Los labios son nuestra sonrisa y una parte muy sensual de la cara. Con ellos acogemos los alimentos, nos expresamos y besamos. Parece como si su delicada piel fuera un reflejo de sus delicadas funciones.
Su fragilidad se debe, en parte, a que están formados por una epidermis muy fina y desprovistos de hipodermis, lo que los hace más vulnerables a los agentes externos.
Por el contrario, los labios tienen una gran red vascular, lo que les da su tono sonrosado y favorece la aportación de nutrientes y la regeneración de la piel.
Los labios necesitan cuidados adicionales para no secarse, porque al carecer de glándulas sebáceas y sudoríparas, así como de la membrana hidrolipídica que previene la deshidratación, son más vulnerables.
Tampoco poseen melanocitos, por lo que ni se broncean ni cuentan con protección frente al sol.
Además, están rodeados de numerosos músculos y fibras elásticas que hacen posibles sus movimientos casi continuos, imprescindibles para poder pronunciar bien. Estos movimientos hacen que la piel de esta zona envejezca rápidamente.
Para evitar las arrugas que se forman en las comisuras conviene ejercitar esos músculos que rodean los labios, y una forma de hacerlo es silbando un rato todos los días. También es importante evitar la costumbre de mordérselos y pellizcarse las pielecillas.
Cuidados de los labios: ¿qué necesitan?
Además, los labios requieren unos cuidados básicos especiales:
- Limpieza. Han de limpiarse a diario, sobre todo si se usa pintalabios. Puede emplearse un desmaquillador natural que no contenga sustancias agresivas, pues al aplicarlo tan cerca de la boca esas sustancias podrían pasar al aparato digestivo.
- Exfoliar. Los labios tienden a descamarse y agrietarse, en ocasiones hasta sangrar. Para evitarlo se puede realizar una exfoliación muy suave que elimine las pielecillas, aplicando algún exfoliante específico de labios o frotándolos suavemente con un cepillo de dientes de cerdas muy finas. Se eliminan las incómodas pieles que luego se resecan y la piel queda uniforme y sonrosada.
- Hidratar. Para protegerlos frente a la deshidratación es imprescindible emplear un protector labial que evite la desecación, nutra en profundidad y proteja del sol. Existen muchos productos en el mercado, generalmente en forma de barra o de bálsamos para aplicar con el dedo. Se trata de formulaciones oleosas de mayor o menor dureza.
- Los protectores labiales naturales o ecológicos incluyen ceras vegetales, aceites, miel, aceites esenciales y extractos de plantas regeneradoras.
- Si se opta por una fórmula convencional, conviene evitar derivados del petróleo como vaselinas, parafinas o siliconas.
Atención a los pintalabios
Conviene conocer sus posibles riesgos. Suelen estar compuestos por ceras duras, grasas sólidas, aceite de ricino, perfumes sintéticos, conservantes y pigmentos minerales y químicos que les dan el color.
Uno de los contaminantes que pueden contener es el plomo, considerado cancerígeno. Aunque este metal tóxico está prohibido como ingrediente cosmético, puede aparecer en cantidades muy pequeñas permitidas por la legislación.
En 2007 un estudio efectuado por una organización de consumidores de EE.UU. detectó que el 61% de las barras de labios analizadas contenían trazas de plomo, que hace que el color se fije más tiempo a los labios.
Aunque las cantidades son mínimas hay que pensar que, aplicadas cada día en una zona de entrada al aparato digestivo, pueden resultar nocivas a largo plazo por su efecto acumulativo.
Los mejores protectores naturales para los labios
- Cera de abejas: se emplea para dar consistencia al bálsamo y por su elevado poder cicatrizante.
- Manteca de karité: ofrece una gran protección a la piel frente a los agentes externos y el sol. También suaviza, nutre, activa la regeneración cutánea y evita la formación de estrías labiales.
- Miel: además de nutrir en profundidad y suavizar la piel, posee un efecto balsámico y cicatrizante.
- Aceite de caléndula: tiene propiedades epitelizantes, cicatrizantes y emolientes. Está especialmente indicado para el tratamiento de herpes o pupas labiales. Aunque sean de origen vírico, mejoran con estos bálsamos, pues este actúan como antiinflamatorio, antivírico y cicatrizante.
- Aceite de germen de trigo: como fuente natural de vitamina E, es adecuado en el tratamiento de labios descamados y agrietados, ya que acelera su regeneración.