Platos completos y ricos en proteínas ¡vegetales!
Las proteínas forman parte de los alimentos que ingerimos, pero los alimentos tienen además otros componentes: agua, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales…
Los alimentos de origen animal son muy ricos en proteínas, mientras que los de origen vegetal tienen una proporción de proteínas inferior y muy variable según el vegetal. La lechuga, por ejemplo, contiene solo algo más del 1 % de proteínas, mientras que las alubias crudas tienen un 20-25��% de proteínas.
Nuestras necesidades de proteínas
En general, lo ideal es que las proteínas representen el 15% de nuestra ingesta diaria de alimentos. En cuanto a la cantidad, los siguientes datos son orientativos y corresponden a gramos por kilo de peso y día:
- bebés, hasta 1 año: 1,9 gramos
- niños: 1,1 gramos
- adolescentes: 1 gramos
- adultos 0,8 gramos
- embarazadas: 1 gramos
- mujeres lactantes: 1,1 gramos
Según explica Nuria Viver, no hay que tomarse estas cifras al pie de la letra ni andar todo el día con una balanza en las manos. Se trata de cifras que proceden de estudios y, por lo tanto, manejan cantidades que representan promedios.
Cómo lograr todos los aminoácidos esenciales
Lo único que podría representar un problema en la dieta vegetariana es la variedad de aminoácidos que contienen las proteínas vegetales: unos vegetales tienen una cantidad insuficiente de ciertos aminoácidos, mientras que otros disponen de una cantidad suficiente de estos, pero carecen de otros que tienen los primeros.
Lo importante es complementar bien los alimentos ricos en los distintos aminoácidos para que una dieta vegetariana sea equilibrada en proteínas. Estos serían, según Nuria Viver, las pautas básicas para conseguirlo:
1. Combinar legumbres y cereales
Con las legumbres y los cereales se obtienen las cantidades de aminoácidos esenciales adecuadas para que los sistemas orgánicos puedan elaborar sus propias proteínas sin problemas.
Las legumbres contienen una proporción demasiado baja de algún aminoácido esencial, sobre todo de metionina, que los cereales en cambio tienen en abundancia.
Los cereales, por su parte, son deficitarios en algún aminoácido, sobre todo lisina, que las legumbres contienen en cantidad.
Las legumbres y los cereales no es necesario ingerirlos en el mismo plato, ni siquiera en la misma comida.
Podemos hacer múltiples combinaciones: lentejas con arroz, garbanzos con cuscús, judías con quinoa, por ejemplo. También se pueden añadir verduras, aunque en este caso deberemos ingerir un cereal en la misma comida o en otra.
¿Y la soja? Es una legumbre algo diferente a las demás, pues las proteínas que contiene la soja son muy completas en aminoácidos. No es tan necesario combinarla con cereales, de modo que puede comerse simplemente con verduras.
2. Frutos secos con cereales
Juntos, de maravilla. Nos referimos a los frutos secos de cáscara, no a la fruta desecada por procedimientos naturales o en fábricas.
Como en la combinación anterior, las proteínas de los frutos secos son insuficientes en un aminoácido esencial para el ser humano, la metionina, pero este aminoácido se halla en abundancia en los cereales, con lo que ambos se complementan de maravilla.
Las posibilidades de combinación son múltiples, pero la más común es la utilizada en el desayuno.
- En el desayuno: La mezcla de cereales y frutos secos, añadida a una leche vegetal (de soja, avena, arroz o avellana) o a un yogur de soja, aporta energía para un buen inicio de la jornada, pero también una proporción apreciable de proteínas equilibradas en aminoácidos esenciales.
- En la comida: Existen otras maneras de combinar cereales con frutos secos que podemos usar en la comida o la cena. ¿Qué tal un arroz con almendras, avellanas, piñones y pasas? ¿O un cuscús con cacahuetes y pistachos, además de unas verduritas? ¿O una pasta al pesto verde de piñones? La adición de alguna verdura o salsa acaba de completar el cuadro.
- Sopas y cremas: Otra combinación se consigue mediante las sopas que incluyen cereales y frutos secos en su elaboración, además de otros ingredientes. El arroz puede ser la base, pero también la avena o la pasta de trigo. Podemos preparar una rica crema utilizando almendras u otro fruto seco en polvo.