La bruma facial o "facial mist" es un producto cosmético que se pulveriza sobre el rostro y el cuello para hidratar la piel y dejarla tersa y suave. Es una idea muy refrescante, porque se pueden llevar en el bolso para utilizarlas cuando nos sentimos acaloradas, pero existen brumas con diferentes objetivos. 

Es una solución líquida y ligera elaboradas a base de hidrolatos o aguas florales, extractos de plantas y aceites esenciales. Dependiendo de los ingredientes que encontremos en su composición, aportan diferentes beneficios a la piel, pero su función por antonomasia es la de refrescar y descongestionar el rostro.

¿Cómo se usa la bruma facial?

En general, las brumas son ligeras y de fácil absorción. Para aplicarlas, se cierra los ojos y se coloca el spray a unos 20/30 centímetros de la cara y el cuello.

El uso común, más allá de refrescarse de tanto en tanto, es como alternativa al agua del grifo para limpiarse la cara sin cloro, minerales ni otros residuos. 

  • También se pueden aplicar con ayuda de unos discos de algodón empapados en el producto, pero, de esta manera, se pierde ese efecto de rociado refrescante sobre la piel, tan interesante en este tipo de productos.
  • Luego se deja secar de forma natural sobre el rostro, por evaporación.
  • Agitar antes de usar. Si la bruma elegida contiene partículas dispersas en su interior, como plantas, flores o incluso gemas, se ha de agitar antes con suavidad para que se activen e integren las propiedades de los ingredientes.

Antes de la crema hidratante

La bruma se puede aplicar después de lavarse la cada para preparar la piel antes de aplicar un sérum o una crema hidratante. La bruma no puede sustituir estos productos, pero favorecerá que el tratamiento resulte aún más hidratante, antiinflamatorio y descongestionante. 

Tipos de brumas faciales

Existen brumas iluminadoras, antienvejecimiento o con propiedades reafirmantes, que se pueden aplicar después del maquillaje para aumentar su duración, consistencia y resistencia. 

Antiacné y anticontaminación

Se pueden encontrar, incluso, brumas para evitar la aparición de granos o anticontaminación, que intentan contrarrestar los efectos de los gases y las partículas que ensucian el aire de la ciudad con las propiedades antioxidantes de los extractos de plantas como el té verde. También pueden contener nutrientes como las vitaminas C, B3 y B5.

Ingredientes que conviene evitar

Algunas brumas incluyen protección solar. Resulta muy práctico pulverizarse, pero hay que asegurarse de que el filtro es físico, no químico, para reducir el riesgo de efectos secundarios (muchos filtros químicos poseen actividad hormonal).

Otros ingredientes innecesarios son los perfumes sintéticos (parfum), las siliconas (cyclomethicone, dimethicone, dimethiconol, cyclopentasiloxane, amodimethicone, siloxane, etc.) o el alcohol (isopropyl alcohol, alcohol denat, etc.). Conviene repasar la lista de ingredientes para comprobar si están presentes o no.

Ingredientes naturales

La mayoría de brumas contienen ingredientes hidratantes y calmantes como el ácido hialurónico o la glicerina, que pueden encontrarse en los productos naturales o ecológicos. Otros ingredientes naturales frecuentes son el alore vera o los aceites de jojoba y argán.

Esencias para descongestinar

Con este fin me gusta encontrar entre sus ingredientes hidrolatos de lavanda, manzanilla, extracto de caléndula calmar la piel o aguas de manantial purificadas, capaces de reducir el enrojecimiento y aportar confort.

Esencias energizantes y revilizadoras

Sin embargo, cuando busco un efecto energizante y revitalizador me inclino por activos como las esencias de cítricos.

Dentro de estas esencias cítricas, las del limón, la mandarina, el pomelo, la bergamota o la naranja, además de resultar vigorizantes, actúan como aliadas del buen humor y la creatividad.

Son muchos los estudios que avalan el uso de este tipo de esencias como potenciadoras de la comunicación, las relaciones y la inspiración en los entornos de trabajo. Esto se traduce no solo en una mejora del rendimiento laboral sino en el bienestar y la reducción del estrés de los trabajadores.

Todo esto nos indica que la difusión de una bruma puede actuar mucho más allá del nivel cutáneo. Es lo que promueve la cosmética integrativa y holística.

¿Cuándo se utilizan las brumas faciales?

1. Al maquillarte

Las brumas son útiles antes y después de una sesión de maquillaje. Funcionan tanto preparando la piel como fijando el maquillaje, para que se mantenga intacto durante más horas.

2. Cuando haces deporte

También resultan interesantes a la hora de practicar deporte o tras una sesión de entrenamiento, ya que ayudan a prevenir la oxidación y los efectos de los radicales libres.

3. En ambientes secos

En espacios con poca ventilación o, en invierno, cuando se usa la calefacción, ayudan a evitar la sensación de sequedad y tirantez.

4. En verano

Y, por supuesto, cuando aprieta el calor resultan muy refrescantes. De hecho, se pueden usar en cualquier momento en que se sienta que se necesita reavivar la piel.