Dice el mito que Afrodita ("surgida de la espuma de las olas") nació en las costas de Chipre. Así la pintó también Botticelli en El nacimiento de Venus.

Quizá desde entonces asociamos la belleza femenina con el mar. Los modernos centros de talasoterapia y los cosméticos de origen marino refrendan esa tradición.

Y es que el agua salada y el ambiente marino tienen tantas cualidades que sus beneficios sobre el organismo se reflejan por dentro y por fuera.

Entre los muchos recursos con que las costas obsequian al ser humano, las algas son uno de los más destacados y también en su caso los beneficios que aportan a la piel resultan extraordinarios.

Propiedades y usos de las algas para la piel

Las algas son plantas acuáticas presentes en aguas tanto saladas como dulces e incluso en áreas muy húmedas. Son ricas en minerales, vitaminas y oligoelementos que adquieren tanto del medio en el que habitan como gracias al Sol. No es de extrañar que hoy sean tan populares, ya que resultan muy útiles para mejorar el aspecto y la salud de la piel, y algunas tienen texturas muy agradables.

Existen más de 25.000 especies de algas, aunque para uso humano, tanto en alimentación como en cosmética, se utilizan apenas un par de decenas.

Pese a que las algas se consumen como alimento desde hace siglos, sobre todo en países asiáticos, la industria cosmética internacional no hizo uso de ellas hasta mediados del siglo pasado.

Las pioneras fueron las empresas de cosmética francesas, que comenzaron a usar las de la costa de Bretaña, de aguas muy frías. Debido a ello son las más apreciadas actualmente, aunque las algas de otras costas, incluidas las nuestras, también tienen propiedades nutritivas y cosméticas importantes.

Puede que alguna vez hayas visto a alguien frotarse las piernas con algas en la playa, haciendo hincapié en la zona de las "pistoleras" y las pantorrillas. Además de aprovechar el efecto exfoliante del roce de las algas, es una forma de aplicarse una gran cantidad de minerales y vitaminas directamente sobre la piel a la vez que se estimula la circulación de esas zonas más difíciles.

Pero cada una de las algas que se utilizan en cosmética tiene, además, sus propiedades específicas y pueden ser más adecuadas o menos para unos tipos de piel u otros.

Las algas más utilizadas en cosmética

Las algas se dividen en dos grandes categorías, las microalgas, que son unicelulares como el plancton, y las macroalgas, que son plantas más complejas.

Dentro de las macroalgas se incluyen las algas verdes, que se encuentran cerca de la superficie del mar; las algas rojas, que habitan en profundidades medias; y las algas pardas, que están en zonas muy profundas donde apenas llegan rayos solares.

Mientras que en la cocina las más comunes son las algas kombu, kuzu y wakame, en cosmética se usan sobre todo el fucus(Fucus vesiculosus), la laminaria(Laminaria digitata), la coralina(Corallina officinalis) y el musgo de Irlanda (Chondrus crispus).

  • Fucus: es un alga parda con hojas de color verde azulado salpicadas por una especie de ampollas. Además de clorofila y carotenos, esta alga es rica en alginatos (utilizados como espesantes). Tiene propiedades sobre todo emolientes, por lo que se utiliza para el tratamiento de pieles sensibles o secas.
  • Laminaria: es un alga de color marrón claro con forma de hojas alargadas y un tacto maleable pero firme. Yodo, calcio, hierro y azufre son algunos de sus componentes. Además tiene propiedades emolientes y ejerce un efecto reafirmante, adelgazante y reductor, por lo que se utiliza sobre todo para tratamientos anticelulíticos. El yodo de esta alga también tiene un efecto esterilizante y ayuda a la buena cicatrización de la piel.
  • Coralina: es un alga roja que sobre la piel tiene una acción vasoconstrictora, por lo que se suele utilizar en tratamientos para la cuperosis, una dilatación de los capilares que produce extremada sensibilidad y rojez en la piel.
  • Musgo de Irlanda: se trata de un alga roja que habita en la zona norte del océano Atlántico. Contiene carrageninas, con las que se obtiene un extracto gelatinoso que funciona como estabilizador y emulsionante y que ayuda a conseguir una textura gelatinosa en diferentes productos cosméticos.

Emplear productos cosméticos con estas y otras algas es una gran apuesta para la belleza y salud de la piel, ya que las algas le proporcionan brillo y elasticidad, además de nutrirla y reafirmarla.

Sin embargo, el mero uso de algas en un cosmético no lo hace natural, por lo que no hay que dejarse engañar por la publicidad que aprovecha que este ingrediente está de moda.

Baño de algas para hacer en casa

Este baño de agua salada y algas, que se puede preparar fácilmente en casa, permite aprovechar todos los beneficios del agua de mar sin pisar la playa.

Solo se necesita una tela fina (tipo estopilla), cordón, 100 g de alga dulse deshidratada y 50 g de sal marina gruesa:

  1. Pon algas sobre la estopilla, forma una bolsita y átala con el cordón. Después, pon a hervir un cazo de agua y la bolsita de algas 15 minutos a fuego lento.
  2. Cuando esté listo, vierte el agua de algas, bolsita incluida, al agua de baño. Vierte la sal y remueve para disolverla.
  3. Ahora relájate en la bañera y deja actuar a los minerales de la sal y las algas. Después elimina los restos de sal con una ducha rápida e hidrátate la piel.

Se desaconseja este baño si se tienen problemas de tiroides, pues las algas son ricas en yodo.