Gracias a su historia, a sus conocimientos ancestrales, a la fertilidad de su tierra y a su fruta, Perú es la cuna de algunas creaciones culinarias magistrales y un paraíso para cualquier cocinero.
Si me dan a elegir un picante, digo rocoto. Si me piden que nombre una raíz, digo maca ¿Una fruta? Lúcuma o chirimoya. La lista es infinita: aguacates, tomates, maizales, cafés, patatas, cacao, aceitunas, mezquite, mangos, maracuyá, quinoa, amaranto…
Una fuente de inspiración para la nueva cocina
La cocina peruana está reconocida hoy como una de las mejores del mundo. Miles de estudiantes se gradúan cada año allí como cocineros y extienden una cultura cada vez más rica, con su forma tan auténtica y respetuosa de tratar los alimentos y de cocinar.
Hay cocineros peruanos muy activos que apoyan a los agricultores autóctonos y vuelven a las recetas ancestrales de cada región para convertirlas en contemporáneas. Yo me siento identificado con su forma de cocinar y con esa actitud hacia la sostenibilidad y el respeto. Es por ello que Perú me inspira en mi camino.