En invierno lo que más apetece son recetas caseras calientes y suaves que nos asienten el estómago y que nos aporten nutrientes. En estas tres nos encontramos alimentos indispensables en la despensa de invierno: el apionabo, la coliflor y el boniato.
¿Qué nos aporta cada uno de ellos? El apionabo o celerí, una una raíz redonda con muchas raicillas entrelazadas, posee un sabor dulzón, ligeramente anisado muy apetitoso. Se pela como una patata y se puede cocinar como si lo fuera: se puede hacer al vapor, hervir, freír, asar, etc. También se puede emplear como sustituto de la pasta en algunas recetas.
Desde el punto de vista nutricional, el apionabo es bajo en calorías y rico en vitamina K, C y B6, así como en fibra y minerales como el fósforo, el potasio y el manganeso. Contiene, además, el flavonoide apigenina, que tiene efectos anticancerígenos.
Por su parte, las coliflores son indispensables en una dieta sana. Como el resto de la familia de las coles, contienen compuestos azufrados, entre los que destaca el glucosinolato sinigrina. Este compuesto, al mezclarse con la enzima mirosinasa, produce isotiocianatos, que son capaces de frenar la proliferación de las células tumorales. Esta mezcla se produce al masticar la coliflor o reducirla a puré o crema.
Además son ricas en antioxidantes, sobretodo de ácido alfalipoico, gran aliado de la salud del corazón.
Y en cuanto al boniato, está cargado de vitamina A en forma de betacaroteno, el pigmento que le da el color anaranjado a su pulpa y que el hígado puede transformar en vitamina A a medida que el organismo la necesita. El betacaroteno también es antioxidante y su asimilación se potencia en la receta con la presencia en la receta del aceite de oliva, rico en polifenoles.
Mientras que la zanahoria es la hortalizas más ricas en betacaroteno y fibra. Son muy recomendables crudas, pero cuando se cocinan mejora la absorción del betacaroteno.
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