Hundidas bajo tierra, nutren y sostienen las plantas, un poder que nos pueden transmitir a través de sus múltiples efectos terapéuticos: son las raíces medicinales.
Una radícula minúscula que surge de la semilla germinada se hunde en el suelo e inicia un viaje en vertical adentrándose en la profundidad de la tierra.
Para horadar con fuerza la dura consistencia del terreno cuenta en su extremo con un apéndice de tejido duro conocido por el nombre de pilorriza, que le facilita la penetración.
Las funciones de la raíz incluyen absorber el agua y las sustancias disueltas que le servirán para nutrir la planta, como las sales minerales, pero también mantener la planta bien firme y asentada, y prevenir la erosión del terreno.
No es verde, ni tierna ni precisa de la luz para desarrollarse: por el contrario, su trabajo es discreto, oculto, pero indispensable para asegurar la pervivencia de la planta.
Y estas preciadas virtudes son las que de alguna manera nos transmite cuando la utilizamos en beneficio propio. En este artículo hemos seleccionado siete raíces medicinales muy efectivas.
¿Cómo recoger y preparar las raíces para su uso medicinal?
Si la primavera es la época en que se recolectan hojas, tallos o flores, en otoño les llega el turno a las raíces, cuando las partes aéreas ya se han secado o han completado su ciclo vital anual, y antes de que el terreno sufra los rigores del invierno, como el frío y las nevadas.
Si nos decidimos a cosecharlas nosotros mismos, debemos asegurarnos primero de que no se trata de una especie protegida, y desenterrar solo la parte necesaria.
Una vez en casa, la raíz se libera de la tierra adherida a ella, se parte en pequeños trozos, se extiende sobre una superficie secante y se deja secar tres o cuatro días, al abrigo de la luz solar.
Las raíces y los rizomas -que son tallos subterráneos-, por ser partes duras, se deben mantener en cocción durante unos minutos o bien dejar en maceración en agua durante la noche para tomarlas al día siguiente.
Muchas tienen un sabor acre o resultan insulsas, y por ello se recomienda combinarlas con otras plantas que actúen como organolépticas, por ejemplo el anís estrellado. Algunas se pueden tomar crudas, como la zanahoria, el regaliz o el jengibre.
7 raíces medicinales y para qué usarlas