Camino; la meta es llegar hoy y las anticipaciones del mañana se vuelven innecesarias.
El Camino de Santiago ha recogido durante siglos a peregrinos de todo el mundo que acudían para desarrollar su paz interior y para encontrar el equilibrio del espíritu. La motivación del peregrino va desde el originario carácter religioso que replica los pasos del apóstol Santiago, hasta el enamorado del paisaje verde, que siente la necesidad de vivir una experiencia de esta magnitud.
Un Camino a la medida de cada persona y sus necesidades
Ahora, con el desarrollo turístico y universal de este místico viaje, de estas motivaciones nacen otras nuevas: “Quizás la opción elegida por una gran parte de los peregrinos es el turismo rural en un ambiente diferente y en busca de una desconexión del día a día que nos envuelve”, comenta Joseba Menoyo, fundador de Santiago Ways, agencia de viajes especializada en el Camino de Santiago. Esta agencia se encarga de facilitar al peregrino la realización del Camino, guiándolo y acompañándolo durante el proceso para que pueda ser accesible para todos, incluso para aquellas personas con dificultades de movilidad.
“Les facilitamos la elección de sus etapas ofreciéndoles las rutas del Camino con menor cantidad de desniveles y con niveles bajos de dificultad. Además, contamos también con un vehículo de emergencia en caso de urgencia. O si, simplemente, si el peregrino siente en mitad del trayecto que necesita descansar porque su estado físico y mental no le permiten continuar, lo llevamos hasta su siguiente parada”, continúa Menoyo.
Hay quienes hacen este viaje por necesidades de evasión y de bienestar. Por todo ello, encontramos peregrinos reincidentes que consideran terapéutico realizar el Camino de Santiago, para restablecer su equilibrio mental: posee los ingredientes necesarios para facilitar la integración de emoción y razón, y para generar una actitud de contemplación hacia el propio ser con atención plena.
Una experiencia gratificante que se multiplica al compartirla
Hay quienes dicen que es una experiencia necesaria al menos una vez en la vida, hay quienes se reencuentran a ellos mismos entre las etapas. Algunos acuden con sus familias y amigos y otros van solos y conocen a diferentes personas durante el viaje. Parece que, a pesar de su larguísima tradición, hay muchas formas de vivir esta viaje y en todas ellas se consigue algo más que la experiencia, se consigue bienestar.
“La espiritualidad que transmite el Camino de Santiago, en especial si se hace en familia y con niños, aumenta la satisfacción del peregrino, pues se siente como un reto cumplido en colectivo que, a pesar de las dificultades físicas, climatológicas e incluso de salud, se ha logrado con éxito”, concluye Joseba Menoyo.