El dolor es una percepción desagradable que nos informa de una alteración en el organismo. Nuestra dificultad para vivirlo y entender su significado ha llevado a crear medicinas que tratan de silenciarlo por todos los medios. Pero los analgésicos no siempre son eficaces y producen hasta el 25% de todas las reacciones adversas a los medicamentos.

Ante la situación dolorosa intensa y continua, hemos de pensar que el cuerpo se va a poner en marcha para solucionar el problema. Si el dolor continúa, produciremos endorfinas –sustancias endógenas con efecto analgésico– para calmarlo y, además, lo podemos abordar con tratamientos naturales. En este artículo te mostramos 7 herramientas naturales para aliviar el dolor.

1. Dieta y ayuno

La dieta y el ayuno es la base de un tratamiento para aliviar el dolor. La dieta vegetariana o vegana se han demostrado eficaces para mitigar el dolor, sobre todo si se realiza una buena selección de alimentos:

  • Las semillas de lino y las nueces contienen omega-3, que desinflaman y mejoran la circulación, lo que puede reducir un buen número de molestias.
  • Eliminar alimentos inflamatorios, como frituras, grasas calentadas, harinas refinadas y los azúcares añadidos, que aumentan la sensibilidad al dolor. En algunos casos, la molestia puede desaparecer al suprimir un alimento, como puede ocurrir con los lácteos, el trigo o un alimento determinado al que la persona es sensible.
  • El jengibre y la cúrcuma son especias antiinflamatorias que pueden mitigar todo tipo de dolores.

Además es posible elegir alimentos para molestias concretas. El doctor Neal Barnard recoge en su libro Alimentos que combaten el dolor (editorial Paidós) algunos ejemplos:

  • Arroz y menta para las molestias digestivas.
  • Alimentos abundantes en vitamina B6, como la avena, para el dolor de espalda, el síndrome del túnel carpiano o la ciática.
  • Alimentos ricos en magnesio para la fibromialgia.
  • El ayuno, por su parte, bajo el control de un médico experto, es eficaz para evitar dolores crónicos y agudos. Los doctores Dean Ornish, experto en dieta y estilo de vida para tratar las enfermedades cardiacas, y Michael Michalsen, del Hospital Charité de Berlín, lo han utilizado incluso en la angina de pecho y la artritis reumatoide.

2. Ejercicios con conciencia corporal

La fisioterapia puede prescribir ejercicios para tratar diversos dolores, pero es interesante que el paciente aprenda a establecer un diálogo consciente con su cuerpo, de manera que sepa adaptar las rutinas a los cambios sutiles que experimenta día a día.

Los objetivos generales son mejorar la flexibilidad, reducir la tensión muscular e incrementar la potencia para fomentar la estabilidad articular. Además de las técnicas específicas, andar y correr son los ejercicios para los que estamos más preparados, nos fortalecen y producen endorfinas.

3. Plantas medicinales

Las plantas contienen principios activos analgésicos y antiinflamatorios. Un médico experto en fitoterapia puede elegir la planta y la preparación más adecuada para cada paciente, pero algunas indicaciones comunes son:

  • Harpagofito para el dolor muscular y articular. Se pueden tomar 1 o 2 cápsulas de 250 mg cada 8 horas. No está indicada si se sufre de úlcera de estómago.
  • Manzanilla para el dolor menstrual. Se masajea con el aceite esencial sobre el bajo vientre.
  • Árnica para los dolores de espalda y contusiones. Se aplica en gel o pomada, con o sin menta, con un masaje sobre la zona dolorida.
  • Abedul para los dolores de artrosis, artritis y gota. Se pueden tomar 2 tazas al día de la infusión.
  • La pimienta de Cayena se aplica en forma de pomada, loción o gel sobre la zona dolorosa. Contiene capsaicina, que actúa sobre los receptores nerviosos del dolor.

4. Acupuntura

El tratamiento del dolor es una de las indicaciones más probadas y extendidas de la acupuntura. Tanto es así que se aplica en unidades del dolor de los hospitales públicos de Andalucía, en el Hospital de Torrejón o en el del Consorcio Sanitario de Terrassa.

Un estudio publicado por el prestigioso Journal of American Medical Association realizó una revisión de 31 investigaciones y concluyó que la acupuntura es eficaz en el tratamiento del dolor de espalda, artritis, dolor de cabeza crónico y dolor de hombro.

5. Digitopuntura o acupresión

A partir del gesto instintivo de aplicar nuestras manos sobre la zona dolorosa para aliviar nuestro dolor o el de otros, han surgido todas las técnicas de masaje. Una de ellas es la digitopuntura o acupresión, que consiste en estimular los puntos de acupuntura. Para conseguir los máximos beneficios conviene acudir a un profesional que realice un diagnóstico y seleccione los puntos más adecuados, pero es posible hacerse uno mismo un autotratamiento sencillo.

La presión se hace con el pulgar, con el que se trazan lentamente pequeños círculos sobre el punto elegido. Con cada círculo, se aplica cada vez más presión hasta que se siente cómo las fibras musculares comienzan a relajarse debajo de los dedos. Cuando se estimula un área sin músculo (sobre el cráneo, por ejemplo) se aplica solo una presión lenta, constante y circular. El estímulo se mantiene varios minutos. Primero se siente un dolor sordo, no agudo, que va desapareciendo. Tres puntos que a menudo se utilizan para relajar y aliviar molestias son los siguientes:

  • Vaso gobernador 20: Está situado en la parte parte más alta de la cabeza y una de sus indicaciones es el dolor de cabeza.
  • Intestino grueso 4: El punto se halla en la zona interior de la membrana que une los dedos pulgar e índice. Se considera el punto más analgésico y se emplea en dolor de cabeza, de los dientes y calambres, entre otros.
  • Vesícula biliar 20. Situado en la base del cráneo, entre las inserciones del esternocleidomastoideo y el trapecio, en la depresión bajo el hueso occipital. Se emplea en los dolores de cabeza, espalda y tortícolis, entre otros.

6. Hidroterapia con frío o calor

La aplicación de calor o frío mediante agua o vapor se utiliza para el tratamiento del dolor en el marco de las terapias termales.

  • El calor húmedo se recomienda, por ejemplo, en las contracturas musculares y articulaciones rígidas. En casa se puede aplicar un saquito de heno que habremos calentado al vapor, una cataplasma caliente de arcilla o una simple compresa húmeda y caliente.
  • La aplicación de frío suele recomendarse tras un ejercicio intenso para aliviar los dolores musculares. Puede aplicarse por medio de compresas frías, masaje con hielo o mediante el uso de un pulverizador local. El enfriamiento superficial disminuye el espasmo muscular y eleva el umbral de dolor. Las aplicaciones de frío no deben utilizarse en los pacientes con fenómeno de Raynaud, hipersensibilidad al frío, crioglobulinemia o hemoglobinuria paroxística nocturna.

7. Reducir el dolor con la mente

Las técnicas de relajación y meditación enseñan a relacionarse con el dolor de otra manera y aumentan el umbral de percepción.

  • El entrenamiento autógeno, un tipo de autohipnosis que se puede aprender en poco tiempo y se basa en la concentración en sensaciones de peso, frescor y calor en distintas partes del cuerpo, se ha utilizado para aliviar las cefaleas tensionales.
  • La meditación basada en la respiración, en el cuerpo (escáner corporal) o en caminar favorece el distanciamiento o el desapego del dolor, ya sea físico o emocional, y permite gestionarlo. Según un estudio publicado en The American Journal of Psychiatry, la meditación modifica incluso la estructura física del cerebro, incluyendo las zonas involucradas en la percepción emocional y cognitiva del dolor.
  • El yoga combina la actitud meditativa, la respiración y la conciencia del cuerpo con la adopción de posturas que se pueden seleccionar y adaptar para tratar cada tipo de dolor. Varios estudios muestran la eficacia del yoga en el tratamiento del dolor lumbar, la artritis o el dolor menstrual, entre otras molestias.