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1. Ajo
Las virtudes cardiosaludables del ajo (Allium sativum) son bien conocidas.
Se trata de una planta hortícola, de origen asiático. Tiene las hojas alargadas y planas, tépalos u hojas florales de color blanquecino y bulbos formados por entre 5 y 15 dientes.
Elemento indispensable de la cocina mediterránea, comer uno o dos dientes de ajo al día -crudo, cocinado o en extracto- es una buena medida para alejar el riesgo de accidente cardiovascular.
Contiene un aceite esencial con garcilina y aliína, sustancias a las que se atribuye sus virtudes vasodilatadoras.
Propiedades del ajo
- Antihipertensivo
- Hipolipemiante
- Hipocolesterolemiante
- Vasodilatador periférico
- Antiagregante plaquetario
- Hipoglucemiante
- Diurético
- Antiséptico
- Antioxidante
- Bactericida.
Para qué tomar el ajo
Numerosos estudios científicos han demostrado el poder del ajo para fluidificar la sangre y reducir su viscosidad.
Inhibe la síntesis de colesterol LDL (el "malo") y triglicéridos, evitando la formación de plaquetas de grasa en las paredes de las arterias.
Reduce también el contenido de glucosa y de urea en sangre y dilata los vasos sanguíneos, previniendo la formación de coágulos.
El consumo regular de ajo se impone como un aliado natural para personas con la tensión alta, por encima de 140-90, como ayuda para que se mantenga en los niveles adecuados.
Se indica como tratamiento de apoyo para personas diabéticas y actúa asimismo como un diurético y antiséptico eficaz para aliviar las infecciones urinarias y para favorecer la eliminación de toxinas, como los excesos de urea.
Cómo se toma el ajo
Crudo o cocinado en alimentación (dos o tres dientes al día), en cápsulas (hasta 3 g diarios), en comprimidos, extracto liquido y tintura.
Precauciones y contraindicaciones
No se aconseja simultanear con tratamientos a base de anticoagulantes como la warfarina y medicamentos hemostáticos.
Otro problema bien conocido del ajo es el mal sabor de boca, el mal aliento e incluso el mal olor corporal que se deriva de su consumo.
Se puede atenuar recurriendo a plantas aromáticas como el comino, el anís, la menta o el hinojo.