El amor puede terminar pero nunca se acaba
Somos siete mil millones de habitantes en este planeta.
Y tú te encontraste con ella o con él o con ambos.
Entre ráfagas, lunes y microondas.
Te encontraste para poder descansar de ti.
Para meterle miedo a la soledad.
Para compartir, por fin.
Te encontraste y permitiste la conquista.
De todos aquellos días que te habían regalado en la infancia.
Encontrarse es de las cosas más bonitas.
Porque requiere de dos voluntades coincidiendo en el mismo tiempo y espacio.
Encontrarse es precioso, sí.
Pero el sentimiento es una trampa.
Para que no salgas corriendo cuando empieza a oler mal.
Pero el sentimiento es una proyección.
Esa persona no te quiere a "ti".
Se quiere a sí misma cuando está contigo.
Tú la haces sentir importante, especial,
querida, poderosa, bella y libre.
Y esa persona te hace sentir lo mismo a ti.
Eso en el buen amor, claro.
Porque los habitantes de este planeta llamamos amor a tantas cosas que no se parecen en nada al amor.
Incluso al dolor lo llamamos amor.
Seguimos en relaciones por razones tan equivocadas.
Por miedo a estar solos, como si todos no estuviéramos solos.
Por el tiempo invertido, como si el amor fuera una operación comercial.
Por el qué dirán.
Pero, ¿y si ya no lo sientes?
¿Qué clase de personas eres si no eres honesta con lo que ya no sientes?
Y eso es tan complicado.
Porque requiere de una voluntad unilateral que deja a otra en un tiempo y un espacio distinto.
Que abandona lo compartido.
Y aquí viene lo compartido.
Todo aquello que se queda en una caja y
que hará que muchos días quieras regresar
a la infancia.
Tus piernas abiertas sobre su cara.
El tono de su voz cuando habla con su madre.
Un hijo.
Barcelona.
El entierro de papá.
El olor de la piel de sus articulaciones.
Dos gatos.
Es tan complicado terminar bien.
Pero, ¿y si has querido?
¿Qué clase de persona eres si no eres capaz de terminar con afecto?
Todos nos equivocamos al terminar.
Pero las personas que de verdad te han amado a veces hacen daño para no hacerse daño a sí mismas.
Y si tú las has amado, entenderás que no quieran hacerse daño.
Pero si reprochas a lo largo del espacio y del tiempo.
Si te instalas en el rencor.
Tal vez es que nunca mereciste todo lo que te ofrecieron.
Nadie tiene la culpa de que ya no te quieran.
Perdonando, así es como se sigue amando después del amor.
Eso te convierte en una clase de persona muy difícil de encontrar.
En una buena persona.
Dando las gracias por la compañía y por todo lo aprendido.
Así es como el amor que termina nunca se acaba.
Porque aunque ya no seas más mi vida.
Te quiero, para siempre, en ella.