Fobia social: 9 claves para entenderla y superarla

La fobia social se puede superar, pero sus síntomas no son evidentes. Si quien la sufre se queda en su zona de confort, puede pasar desapercibida. Tampoco es depresión, aunque podría conducir a ella.

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¿Cómo sé si tengo fobia social? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿No será depresión? ¿Tiene solución? Estas nueve claves tratan de responder a esta y otras preguntas para ayudar a entender qué es la fobia social, un trastorno poco comprendido y muy aislante que podemos superar cuando lo sabemos identificar y comprendemos sus causas.

No siempre se les nota

El fóbico o fóbica social puede serlo de manera imperceptible, ya que no tienen problemas con la gente en general, sobre todo si consiguen estar en su área de confort, es decir, con personas que los conocen, con las que han logrado crear una imagen de sí mismos aceptable, ocultando los puntos que les resultan conflictivos y que quedarán para su intimidad.

Son respetuosos

Quienes sufren fobia social también son muy bien aceptados por los grupos. La sensación de ridículo o vergüenza es subjetiva, así que los demás no ven en ellos ningún tipo de defecto. Al contrario, como esa ansiedad social les hace estar muy pendientes de las opiniones que desprenden, dan la impresión de ser personas consideradas y muy respetuosas.

Viven aislados... internamente

Se perciben en la realidad como tarados de nacimiento, sin remedio y que nunca llegarán a ser normales, por lo que se aíslan de los demás. En la medida en que se basen en algún hecho real, como no haber acabado los estudios, proceder de una determinada familia, haber equivocado la profesión o ser un enchufado, les puede llegar a invadir el sentimiento y la justificación de que poseen una minusvalía como personas.

El primer paso para salir del círculo

Para las personas que sufren fobia social, supuestamente, el resto de seres humanos que les rodean han cumplimentado perfectamente todas las áreas de sus existencias. Lo tienen todo y les ha venido dado por su forma de ser.

Este es un pensamiento circular que esconde la imposibilidad de analizar las circunstancias, esfuerzos, y también carencias, con las que nos confrontamos todos. Si tienes fobia social o conoces a alguien que la tenga, la cuestión es si tú o esa persona quiere quedarse en este vicio reproductivo o quiere salir de esa trampa y así, quizá, llegar a crear, aportar o vivir.

La fobia social no es innata ni hereditaria

No hay ningún defecto psicológico innato y, dentro de los factores que son determinantes en nuestras biografías, aunque algunos no pueden cambiarse porque ya pasaron, otros pueden modificarse perfectamente.

No todo está escrito de manera indeleble.

Llegar a cambiar esos factores que nos determinan dependerá de nuestro compromiso para revisar los argumentos que sostenemos, respecto a nuestra identidad y a la de los demás.

Superar limitaciones

Cada humano está atravesado por una serie de condicionantes y, a medida que se avanza en ellos, sin quedarse atrapados en la idea de que todo está dicho y hecho en el mundo, podrá darse cuenta de que la propia historia de la humanidad no es sino un continuo esfuerzo por superar las limitaciones sociales y culturales.

Seguir avanzando

Nadie logró saber todo, en todo momento y en todo lugar. Pero sí que se fue avanzando en la comprensión de lo que nos rodea. Recoger lo que otros no vieron, o no pudieron hacer para seguir construyendo, es lo que nos puede conciliar con el pasado y proyectar hacia el futuro.

Hay que dedicarse a fondo y salir del lema de que es mejor quedarse quietecitos.

Abrirse al futuro

La idea central para afrontar la fobia social sería: en lugar de quedarnos en los límites del pasado, abrámonos hasta los límites que pueda traer el porvenir. Por el camino habremos agrandado nuestros campos y nuestra capacidad de disfrute.

No es depresión

Por último, hay que diferenciar fobia social y depresión, aunque la primera pueda conducir a quien la padece a estar deprimido. En la depresión, la sensación de ser una basura humana es generalizada, es decir, en todos los ámbitos y circunstancias de la vida y sin encontrarle sentido a nada.

Tampoco se trata de un delirio psicótico en el que el sujeto cree que todos los demás lo vigilan y critican. En la fobia social siempre se encuentran acontecimientos que han sucedido realmente, mientras que en la psicosis todo es inventado.

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