Existen en torno al calcio y la salud ósea varias creencias erróneas pero muy extendidas.

La consecuencia de estos mitos es que aunque se sabe que para cuidar de los huesos no es suficiente con tomar calcio, ante los factores de riesgos o los primeros indicadores de osteoporosis se recomiendan suplementos, ya sean solo de calcio o junto a la vitamina D, con el objetivo de detener o prevenir esta dolencia.

Sin embargo, la osteoporosis no siempre es sinónimo de fragilidad ósea. Hay bastantes estudios que dicen que más importante que la densidad ósea es la distribución o configuración de sus trabéculas para prevenir las fracturas.

En cualquier caso, la osteoporosis o disminución de la densidad ósea en muchos pacientes no justifica tratamientos tan agresivos como los actuales (bifosfonatos), que funcionan inhibiendo la función de renovación ósea de la que forman parte los osteoclastos (células que eliminan las células óseas ya envejecidas).

Estos medicamentos aumentan temporalmente la densidad ósea a costa de envejecer el esqueleto, lo que puede llegar a facilitar necrosis óseas.

Dieta equilibrada para prevenir la osteoporosis: el primer tratamiento

Lo más adecuado es prevenir la osteoporosis poniendo orden a la dieta, ya que el déficit de calcio la mayoría de veces no se debe a una falta de aporte de este nutriente (¿cuántos lácteos se han tomado a lo largo de su vida las personas que hoy padecen osteoporosis?) sino a una pérdida notable del que ya se tiene.

Las dietas hiperproteicas (ricas en carne, embutidos, lácteos…) y ricas en productos refinados (como bollería, pastelería, harinas y azúcares blancos…) son muy acidificantes y obligan al organismo a producir sustancias basificantes a expensas del calcio para mantener el pH equilibrado en la sangre.

Por lo tanto, para prevenir o mantener una buena salud ósea, es del todo recomendable mejorar la alimentación incrementando el consumo de frutas, frutos secos, algas y productos integrales.

¿Por qué se recomiendan los suplementos de calcio con vitamina D?

La vitamina D favorece la absorción del calcio en el intestino. Por ello, y ante la frecuencia de valores relativamente bajos de vitamina D en la población general, suele pautarse su suplementación junto a la del calcio, con el objetivo de que su deficiencia no impida que el calcio sea asimilado convenientemente.

Sin embargo, en el mercado de los productos dietéticos existen multitud de preparados ricos en calcio orgánico (asociados muchas veces con la proporción adecuada de magnesio), cuya asimilación y fijación es excelente. También algunos con vitamina D y otros sin ella pero efectivos.

Por eso, puede ser más relevante preguntarnos por el origen de estos déficits de vitamina D, relacionados con la falta de contacto con la luz solar y el aire libre.

Personalmente, para fijar el calcio en los huesos insisto en la recomendación de veinte o treinta minutos de paseo diario con parte del cuerpo al descubierto (con los brazos es suficiente) para que el contacto de la piel con el sol estimule la formación natural de vitamina D.

También aconsejo hacer ejercicio físico de forma regular (el mismo paseo resulta útil) para facilitar la llegada de sangre con sus nutrientes (oxígeno, calcio, magnesio…) al interior del tejido óseo.

El equilibrio calcio-magnesio: fundamental para la salud

Debemos recordar que el calcio debe estar equilibrado en la dieta con el magnesio en proporción de 2 a 1, para proteger tanto los huesos como el sistema nervioso; no es extraño que solo con las dietas actuales ya se rompa este equilibrio tomando bastante más del doble de calcio que de magnesio; un riesgo mayor aún existe cuando se toman suplementos.

Esto puede conducir a calcificaciones, de manera que una suplementación excesiva que no tenga en cuenta el equilibrio del aporte de calcio con otros minerales tampoco garantiza una mejora del estado de nuestro organismo.