Depilarse o no es una decisión muy personal. Es obvio que nos influyen los cánones estéticos dominantes en nuestra sociedad, pero estos son cambiantes –¿cuántos hombres se dejaban barba hace unos años– y siempre existen personas que deciden ir contracorriente.

En cuanto a la salud, eliminar el vello no es perjudicial porque en el ser humano sus funciones, de regulación de la temperatura corporal y protección de la piel, tienen poca importancia. Otra cosa es el método de depilación.

Láser vs. luz pulsada

El láser es seguramente el más polémico. La energía del láser se dirige a la melanina y quema literalmente el pelo hasta la raíz, pero puede provocar enrojecimiento, quemaduras, hiperpigmentación y dolor, sobre todo en personas de piel oscura o pelo claro.

Además se desaconseja antes de que termine la pubertad: el vello no ha acabado su desarrollo y el resultado puede no ser aceptable.

La luz intensa pulsada es similar (muchos lo confunden con el láser), más adecuada para personas de piel oscura o vello claro. Esta tecnología es la que se utiliza en los aparatos de depilación definitiva para usar en casa. Precisa más sesiones, pero es menos agresiva porque la energía que se precisa es menor.

Ambos métodos debieran, en cualquier caso, usarse bajo control de un dermatólogo que pueda valorar contraindicaciones, decidir dosis e intensidades y tratar posibles complicaciones.

Láser y luz intensa pulsada se venden como métodos "definitivos", pero sería mejor decir "duraderos", pues precisan varias sesiones iniciales y un mantenimiento anual.

Depilación no agresiva

La alternativa a los métodos tecnológicos son la cera y la maquinilla.

Con la cera caliente hay que ser cuidadoso, pues es fácil quemarse; la fría es más segura. Descartamos las cremas depilatorias, pues son productos químicos agresivos y además pueden producir reacciones alérgicas; en la piel joven están especialmente contraindicadas.

El sugaring es una opción muy interesante. En lugar de cera se aplica una mezcla de agua, azúcar y zumo de limón. Requiere más tiempo que la cera (algo más de media hora para cada pierna), pero resulta menos dolorosa, menos agresiva con la piel y bastante eficaz.

El método más sencillo, aunque también el menos duradero, es el afeitado. Actualmente existen maquinillas muy eficaces que se adaptan muy bien al recorrido sobre las formas femeninas.