Cuando se lleva toda la vida usando un champú al uso, cuesta renunciar a sus «efectos especiales», pero el uso diario de un champú convencional va minando el equilibrio natural del cabello. Los champús naturales para el cabello, en cambio, lo nutren y mejoran día a día hasta devolverle su equilibrio.

Pasarse a un champú natural: ¡cuestión de paciencia!

Marta se ha informado sobre las ventajas de los cosméticos naturales y ecológicos, ha comprado su primer champú y está deseando ver los resultados espectaculares. La afinidad de los ingredientes de un champú natural con la piel y el cabello permiten cuidar sin dañar, lo que favorece la hidratación y la regeneración.

Pero al lavarse el pelo con su nuevo champú natural, a Marta le entran dudas. Le inquieta que su melena no se llene de espuma como de costumbre. Tras secarse, el aspecto tampoco le convence: no tiene el volumen ni el brillo que le gustan. Los resultados no son inmediatos, así que decide que volverá a su champú de toda la vida. Al fin y al cabo no debía de ser tan malo si su pelo quedaba bonito…

El caso de Marta se repite en demasiadas ocasiones y contribuye a difundir el mito de que los cosméticos naturales y en especial los champús no son tan eficaces. El problema es que Marta no sabía que debía tener paciencia. Estaba acostumbrada al efecto inmediato de su champú convencional: en un solo lavado, los ingredientes grasos de origen mineral construían una capa brillante alrededor de cada cabello.

El engañoso efecto de los derivados del petróleo

Los ingredientes milagrosos de la cosmética convencional son siliconas y derivados del petróleo con nombres como: «silicone», «mineral oil», «cera microcristalina», «paraffinum liquidum », «dimethicone»…

Son grasas ajenas a la estructura del cuero cabelludo, tan saturadas como las de una hamburguesa, y no cuidan ni protegen el cabello. Al contrario. La parafina, por ejemplo, no se disuelve en agua, impermeabiliza el cabello y lo reseca.

Cómo corrige este problema un champú natural

Ante un pelo que ha sufrido este cuidado, el champú natural debe primero eliminar los restos de esos ingredientes químicos –y no basta un solo lavado– y luego favorecer la regeneración del cabello. Pero un pelo castigado durante años con productos agresivos necesita un tiempo para «desintoxicarse». Pueden pasar semanas hasta que se vean resultados. Y su aspecto bello y sano no será solo una mera apariencia como antes.

Los champús naturales son aconsejables en todo tipo de cabello. Además de mejorar su estructura y apariencia, ayudan a regular la producción sebácea y evitar el exceso de grasa o sequedad.

Evita parabenos y detergentes

Junto a los ingredientes mencionados, los champús convencionales contienen conservantes sintéticos como los parabenos (empiezan por «methyl-», «ethyl-2», «propyl-» y «butyl-» y acaban en «paraben»). Estos compuestos llegan a la sangre y se almacenan en el tejido graso, desde donde ejercen un efecto estrogénico (hormonal femenino). Además se han hallado en el tejido afectado por cáncer de mama.

Muchas marcas, incluso convencionales, han renunciado voluntariamente a su uso. De hecho, en los productos con certificación natural o ecológica están prohibidos.

En los champús convencionales también son comunes detergentes tensioactivos sintéticos como el lauril sulfato de sodio («Sodium laureth sulfate»), responsables de la abundante espuma y también de irritaciones (y del riesgo de que se formen dioxinas cancerígenas al llegar a las aguas residuales).

En cosmética natural se usan sustancias más suaves y seguras. Por eso los champús naturales se indican especialmente cuando el cuero cabelludo sufre alguna afección dermatológica. Un argumento más a favor de su efecto beneficioso en general.