La psicología estudia la conducta humana y los procesos que se esconden tras de ella, tanto para explicarla cómo para ayudar a la persona a conocerse mejor, a actuar con más conciencia, y también por ello con más libertad personal. Habitualmente a través de un proceso, la terapia psicológica ayuda a la persona a abordar problemas, trastornos o conflictos que le causan dolor.
Irvin Yalom, médico, psicólogo y profesor de psiquiatría en la prestigiosa universidad de Stanford, describe este proceso como "un encuentro genuino con la otra persona". En este artículo, el psicólogo Jofre Martí Pellicer nos describe este proceso.
¿Cómo saber qué corriente necesito?
Es interesante reflexionar sobre qué tipo de corriente puede ser más adecuada a las necesidades de cada persona. Aunque de las corrientes podemos sacar aspectos muy positivos y nos pueden ayudar en nuestras situaciones de crisis vital es importante tener en cuenta que en algunos casos graves es fundamental la coordinación con otros profesionales e incluso ponernos en manos de instituciones que cuenta con la experiencia y los profesionales más especializados.
También hay que tener cuenta las palabras de Yalom y dejarnos guiar por nuestra intuición y sensaciones respecto de que la persona que nos acompaña en nuestras dificultades es la adecuada y la que nos va bien. Esa sería una de las indicaciones para saber si lo que estoy recibiendo me puede ayudar o no.
Entre las corrientes psicológicas más frecuentes en nuestro país que realizan procesos terapéuticos están el psicoanálisis, la cognitivismo y la terapia Gestalt. Es importante conocer el problema al que nos enfrentamos y en qué consiste cada corriente psicológica. Por ejemplo, si una conducta me genera mucha ansiedad la terapia cognitivo conductual será la que probablemente consiga resultados con mayor rapidez, lo que no siempre signifique que estén consolidados. En cambio en un caso de angustia o crisis vital el psicoanálisis y la Gestalt dan más espacio al análisis de este malestar.
En qué consiste el psicoanálisis y para qué sirve
- Las bases del psicoanálisis
Los fundamentos del psiconálisis fueron desarrollados sobre todo por Sigmund Freud (1856 - 1939). Esta corriente busca la resolución de los problemas a través de la exploración del inconsciente de la persona. Freud definía el inconsciente como la parte que más determina e influencia nuestros actos cuotidianos, es decir, nuestra mente consciente.
Posteriormente su trabajo fue desarrollado por Winnicott, Lacan, Klein, Mahler, entre otros discípulos suyos que ampliaron sus conocimientos y teorías.
El psicoanálisis consta de un amplio marco teórico que ha marcado un antes y un después en el conocimiento de la psique humana y ha modelado tanto la psicología como la historia del pensamiento.
El psicoanálisis propone a través de la terapia una indagación de los procesos inconscientes y de los mecanismos de defensa de la persona que tiene en cuenta la historia de la persona, su infancia y también los sueños, para Freud, una manifestación del inconsciente.
- Cómo es una sesión de psicoanális
Durante las sesiones el paciente expresa libremente lo que piensa y siente, y el terapeuta le escucha sin juzgar. Pero también es la orientación que más autoconocimiento puede ofrecer al cliente.
El psicoanalista mantiene un respeto total hacia la subjetividad de su paciente. Probablemente ésta sea la corriente que implica un mayor nivel de compromiso en el proceso terapéutico por parte del paciente por su duración.
En las sesiones el terapeuta tiene un papel fundamental y suele realizar sus devoluciones en forma de preguntas para dar espacio a la persona y que ésta encuentre sus propias respuestas.
Un ejemplo: Si siento un malestar interno, un vacío, un agujero emocional, el psicoanálisis mirará de acompañarme sin decirme lo que debo hacer. Se limitará a plantear preguntas para que pueda desarrollar mis propios pensamientos al respecto y así pueda ir llenando y reestructurando la psique. El terapeuta trabaja desde hipótesis que le ayudan a indagar en el discurso del cliente a través de preguntas. Estas hipótesis están fundamentadas en el extenso cuerpo teórico que sostiene esta corriente.
- Trastornos que aborda el psicoanálisis
El psiconálisis puede abordar muchas cuestiones como angustias, depresiones, comportamientos obsesivo compulsivos, trastornos alimentarios, toxicomanías… Pero tampoco hace falta tener un trastorno graves para acudir a la terapia psicoanalítica ya que esta corriente es muy recomendable para realizar un análisis personal, pensar sobre nosotros y nuestra historia de forma que logremos enriquecer nuestro presente.
Qué es la terapia cognitivo conductual y cuándo ayuda
- Bases de la terapia cognitivo conductual
La terapia cognitivo conductual se centra en las conductas observables y es la que consta con más estudios científicos como aval. Esta corriente suele estar orientada a lograr objetivos concretos mediante distintas metodologías que ofrecen una respuesta a distintas necesidades y problemáticas. Se podría decir que es menos introspectiva que el psicoanálisis y que está más orientada a soluciones y a lograr cambios de conducta que interfieren la vida cotidiana de la persona.
La terapia cognitivo conductual postula que la conducta de las personas puede moldearse en función de las técnicas de trabajo que se aplican siempre y cuando se hayan evaluado y estudiado previamente. También contempla todo aquello de la persona que no es un conducta observable y evaluable como una caja negra, que en sus inicios ni siquiera era indicado estudiar.
- Cómo es una sesión de terapia cognitivo conductual
El psicólogo cognitivo conductual suele tener un rol más orientativo, organizador y directivo que en el psicoanalista, a pesar de que cada profesional siempre le da un toque personal a su rol no hay dos terapeutas que trabajen igual.
Las sesiones están muy estructuradas y siguen unas metodologías muy concretas. Las herramientas en las que se apoya son entrevistas, baterías de test y el manual de diagnósticos DSM-V, entre otros. Aquí en España, las leyes que regulan sólo un psiquiatra o un psicólogo clínico están capacitados legalmente para elaborar un diagnóstico. Una vez emitido el diagnóstico, en el tratamiento pueden intervenir otros profesionales como la figura del psicólogo general sanitario.
- En qué casos puede ayudar
La terapia cognitivo conductual puede tratar las conductas observables de patologías muy complejas como la anorexia, las obsesiones, la ansiedad, las toxicomanías, el alcoholismo, las fobias, depresiones... Cuando se trata de un caso severo y crítico su intervención puede resultar muy eficaz, aunque tal vez a nivel de exploración interna resulta un sistema menos profundo que el anterior.
Qué es la terapia Gestalt y cuándo conviene
- Bases de la terapia Gestalt
La terapia Gestalt fue creada por Fritz Perls (1893-1970) y sus bases nacieron con la publicación de un libro –«Yo, Hambre y Agresión»– escrito junto a su mujer Laura Perls (1905-1990), ambos psicoanalistas. De hecho, Perls que se había psicoanalizado durante muchos años y era seguidor de Freud con quien se discutió.
La Gestalt –al principio llamada terapia de la Concentración– trabaja desde las emociones, sensaciones y pensamientos que el cliente tiene aquí y ahora, es decir, en el momento presente. Desarrolla la conciencia corporal y cuando los pensamientos de la persona están muy proyectados al pasado o a proyecciones futuras la invita a volver al momento presente.
- Cómo es una sesión de terapia Gestalt
Las sesiones van en función de la demanda del cliente. El terapeuta gestalt es un acompañante experimentado que le ayuda a conectar con sus emociones para transitarlas y a darles un lugar. El paciente ha de hacerse responsable de sus emociones y acciones a partir de un "darse cuenta" de lo que siente y necesita para su bienestar. Es una terapia más orientada al autoconocimiento y al crecimiento personal para descubrir y explorar partes de uno mismo que no tenemos en cuenta y que están actuando en nosotros.
Se pueden abordar casos de angustia vital, depresión, obsesiones... Probablemente para trastornos de más gravedad o situaciones críticas no sería la más adecuada porque tampoco dispone de instituciones terapéuticas (ya sean privadas o públicas) que puedan dar respuesta a casos graves de salud mental. No obstante, como herramienta de autoconocimiento puede ser muy interesante.
El poder de la escucha
Un factor que garantiza el buen trabajo es la escucha, algo que se da en todas las corrientes mencionadas y es uno de los grandes pilares del proceso terapéutico más allá del posicionamiento teórico del terapeuta.
Cuando el terapeuta escucha al paciente o cliente y da un lugar a su malestar, le hace saber que le importa su dolor y la expresión misma de éste ya constituye por si misma una forma de sanación en cualquiera de las tres corrientes mencionadas. Esta capacidad de escucha se hace posible por parte del psicólogo cuando este se forma de manera continuada y se supervisa y trabaja con implicación y profesionalidad con sus clientes.
La salud mental a nivel institucional
Hay que precisar que muchos trastornos mentales importantes no pueden ser abordados de cualquier manera y requieren una institución y una forma de abordaje particular. Solo las corrientes psicoanalíticas y la corriente cognitivo conductual tienen instituciones que pueden dar una respuesta a graves trastornos de salud mental, ya sean estas de ámbito privado o público.
Estos abordajes requieren la coordinación de distintos profesionales psiquiatras, psicólogos, integradores, educadores, etc… Sin esta red de profesionales sería imposible atender a psicologías severas. Por ejemplo, un caso de toxicomanía grave, antes de poder hacer un análisis profundo de la persona, ésta debe dar unas garantías de abstención de tóxicos. Una vez se garantiza que ya no hay tóxicos a nivel de analíticas contrastadas por un psiquiatra, entonces podemos empezar a pensar en un trabajo de introspección si hay voluntad e interés por parte del paciente.
¿Qué es un buen terapeuta?
Irvin D. Yalom en su libro “El don de la terapia” da algunas buenas pistas sobre las características que propician un buen proceso terapéutico. Entre ellas señala la importancia de que terapeuta y paciente sean como compañeros de viaje y que el terapeuta evite los diagnósticos para no limitar las posibilidades de crecimiento de la persona.
"Aunque el diagnóstico es indiscutiblemente crítico para la consideración de tratamientos en muchas condiciones graves con un sustrato biológico (por ejemplo, esquizofrenia, desórdenes bipolares, desórdenes afectivos graves, epilepsia del lóbulo temporal, toxicidad por drogas, enfermedades orgánicas o cerebrales por toxinas, causas degenerativas o agentes infecciosos), el diagnóstico a menudo resulta contraproducente en la psicoterapia cotidiana de pacientes no tan severamente dañados. ¿Por qué? Para empezar, la psicoterapia consiste en un proceso de desarrollo gradual en el que el terapeuta intenta conocer al paciente de la manera más completa posible. Un diagnóstico limita la visión; disminuye la habilidad de relacionarse con el otro como persona".
El terapeuta ha de brindar apoyo, así como el paciente ha de implicarse en el proceso. Invita a los a los profesionales que sientan que su cliente le importan y a crear una terapia para cada paciente.