Al caminar descalza no solo experimentas una sensación refrescante, sino que entrenas los músculos de tus pies y les regalas un masaje. Pero estamos tan acostumbrados a la protección del calzado que muchas personas se preguntas si realmente es saludable enterrar los dedos en la arena o pasear por el prado sin zapatos. ¿No nos arriesgamos a resfriarnos o a acabar con alguna lesión?

¿Con qué frecuencia debes andar descalzo?

Caminar descalzo es la forma más natural de moverse. Siempre es buena idea quitase los zapatos y caminar descalzos. Tiene varias ventajas:

  • Los músculos del pie se entrenan y fortalecen.
  • Se estimula la circulación sanguínea.
  • Los pies reciben un masaje que estimula los puntos reflejos en la planta del pie, según los principios de la reflexología podal.
  • Si el suelo es de material conductor, se descarga la electricidad estática, lo que produce una serie de beneficios sobre la salud.

De esta manera se contrarrestas las consecuencias del uso de calzado. Muchos zapatos restringen demasiado la libertad de movimiento, lo que puede atrofiar los músculos del pie y la pierna.

Es beneficioso, incluso, correr descalzos, porque fortalece aún más los músculos. Al correr a pie desnudo lo hacemos con más cautela en cada caso, lo que favorece la propiocepción y autoconciencia corporal.

Si rara vez has caminado descalza o nunca lo has hecho, será mejor que vayas descalza solo durante media hora al día. Lo mismo vale decir para la carrera. De esta manera, poco a poco irás acostumbrando tus pies a la nueva forma de moverse y podrás aumentar el tiempo.

Si no tienes el pie curtido, las superficies duras y pedregosas no son una buena idea para comenzar. Es mejor empezar andando por suelos blandos (como el césped o la arena de la playa) e ir aumentando la dureza del terreno poco a poco.

Al ir descalzo se reduce la sensibilidad

Cuanto más caminas descalzo, menos sensibles se vuelven tus pies. Los desniveles del suelo, como piedras, palos u otros pequeños obstáculos endurecen las plantas de los pies y se forman callos protectores.

A los niños se les suele decir que el suelo está demasiado frío para caminar descalzo. Para no correr el riesgo de un resfriado, los padres les ponen pantuflas en lugar de dejarlos caminar descalzos. Esta precaución no es necesaria porque en general caminar descalzo fortalece el sistema inmunitario.

Las conocidas curas Kneipp también aprovechan el estímulo del frío y se basan en caminar descalzo para estimular la circulación, por ejemplo, al pisar el rocío o al realizar mini caminatas por la nieve recién caída.

Los hongos no son un problema si los pies están secos

Además del miedo a contraer un resfriado, muchos temen el pie de atleta o los hongos en las uñas cuando caminan descalzos. Sin embargo, este temor es en gran parte infundado, porque caminar descalzo protege contra una infección en lugar de causarla.

A los hongos de los pies o las uñas les gusta diseminarse dentro de los zapatos húmedos y calientes. Si, por el contrario, los pies se mueven descalzos, reciben aire fresco y se mantienen secos porque el sudor puede evaporarse rápidamente. Los pies con buena circulación sanguínea también son más resistentes contra una infección por hongos.

Los problemas aparecen cuando vamos descalzos en lugares húmedos y concurridos y luego los pies no se secan bien.

Caminar y correr descalzo de manera gradual

No abrumes tus pies al principio: los tendones, músculos y articulaciones deben acostumbrarse a los movimientos, que con completamente distintos a cuando vamos calzados.

También debes caminar descalzo primero sobre terrenos como césped o arena y atreverte paso a paso a pisar superficies más duras e irregulares como caminos de tierra, grava o rocas.

Trotar o correr descalzo es solo para "usuarios avanzados", porque los pies sufren mucho más estrés ​​al trotar que al caminar. Al principio es recomendable no correr más de un cuarto de hora sin zapatos.

Un paso intermedio entre el calzado y el ir descalzo consiste en llevar para correr zapatos "barefoot", también llamados "zapatos mínimos". Estos zapatos tienen una suela muy delgada y flexible y algunos modelos tienen un espacio para cada dedo, como si fueran guantes.

La sensación de caminar o correr descalzo o con un calzado mínimo se acerca bastante a correr descalzo, mientras que al mismo tiempo tus pies están mejor protegidos contra lesiones accidentales gracias a las suelas.

Pero incluso con zapatos "barefoot" no debes trotar tanto tiempo como si fueras calzado; debes respetar igualmente el periodo de adaptación y aumentar poco a poco el tiempo y el ritmo de la carrera, siguiendo tu intuición.