En primavera muchas personas acusan más cansancio de lo habitual. Este fenómeno se conoce como astenia primaveral. Podemos hacer muchas cosas para recuperar la energía, aunque apostar por una alimentación saludable puede ser una excelente idea para lograrlo.

En este artículo te animamos a tomar vitaminas para el cansancio a través de 6 alimentos de temporada que son campeonas en estos nutrientes. 

Vitaminas para el cansancio 

¿Pueden las vitaminas contrarrestar el cansancio? Aunque no solemos sufrir déficits vitamínicos, hay síntomas inespecíficos, como el cansancio o la apatía, que sí pueden tener su origen en dosis insuficientes de vitaminas.

El motivo de que las vitaminas contribuyan a contrarrestar el cansancio es que ayudan al organismo a funcionar bien. El cuerpo necesita utilizar el oxígeno en miles de reacciones, como por ejemplo en la respiración celular –que proporciona energía– y al hacerlo se que produce unas "sustancias de desecho", algunas de ellas denominadas radicales libres. Estas sustancias pueden producir efectos nocivos en el organismo. Las vitaminas son antioxidantes que ayudan a neutralizar y desactivar estas sustancias tóxicas que se conocen como "oxidantes".

6 alimentos de primavera con vitaminas para el cansancio

Las frutas y hortalizas de primavera  están cargadas de vitaminas y otros nutrientes que benefician a tu cuerpo. ¡Incluso algunos frutos secos están en esta época del año en su mejor momento

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1. Nectarina

Su piel lisa la distingue del melocotón, con el que está estrechamente emparentada.  

La nectarina no es un híbrido moderno, pues se cree que nació en China hace más de 2.000 años como una variedad de melocotón, del que ha tomado su nombre botánico (Prunus persica).

El nutriente más destacado de la nectarina es el betacaroteno o provitamina A, del que una pieza mediana de 150 g aporta 225 mcg, que satisfacen el 22% de las necesidades diarias de un adulto.

Su contenido en vitamina C es también significativo y 150 g cubren el 19% de los requerimientos diarios.

Asimismo, su 80% de agua y su 2% de fibra hacen de la nectarina una fruta muy recomendable.

Las variedades de carne amarilla suelen ser las más jugosas y dulces.

2. Lechuga romana

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2. Lechuga romana

Muy popular en España, la lechuga romana también es conocida como oreja de burro. Típica de primavera y verano, en esta época se convierte en la protagonista de multitud de ensaladas.

Es alargada y bastante grande, de corazón tierno y crujiente.

Resulta muy vitamínica, pues está bien provista de vitaminas A (19 mg/100 g), C (17 mg), K (308 mcg) y ácido fólico (18 mcg). También aporta potasio, calcio y fósforo.

Es preferible escoger los ejemplares de hojas más oscuras, y eliminar sólo las exteriores, que son las más estropeadas y las que reciben más plaguicidas.

Para aprovechar todos sus nutrientes lo mejor es enjuagarla bajo el grifo más que dejarla en remojo.

3. Cacahuetes

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3. Cacahuetes

Son un regalo para para el paladar y tienen también un interesante valor nutricional.

Por su riqueza en grasas insaturadas, las llamadas "de calidad", contribuyen a la salud del sistema cardiovascular.

Resultan asimismo una valiosa fuente de ácido fólico (40 mcg/100 g), especialmente indicado antes del embarazo, y proporcionan buenas cantidades de vitamina E (20 g cubren el 5% de ]as necesidades diarias de un adulto) y vitamina B1.

Junto con las pipas de girasol, los cacahuetes son el fruto seco más rico en proteínas (26%), pero dada su alta proporción de grasas (48%) y calorías (571/100 g), no conviene abusar de su consumo y podrían resultar indigestos.

Se suelen comer tostados, como aperitivo o tentempié, pero sus posibilidades son mucho más amplias y se adaptan a ensaladas, salsas y platos de pasta o arroz, además de pasteles

4. Calabacín

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4. Calabacín

Hortaliza de verano, a pesar de que se puede encontrar en los mercados durante todo el año, es en primavera cuando empieza la temporada natural del calabacín.

Primo de la calabaza, adopta diferentes tamaños y formas dependiendo de la variedad, pero suele ser más apreciado el pequeño.

Muy bajo en calorías (19/100 g), es rico en agua (93%) y destaca por su contenido en vitamina C (16 mg/100 g), vitamina A (58 mg) y potasio (200 mg).

El calabacín, diurético y digestivo, se puede degustar crudo en ensaladas pero también frito, cocido o como ingrediente de sopas y cremas.

5. Melón charentais

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5. Melón charentais

Pequeño y fragante, el melón Charentais es una variedad francesa cultivada en la Provenza que madura ya en primavera.

Tiene una corteza rugosa verde pálido, cubierta como por finos bordados filiformes, y cuando está en su punto desprende un delicado aroma dulce. Su pulpa anaranjada delata un alto contenido tanto en betacaroteno, precursor de la vitamina A, como en vitamina C (83 mg/100 g).

Además, 250 g de melón cubren el 40% de las necesidades diarias de ácido fólico. Los melones tienen un alto contenido en agua (86%), por lo que son poco energéticos (53 calorías/100 g).

Muy apetitosos como entrante, los Charentais también son protagonistas de jugosas ensaladas de frutas, cremas frías y originales postres.

6. Patatas

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6. Patatas

Alimento básico en la dieta americana y europea, la patata es una popular fuente de energía que, sin embargo, no aporta tantas calorías como se cree (71/100 g), salvo si se toma frita.

Hervidas o al vapor, 100 g de patatas aportan vitaminas C (el 67% de la que necesita un adulto al día), B1 y B6, además de minerales, principalmente selenio, potasio, flúor y hierro.

Son, además, ricas en hidratos de carbono (15 g) y muy digestivas.

Las primeras patatas de la temporada, las llamadas patatas nuevas, se empiezan a recolectar ahora, entre primavera y principios de verano.

De piel fina y alto contenido en agua, se han de consumir rápidamente antes de que se deterioren y pierdan sabor.

Las patatas dan consistencia a guisos y purés, pero también resultan exquisitas simplemente al horno, con un chorrito de aceite y una pizca de sal.