Trastornos de conducta alimentaria: guía para afrontar la Navidad

Para las personas que tienen problemas de relación con la comida sentarse en la mesa durante estos días puede ser una auténtica pesadilla. ¿Cómo podemos ayudarlos?

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En estas fechas no todo el mundo lo pasa bien y no a todo el mundo le parecen fiestas agradables. Si algo caracteriza esta época son las reuniones y celebraciones que giran en torno a una mesa con mucha comida y bebida de por medio.

Entre las personas que peor toleran las celebraciones navideñas están aquellas que sufren una relación problemática con la alimentación. Este ambiente puede provocar mucha angustia a las personas con algún Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), distorsión de la imagen corporal u obesidad.

Por tanto, no es extraño que la sintomatología de todas estas personas empeore en estas fechas. También es más fácil que las personas vulnerables y con signos preocupantes previos, acaben desarrollando alguno de estos trastornos ante la presión cultural y familiar que agasaja con tanta comida.

Consejo para celebrar la Navidad cuando se tiene un TCA

Para que las fiestas y reencuentros no acaben en una batalla innecesaria ni haya sufrimientos excesivos, ofrezco a modo de guía unos cuantos consejos para afrontar la Navidad de la manera más satisfactoria posible. Las siguientes ideas pueden servir de ayuda básica, aunque sin olvidar, que no sustituyen la ayuda profesional especializada.

Lo principal y más importante: si ya existe un diagnóstico, seguir las indicaciones de los profesionales de referencia.

Y en caso de duda, consultarles con antelación cómo proceder durante esas fechas. Ellos conocen mejor cada situación.

Elegir bien los regalos

Evitar la compra de ropa como regalo. No siempre se acierta con la talla, con lo que se pone en el compromiso de tener que ir a cambiarla y probársela. O simplemente, puede que sí sea su talla actual, pero no sea la que se ha idealizado. Es mejor evitar confrontar con todo lo que tenga que ver con tallas e ideales de belleza.

Planificación del tiempo libre

En Navidad las rutinas establecidas se trastocan considerablemente y puede aparecer el aburrimiento, y con ello el riesgo a los atracones. Podemos planear actividades sugerentes, amenas, que lleven al disfrute, y lo más alejadas de la alimentación posible. Lo importante es recuperar la parte lúdica de la vida: la alegría, distracción, ocio y diversión sana.

La familia como soporte

En el tratamiento de los TCA, como en casi cualquier otro problema, el apoyo de la familia es primordial, y en estas fechas por supuesto también. Es fundamental dejar a un lado los juicios y las culpabilizaciones para dar espacio a la comprensión y la paciencia, desde la empatía alentar a la persona a afrontar sus miedos desde su respeto.

Si hay alguna indicación pautada por los profesionales es fundamental que la familia la siga. Además es recomendable:

  • Acordar unos tiempos razonables para comida.
  • No diferenciar haciendo comidas exclusivas para la persona afectada y regular la cantidad de alimentos en función de la gravedad de la patología.
  • Enriquecer los temas de conversación más allá de la comida
  • Proponer otras maneras de celebrar más allá de la comida, juegos de mesa, paseos, escuchar música, bailar, actividades juntos (actuaciones, exposiciones,…)

Cómo preparar las comidas

Una persona con TCA u otra relación problemática con la comida, puede tener dificultades para identificar las porciones adecuadas, o puede sentirse abrumada por la cantidad y variedad de comida, por esta razón, hemos de procurar:

  • Que las comidas se hagan sentados a la mesa en lugar de hacerlo de pie o tipo buffet.
  • Que sean lo menos copiosas posibles,
  • Que sigan la estructura habitual o pautada (primero, segundo y postre).
  • Que se puedan servir individualmente, en lugar de dejar los platos a compartir en medio de la mesa.

Ya en la mesa

  • Procurar que el menú sea el mismo para todas las personas para normalizar la situación. Se pueden servir las raciones pertinentes en su plato, de tal manera que tenga un poco de todo. Este sistema suele ser bien aceptado y tolerado.
  • No insistir en tomar más allá de lo pactado, o que pruebe alimentos nuevos por muy deliciosos que sean. Presionar con la comida no ayuda, es más, entorpece y enrarece la relación con la persona afectada.
  • Evitar las largas sobremesas, sobre todo si están acompañadas de más comida, postres adicionales, dulces mantenidos en la mesa…
  • Los dulces navideños suelen estar omnipresentes durante casi todas las navidades, en bandejas repletas de diversas variedades. Su exposición constante provoca el impulso a su consumo y son una puerta de entrada fácil a los atracones. Por eso es mejor preparar solo lo que se vaya a comer y luego retirarlo. Es primordial que no estén a la vista continuamente.

Apartar las expectativas

Un exceso de expectativas genera frustración si éstas no se cumplen. La Navidad se supone que impulsa a momentos de alegría, entusiasmo; donde todo el mundo debe mostrarse contento y con un sentimiento especial de fraternidad. Sin embargo, resulta habitual que se den situaciones de conflicto, ya que no todas las personas tengan ganas o no puedan dejarse llevar por ese “espíritu navideño”. Es mejor aceptar y respetar los sentimientos y actitudes de cada persona sin forzar a mostrar un entusiasmo que no se siente, y menos aderezado con una condescendencia culinaria innecesaria o reiterativa.

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No se tiene TCA para molestar

Tener un TCA, distorsión de la imagen corporal u obesidad es un problemas grave, que no se han deseado de manera deliberada. Detrás hay mucho más que una dificultad para comer o no comer, suele haber problemas de regulación emocional, falta de habilidades sociales, baja autoestima, dificultades de afrontamiento de problemas, miedo, traumas, etc.

Comprender el sufrimiento que hay detrás ayuda a no vivir como agresiones o ataques los conflictos que puedan surgir esas fechas, en parte provocados por la ansiedad inducida ante la constante exposición de comida.

La persona afectada no pretende obstaculizar las fiestas. Solo se siente superada, abrumada, agobiada, cansada…

Como hemos visto, la Navidad puede ser vivida con intranquilidad y angustia, no sólo por las personas afectadas, también por los familiares y amigos. No obstante, también puede ser una oportunidad para empezar a crear el ambiente propicio de confianza y afecto para sacar del ostracismo problemas muy graves, e iniciar un camino hacia la mejoría, desde el diálogo y la comprensión.

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