El utensilio principal que necesitas es un deshidratador, una especie de horno que extrae el agua de los alimentos a través de aire caliente. La temperatura ideal para deshidratarlos es entre 40 y 45 ºC: así conservan gran parte de sus propiedades, sobre todo las enzimas, que son la energía del alimento y facilitan el proceso de digestión.
La masa de las crackers se hace usualmente con semillas o granos, ya sea molidos, remojados o germinados. Si los vamos a usar molidos, utilizaremos para molerlos un molinillo de café o una batidora de altas revoluciones. Si los remojamos (durante un tiempo aproximado de 4 a 12 horas), luego hay que colarlos y lavarlos.
Para preparar los germinados, remojamos los granos de la misma manera y luego los dejamos en algún colador, frasco, germinador o bolsa de tela entre 1 y 3 días, hasta que broten. Eso sí, lávalos cada día y cuando ya estén listos, antes de emplearlos.
Luego mezclamos los granos o semillas con las frutas o verduras que elijamos para darles sabor. Y podemos añadir condimentos, aceites, algas, hojas, endulzantes… Incluso mezclar los ingredientes que queramos en las cantidades que consideremos para darles texturas a nuestro gusto.
Cómo hacer unos deliciosos cráckers de zanahoria