El consejo que se repite una y otra vez es sobre la necesidad de ducharse rápidamente, en cinco minutos o menos, y lo hacemos pensando en el ahorro de agua, un bien escaso y cada vez más caro. Pero existen otros aspectos sobre los que ni siquiera nos detenemos a pensar. Estos son los 7 errores más comunes que cometemos al ducharnos.

1. Ducharse con agua demasiado caliente

Especialmente en los días fríos no hay nada que siente mejor que una ducha caliente. Pero cuidado, las temperaturas demasiado altas, alrededor de los 40 grados, provocan que nuestra piel se reseque y que tienda a la formación de eczemas.

El agua caliente elimina demasiada película grasa natural de la piel. Si se produce vapor de agua cuando te duchas, es una clara señal de que la temperatura del agua es demasiado alta. Es mejor que tomes una ducha tibia. No conviene que la temperatura del agua esté más allá de los 35 grados.

Y si puedes, termina con una rociada de agua fresca para estimular la capacidad de adaptación de tu organismo.

Por otra parte, ten en cuenta que cada grados de temperatura incrementa tu factura energética.

2. Ducharse demasiado rato

Hay una premisa que se ha de mantener a la hora de ducahrase, cuando más a gusto estés bajo el chorro es el momento para detenerse. La regla de los 5 minutos no la cumple casi nadie, pero no te pases de los 10 en ningún caso.

Cuanto más te duches, más se secará tu piel porque con cada segundo enjuagarás más capa protectora de grasa de la superficie de la piel. Los microorganismo patógenos tendrán más facilidad para penetrar en la piel.

3. Lavarse la cara en la ducha

Por supuesto, también se puede uno lavar la cara en la ducha, pero no es necesario ni recomendable. El agua con la que te lavas el cuerpo es demasiado caliente para la piel sensible de tu rostro.

El resultado puede ser enrojecimiento, irritación y envejecimiento prematuro de la piel. Los productos de cuidado que usas para tu cuerpo tampoco son adecuados para tu cara. En su lugar, usa un gel de lavado u otro producto que esté especialmente formulado para la piel del rostro, y lávala después de ducharte.

4. Ducharse con agua demasiado dura

¿No sabes la dureza de tu agua? Entonces ahora es el momento de averiguarlo (tu proveedor de agua o tu ayuntamiento te informarán sobre el grado de dureza). En cualquier caso, si el agua deja manchas y depósitos en la grifería es que es dura.

El agua demasiado dura puede dañar el cabello y la piel. La alta proporción de minerales no solo se deposita en los electrodomésticos, sino también en la piel, lo que puede provocar eczema. Una alta concentración de iones de calcio y magnesio también hace que el cabello se vuelva opaco y sin brillo.

5. No limpiar la maquinilla de afeitar

Una inocente maquinilla de afeitar puede estar llena de bacterias. Les gusta multiplicarse en su superficie si se queda en la ducha húmeda. Así que limpia tu afeitadora con agua bien caliente después y antes de cada uso para prevenir la inflamación y la infección.

Cuando hayas terminado de rasurarte, saca la cuchilla de la ducha, déjala secar adecuadamente y guárdala para la próxima vez. Las hojas de afeitar también deben reemplazarse regularmente para evitar lesiones.

6. Exagerar la limpieza de las zonas íntimas

Se requiere especial precaución en la zona íntima, ya que es muy sensible a la mayoría de los geles de ducha. La picazón y el ardor son a menudo el resultado.

Debido a que la flora íntima se altera permanentemente, también eres más susceptible a infecciones fúngicas desagradables u otras enfermedades.

Es mejor usar agua tibia sin jabones para no desequilibrar el valor de pH especial en la zona íntima. Es custión de acostumbrarte a ello pero tanto tu zona íntima como tu bolsillo te lo agradecerán.

7. Frotarse con una toalla al secarse

No solo es importante la forma en que nos duchamos, también hay algunas reglas a seguir cuando nos secamos. ¿Te secas rápidamente y vigorosamente con una toalla? ¡Por favor no lo hagas!

Este gesto no es bueno para la piel, que todavía está sensible debido al agua tibia y al gel de ducha. Es mejor secarse con ligeros y suaves toques o mejor aún, envolver la toalla alrededor del cuerpo y dejar que tu piel se seque al aire.