Acudir a un balneario siempre que sea posible es una forma incomparable de ganar salud, pero en casa también podemos regalarnos un tiempo para mimar nuestro cuerpo (desde el pelo hasta los pies) y nuestro espíritu, haciendo un alto en el camino para la relajación y la reflexión.

Te contamos seis formas de masajear y cuidar tu cuerpo sin necesidad de salir de casa. ¡Toma nota!

1. Masaje con mascarilla para cara y pelo

Las posibilidades para comenzar tu particular sesión de cuidados son infinitas pero una buena opción es hacerlo por el cabello y el rostro.

Tras lavarte el cabello con un champú neutro, a ser posible con ingredientes naturales, puedes aplicarte una mascarilla regeneradora.

Si quieres elaborarla en casa, mezcla 50 ml de aceite de almendras dulces con 10 gotas de aceite esencial de romero, 10 gotas de aceite de lavanda y 5 gotas de aceite de sándalo.

Masajea bien el cuero cabelludo con ella, envuelve el pelo en una toalla, déjala actuar un buen rato y lávate la cabeza de nuevo.

Para limpiarte la cara en profundidad resulta también todo un placer elegir concienzudamente los productos que se van a emplear o incluso elaborarlos uno mismo.

Puedes comenzar por eliminar los restos de maquillaje o suciedad aplicándote una crema limpiadora y retirándola con un algodón mediante pequeños y suaves movimientos circulares. Lávate la cara y el cuello con agua fría y sécate sin frotar.

Para la exfoliación puedes recurrir a una crema ya preparada o improvisar una pasta granulada mezclando una cucharada de yogur, otra de copos de avena triturados y otra de muesli.

Aplícatela con movimientos circulares, retírala con agua templada y sécate.

Posteriormente puedes aplicarte un tónico facial suave mediante un pulverizador.

Beneficios:

Aparte de ayudarnos a eliminar impurezas y a nutrir la piel y el cabello en profundidad, haciéndonos experimentar una mayor sensación de limpieza y comodidad, nos vemos obligados a centrar la atención en nuestra cara, el espejo del alma.

Nos tomamos un tiempo para observarnos y también para estar por nosotros y mimarnos.

2. Automasaje facial relajante

La cara es una de las zonas corporales donde más se reflejan la tensión y el cansancio acumulados.

Por ello automasajearnos el rostro mediante suaves movimientos en el rostro, la nuca, el cuero cabelludo y los hombros relaja de forma considerable tras un día intenso, sobre todo antes de irse a dormir, tras un baño.

  1. Pon los tres dedos centrales de la mano sobre cada ceja. Cierra un poco los ojos y respira profundamente unos segundos.
  2. Luego sitúa los dedos corazón a cada lado de la parte superior del puente de la nariz, entre las cejas, y ve siguiendo la línea de las cejas, masajeando la zona con pequeños movimientos circulares hasta llegar a las sienes.
  3. Presiona un momento y haz el camino de vuelta hacia la frente, aunque masajeando con los dedos algo más arriba. Vuelve a desandar el camino hasta las sienes.
  4. Repítelo yendo cada vez más arriba, hasta llegar a la línea del nacimiento del pelo, y continúa por ella hasta la nuca con el mismo movimiento circular.
  5. Desde allí sigue la columna dibujando los mismos círculos con un dedo a cada lado (puedes aumentar la presión). Realiza los mismos movimientos desde la frente hasta la nuca atravesando en línea recta el cuero cabelludo. Puedes emplear dos o tres dedos y cubrir un área mayor.
  6. Finalmente, masajéate toda la cabeza con la mano entera como si te estuvieras amasando el cuero cabelludo.

Beneficios:

Nos hace tomar una mayor conciencia corporal, nos relaja profundamente y suaviza la expresión facial.

Puede ayudarnos a trabajar emociones como la ira, el miedo, la tristeza o la decepción encerradas en los músculos faciales.

4. Masaje de arcilla y lodo para cuidar la piel

La arcilla y los lodos (los más populares respectivamente son la arcilla verde y los lodos del Mar Muerto), ricos en minerales y oligoelementos, se secan sobre la piel y absorben las impurezas y el exceso de grasa.

A medida que se vuelven más rígidos, la sangre es empujada hacia la superficie, estimulando la circulación.

Por otra parte, retienen el calor, por lo que hacen sudar al organismo, lo que contribuye a aumentar el efecto purificador, y permiten el intercambio de compuestos orgánicos en los tejidos.

Este tratamiento permite jugar a ser niños, manchándose y manipulando un elemento vivo como es la tierra.

Lo ideal es hacerlo en el baño o en una habitación cálida de la casa. Puedes adquirir la arcilla o los lodos en un herbolario, farmacia o tienda de cosmética natural, y mezclarlos con agua en un recipiente según las indicaciones del producto.

Si dispones de un quemador de aceite esencial puedes verter en su cuenco unas gotas de aceite esencial de eucalipto para crear un ambiente más agradable.

Luego, puedes aplicarte la arcilla o el barro (lo que prefieras) por todo el cuerpo, con un masaje desde los pies hasta el cuello, y envolverte con una toalla vieja para relajarte durante 15 minutos.

Puedes sentarte en una silla o estirarte en una camilla (envuelta en plástico, para no ensuciarla). Puedes eliminar la arcilla o el barro con una ducha de agua caliente que acabe con agua muy fría.

Conviene secarse sin frotar, vestirse un albornoz, hidratarse con agua mineral o algún zumo de frutas natural y relajarse unos 20 minutos.

Beneficios:

Tanto la arcilla como los lodos poseen propiedades antiinflamatorias, astringentes y purificantes, por lo que resultan especialmente útiles para eliminar toxinas, tratar problemas cutáneos (acné, eccemas o psoriasis), el reúma y la artritis.

Por su capacidad drenante se utilizan asimismo para eliminar la celulitis.

El tratamiento corporal debe evitarse en caso de embarazo, problemas de tensión o coronarios.

5. Cepillado en seco con ducha de contraste

Cepillarse en seco el cuerpo antes de tomar una ducha es la mejor manera de empezar el día: el cuerpo se calienta y se estimula la circulación sanguínea y linfática, lo que ayuda al organismo a deshacerse de las toxinas y ganar vitalidad.

Puedes utilizar un cepillo de cerdas naturales con mango o un guante de crin.

Cepíllate enérgicamente empezando por la planta del pie derecho y siguiendo por la pierna en sentido ascendente hasta el glúteo. Luego continúa por el pie izquierdo, repitiendo los mismos movimientos.

Pasa a cepillarte la espalda y sigue por el brazo derecho, de la mano al hombro, y luego por el brazo izquierdo. Cepíllate el abdomen con suavidad, en el sentido de las agujas del reloj, y prosigue por el pecho y el cuello, en dirección al corazón y con presión moderada.

Al finalizar el cepillado dúchate con agua entre tibia y caliente de dos a tres minutos.

Cambia al agua fría progresivamente dejando que se deslice por todo el cuerpo entre medio minuto y uno. Puedes alternar hasta tres veces para acabar con agua fría.

Sal de la ducha, envuélvete en una toalla caliente, sécate dándote palmaditas y vístete de inmediato.

Descansa cinco minutos al menos.

Beneficios:

Estimula la circulación y el drenaje linfático. Además, limpia la piel en profundidad y le da luminosidad, tonifica la musculatura y aumenta las defensas del organismo.

La alternancia entre agua fría y caliente despeja y ayuda a sentirse más vital.

6. Pediluvio (masaje con cantos rodados)

Para recrear la sensación y las virtudes terapéuticas de los pediluvios de los balnearios, podemos hacernos con cantos rodados en alguna salida a la montaña.

Se llenan dos recipientes amplios con agua hasta arriba de todo: uno con agua fría (15-18º C) y otro con agua caliente (38-39º C). En la base del recipiente frío se depositan los cantos rodados.

Sumerge los dos pies en el agua caliente durante tres minutos y luego en el del agua fría, pisando los guijarros durante un minuto. Repite la operación al menos tres veces.

Al acabar sécate los pies, ponte unos calcetines de lana y reposa en la cama media hora, si puedes.

Cómo nos beneficia:

Activa la circulación sobremanera y, al ir acompañado del masaje en los pies con los cantos rodados, repercute de forma refleja en el bienestar de todo el organismo.