Qué pondrá el último WhatsApp.
El último desconocido al que conocerás.
Si estará nublado o hará día de playa.
No sé cuál será la última película que verás antes morir.
El último alimento que probarás.
La última pestaña que se te caiga.
No sé si morirás con un agujero en los calcetines o con los platos sin fregar.
Sin posibilidad ya de ser mejor.
Da igual.
Haz porque dé igual.
Que la última persona a la que veas sea aquella a la que más fuerte has abrazado nunca.
Que tu último WhatsApp sea siempre el emoticono del corazón.
Que el último desconocido al que conozcas sepa siempre algo de ti.
Que el clima no te impida ser.
Que comentes con alguien la última película.
Una mierda.
Lloré.
Tienes que verla.
Que mastiques la piel del melocotón con el mismo gusto con el que te comes una paella.
Que aprietes muy fuerte los ojos porque pienses que estás soñando y puedas pedir todos los deseos de todas tus pestañas caídas.
Con un agujero en el calcetín porque viste mucho mundo o con los platos sucios porque tenías algo mejor que hacer.
Haz, de todo, tu última vez.
Porque si al final acaba por no serlo.
Sentirás que toda tu vida.
Fue siempre.
Por primera vez.